En el libro “Conversaciones con Sergio Meier” (Ediciones Universidad de Valparaíso, 2016, 236 págs.) escrito por Carlos Lloró, Meier –uno de los mayores exponentes del género fantástico en Chile- le comenta a éste que “escribir ciencia ficción en Sudamérica ya es bastante extraño. En castellano además, cuando toda la prosa hispanoamericana se distingue por un feroz naturalismo, y cuando lo más fantástico sería el realismo mágico (…) es algo completamente distanciado de los que se estila”, por lo que nos parecerá que escribir literatura fantástica en Araucanía sería derechamente una locura, cosa sostenible sólo si desconocemos que tan sólo a 30 kilómetros de Temuco, vivió en las onduladas lomas de Quintrilpe varios años el mítico Juan Emar, iniciado en las más diversas artes esotéricas, conocimiento que fundiera en la descomunal e imprescindible novela “Umbral”, obra de culto entre los que se embarcan, muchas veces sin regreso, en las naves gnósticas y ocultistas. Araucanía es lugar para lo fantástico.
[cita tipo=»destaque»]“Absolum”, novela coral y altamente simbólica nos muestra personajes intrigantes partiendo por el mismo Gonzalo Esigábal, quien intenta proporcionar las condiciones materiales para que un grupo de poetas pueda desarrollar su trabajo escritural sin las urgencias y obstáculos que nos proporciona la vida ordinaria y el cotidiano. [/cita]
Carlos Lloró, un verdadero erudito de la literatura nacional y universal, nos acerca en esta novela a los grandes misterios del comportamiento humano, en que las personalidades de los personajes se reflejan unos a otros en una especie de juego de espejos que multiplican exponencialmente las imágenes psicológicas que indaga nuestro escritor, el que esgrime como pocos la capacidad de romper con la linealidad del tiempo y del espacio, cuestión que nos sube en un tobogán narrativo que nos cautiva y nos electriza.
“Absolum”, novela coral y altamente simbólica nos muestra personajes intrigantes partiendo por el mismo Gonzalo Esigábal, quien intenta proporcionar las condiciones materiales para que un grupo de poetas pueda desarrollar su trabajo escritural sin las urgencias y obstáculos que nos proporciona la vida ordinaria y el cotidiano. Esta idea de Esigábal surge en él después de leer “Los poetas suicidas de Chile” de un tal Alfonso Patricio, libro que lo estimula a encargar una investigación a un novelista que le entrega una lista con diez nombres (¿una comunidad neotostoyana? ¿Una versión contemporánea del histórico grupo de los diez?) de mujeres y hombres de letras, en su mayoría personas con ´padecimientos emocionales o psicológicos, cuyo historial clínico deja traslucir episodios suicidas en algunos, cosa que en primera instancia Esigábal desea prevenir llevándolos a vivir a una mansión de su propiedad , escenario ideal para el despliegue de una trama poliédrica, que exhibe muchos puntos de fuga que, desde sus primeras páginas, hace que nos enfrentemos a temas como el suicidio, el mecenazgo, el laberinto y el tiempo en clave policíaca y fantástica, complejo literario que nos trae a la mente de inmediato grandes obras como “El Castillo” de Kafka o “Los Detectives Salvajes” de Bolaño tanto en aspectos de su contenido como de su forma.
Absolum, Editorial Nagauros, Temuco, 2019, 168 páginas.
Ramiro Villarroel Cifuentes. Escritor