Desde el pasado viernes 14 de diciembre se expone en Faro Arte Contemporáneo la muestra “Sexo, imagen y algoritmos”. A través de un montaje transdisciplinar, el artista expone los avances de una investigación que evidencia el resurgimiento de paradigmas científicos arcaicos al alero de las nuevas tecnologías.
Los vínculos actuales entre sexualidad, imagen y tecnología son el foco que el artista Felipe Rivas San Martín viene investigando desde hace año y medio en la Universidad Politécnica de Valencia, en España, donde realiza el doctorado en Arte. Parte de esa investigación y producción artística se expone en Faro Arte Contemporáneo, bajo el alero de Factoría de Arte Santa Rosa.
La exposición de Rivas se centra en los efectos que está teniendo el proceso de informatización cultural en la vida humana, específicamente en la sexualidad contemporánea, denunciando proyectos informáticos que bordean los límites de la ética: “he analizado ciertos proyectos científicos que parecen sacados de Black Mirror, como el del algoritmo que reconoce la orientación sexual en base al rostro humano, desarrollado en 2017 por académicos de la Universidad de Stanford”, explica el artista.
Estos proyectos científicos replican las mismas lógicas que sirvieron para la patologización médica de la homosexualidad en el siglo XIX: “Creíamos que esos discursos estaban obsoletos, pero hoy resurgen y se legitiman con las tecnologías informáticas y la inteligencia artificial”.
Este caso fue abordado en la residencia que el artista realizó en Río de Janeiro, Brasil, entre mayo y junio de 2018, en el centro de arte Despina, donde pudo comprobar que estos nuevas técnicas biométricas para la identificación sexual tenían antecedentes antiguos, como los estudios antropométricos que habían sido realizados en más de 200 sujetos homosexuales en el Brasil de principios del siglo XX, estableciendo una relación genealógica entre las tecnologías del pasado y las del presente.
“Estamos viviendo una transformación similar a la revolución industrial. Se trata de la revolución algorítmica. La realidad está siendo traducida o reducida a datos que son administrados tecnológicamente por los estados, el mercado o las policías. Hay una dimensión informática de la realidad y también de la sexualidad que es abrumadora y que sin duda afecta nuestra manera de estar en el mundo. Un ejemplo de ello es lo que estoy analizando, los algoritmos que identifican orientación sexual a partir del rostro. Este fenómeno reciente se conecta con las técnicas usadas por la ciencia en el siglo XIX, como la atropometría, que a través de la fisonomía de las personas asociaba características piscológicas y sociales determinadas. En un principio los objetos de investigación fueron los delincuentes y luego las mujeres y los homosexuales, es decir los marginados, lo que denotaba una fuerte carga de racismo, clasismo, prejuicios de género. Uso el concepto de ‘homosexual data’ para hablar de esa continuidad informática entre las técnicas recientes y las de hace más de un siglo. Los sujetos marginados llevamos mucho tiempo siendo reducidos a un conjunto de datos”, reflexiona Rivas.
Este pensamiento disidente con la ciencia neoliberalizada, Rivas lo expresa a través de sofisticados dispositivos compuestos de diagramas, gráficos y todo lo que contienen los tradicionales papers que se usan para validar dichos documentos. En este contexto, la obra es una crítica a las investigaciones científicas y sus presupuestos ideológicos, provocando una relectura que las evidencia como herramientas del sistema para perpetuarlo.
Felipe Rivas San Martín (Valdivia, 1982), Magister en Artes Visuales de la Universidad de Chile. Actualmente vive y trabaja en Valencia, España, donde realiza el Doctorado en Arte de la UPV, como becario de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, CONICYT.
Vincula la producción artística y el activismo sexo-disidente con la investigación, la escritura y la curaduría, en asuntos relativos a arte, política y tecnologías, teoría queer, posfeminismo, performatividad, decolonialidad.
Desarrolla una producción in-disciplinaria relacionando pintura, dibujo, performance, video, a través de la imagen tecnológica, específicamente las interfaces gráficas de usuario (con el proyecto “Pinturas de interfaz”), los códigos QR (en el proyecto “Queer codes”).
Ha participado en muestras colectivas de arte en Chile, Argentina, Alemania, España, Perú, Colombia, Estados Unidos, Ecuador, México, Suiza, Serbia, Nicaragua y Francia. Obra suya se encuentra en las colecciones de Fundación AMA y el Museo de Arte Contemporáneo de Chile.
En 2002 funda el Colectivo Universitario de Disidencia Sexual, CUDS, espacio en el que participa hasta hoy. Ha sido director y editor de las revistas de temática queer Torcida (2005) y Disidenciasexual.cl (2009). Es coeditor (junto a Francisco Godoy Vega) del libro Multitud Marica (2018).
Es un proyecto colaborativo inédito en Chile de seis galerías de arte chilenas, destinado a dar vida a un valioso espacio de arte contemporáneo en un edificio habitacional del sector oriente de Santiago que pronto será demolido, rescatando así su memoria y el imaginario de una ciudad que va mutando. El proyecto se propone también constituir una plataforma del arte contemporáneo de América Latina en Chile. La idea es reivindicar un espacio urbano que desaparecerá, al igual de que las historias que allí se cobijaron.