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Mujeres artistas y sus Otras CULTURA|OPINIÓN

Mujeres artistas y sus Otras

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Samuel Toro
Por : Samuel Toro Licenciado en Arte. Doctor en Estudios Interdisciplinarios sobre Pensamiento, Cultura y Sociedad, UV.
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La gran mayoría de las veces, cuando se hace referencia a la otredad, al Otro, se generaliza lo que constituye la relaciones y encuentros; se objetiviza la alteridad, ya sea esta como deseo o rechazo (aunque en psicoanálisis el deseo contiene, también, la negación). En nuestras culturas, extremadamente capitalizadas, y, por ende, individualizadas, el Otro es el objeto del goce o del peligro, es una dicotomía básica. Es un objeto para ser utilizado o para ser considerado como una amenaza. Es necesaria parte de esta dialéctica básica para la constitución del Estado moderno centralista y eurocéntrico. Su particularidad sería algo así como la “empresa” familia con los roles determinados por la funcionalidad de las determinaciones del uso de las partes para un tipo de relación atomizada que auto-controla las subjetividades individuales y las convierte en subjetividades de sujetos complementándose con otros sujetos ajenos para el servicio del deseo, o para la resignación de rol (como ha sido el caso histórico de la mujer) que, inevitablemente, genera un  rechazo (aveces no inmediato, pero en progreso acumulativo).

[cita tipo=»destaque»]Es interesante e importante reflexionar, a partir de este proyecto, sobre los roles del cuerpo performativo de la Otra que se singulariza en cada artista, pues en el intento vivencial y plástico de “integración” del Yo y la Otra volvemos a las problemáticas de los principios del feminismo de mediados del siglo XX, donde el cuerpo de la mujer en el mundo, según Beauvoir, es una apropiación, indiscutiblemente, hoy, patriarcal.[/cita]

El 11 de enero se inauguró la muestra “Otra” del colectivo La Bora -conformado, en su totalidad, por mujeres- en la galería municipal de Valparaíso. La exposición aún se encuentra abierta al público hasta el 12 de febrero. Menciono esta muestra debido a la importante experiencia que intenta. El Otro pasa a ser La Otra. Este simple ejercicio de lenguaje abre un abanico de posibilidades para acercarse a la relación del “Otro” como singularidad; ahora es una Otra singular. La alteridad, aquí, pasa a constituirse en la relación directa que uno puede tener con la realidad y el cuerpo particular que se instala como esfuerzo de un Real. Ya no se presenta como dicotomía, sino como entrega. Las artistas convivieron (y supongo que lo siguen haciendo) con otra mujer, cada una con “una distinta”. Fueron esas Otras las que constituyeron el principio generador de la muestra. En este sentido, el ejercicio también nos emplaza a considerar y recordar que la constitución del Yo es a partir del Otro, en este caso La Otra. Esto me recuerda la fuerte y emotiva frase de parte del discurso de Hebe de Bonafini en la Plaza de Mayo en Buenos Aires a fines de los 70: “¡El Otro soy Yo!”.

Es interesante e importante reflexionar, a partir de este proyecto, sobre los roles del cuerpo performativo de la Otra que se singulariza en cada artista, pues en el intento vivencial y plástico de “integración” del Yo y la Otra volvemos a las problemáticas de los principios del feminismo de mediados del siglo XX, donde el cuerpo de la mujer en el mundo, según Beauvoir, es una apropiación, indiscutiblemente, hoy, patriarcal. El cuerpo de la mujer Otra sería lo que me fundamenta como totalidad masculina, pero el cuerpo de Otra con Otra no tendría límites en la autosatisfacción singular. Por el contrario, la Otra mujer, en tanto cuerpo, rebalsa de subjetividad singularizada a las Otras artistas en una relación común, donde el emplazamiento expositivo es una excusa para el aporte crítico/político del soporte de un mundo donde la estigmatización de los cuerpos y sus relaciones con otros se programan para constituir poder; un poder, finalmente sobre los Otros.

No me referiré a reflexiones particulares de la muestra, pues entraría en otro rol analítico/crítico. Lo que me interesa rescatar en esta breve columna son las contribuciones de las artistas y la curadora sobre el cuestionamiento de los roles que pueden inspirar un proyecto artístico, que también es extrapolable a toda investigación humanista, social, científica, etc. En las Otras y los Otros olvidamos sus cuerpos, por lo tanto sus vidas. El proyecto se concentra en revertir aquello para ir al encuentro recíproco de Otra, y que son ellas. Tan lejos y tan cerca, pero inseparablemente juntxs en este cosmos que no siempre pretende el orden analítico de las cosas y sobre lxs Otrxs.    

Samuel Toro. Licenciado en Arte. Candidato a Doctor en Estudios Interdisciplinarios sobre Pensamiento, Cultura y Sociedad, UV.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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