La brillante apertura de Festival Womad 2019, deleitó al público con música de países como India, Italia, Madagascar y Cabo Verde, cuyos auténticos sonidos compartieron escenario con reconocidas bandas chilenas como Lluvia Ácida, Guachupé y Caramelitus.
Una exitosa primera jornada se llevó a cabo en Festival Womad 2019, el evento multicultural único en Chile y Latinoamérica que en palabras de su director general, Chris Smith, su propósito es «derribar las fronteras que nos dividen y unir a las comunidades en el presente».
El festival de música del mundo que se prolonga hasta el día 17 de febrero, realizó su apertura con un hito para la esfera sociocultural del país, ya que se firmó el convenio con la fundación Womad para que Chile sea de forma permanente, la sede oficial en Latinoamérica que realice cada año el evento multicultural.
«Esta es una señal de la voluntad inquebrantable de mantener Womad en Chile para siempre», anunció el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, quien calificó la iniciativa como una forma de «seguir promoviendo un mundo sin fronteras culturales, políticas e ideológicas», además de «aprender a valorar las diferencias como fuente de riqueza».
En el primer día de la quinta versión de Womad Chile, asistió un público tan variado en nacionalidades como la propia cartelera de artistas, quienes se reunieron con un propósito en común: descubrir nuevas experiencias musicales que están conquistando distintos lugares del mundo.
La jornada inició con una mística puesta en escena que inmediatamente transportó al público a la India. La banda The Manganiyars of Rajasthan, abrió el primer día del festival con alegres sonidos tradicionales que invocan al dios hindú Krishna, momento donde la audiencia no dejó de danzar con la banda de origen musulmán.
Uniendo al público a través de la música, mientras The Manganiyars recitaba sus mantras, cada integrante de la audiencia repetía en sincronía los cantos, lo que generó un juego de ecos en el espacio simulando un gran templo a cielo abierto.
Más tardé se tomó el escenario la enérgica banda chilena Guachupé, donde el público se tiñó de amarillo y negro, mientras banderas como las del Wallmapu se izaban con orgullo y flameaban al ritmo de la música. De principio a fin, la audiencia no dejó de saltar y bailar mientras coreaban a todo pulmón cada tema de la banda de ska y rock latino Guachupé.
En esta versión del festival, también se abrieron nuevos espacios para la música electrónica y “techno”, integrando un escenario con formato de “dj set” donde destacó la presentación de la banda chilena Lluvia Ácida, el primer grupo de música electrónica del mundo que ha tocado en la Antártica.
Con un vínculo especial con el continente blanco, la banda de Punta Arenas conformada por Héctor Aguilar y Rafael Cheuquelaf, presentó una propuesta musical que en palabras de sus integrantes, simulaba “un viaje a la Antártica”, recordando entre cada canción la importancia de este territorio que en general, “está excluido del resto del país”.
Frases como “Chile es un país pequeño en el mundo, pero grande en la Antártica” o «en este momento hay gente que está realizando importantes expediciones en la Antártica», consignaba el vocalista mientras combinaban los beats con simulaciones de cantos de ballenas y el sonido de verdaderos vientos grabados directamente por ellos en el extremo polar.
El dúo chileno interpeló al público con un discurso que rescataba la importancia de los movimientos sociales que están manifestándose en aquel espacio aislado del mundo, además de destacar la contribución de investigaciones científicas y expediciones que están realizándose en el territorio.
Más tarde se tomó el escenario principal de La Paz, la penetrante voz de Lura, la portuguesa que trajo a Chile la música originaria de Cabo Verde. El público anonadado con el poder de la cantante, bailó con una energía inagotable durante todo el concierto al ritmo de la virtuosa banda caboverdiana.
El agrado de la audiencia fue a tal nivel, que una vez finalizada la presentación, se quedaron frente al escenario y pidieron durante varios minutos que la cantante volviera y tocara un tema más.
La primera jornada del festival llegaba a su fin con el ritual de tarantismo de Canzoniere Grecanico Salentino, los italianos que lograron conectar con el público a través del folklore y las danzas tradicionales de Salento.
Con un intenso juego de voces en armonía, la audiencia integrada por varias nacionalidades se unió para bailar al ritmo de la «pizzica», donde grandes panderos aceleraban cada vez más el pulso, mientras el violín, la zampoña italiana, la flauta y el acordeón, deleitaban al público con una deslumbrante improvisación.
Una vez que todos estaban envueltos en el trance de la banda italiana, el público no dejó de saltar y cantar los mantras del ritual de «pizzica». Con una gran ovación, la banda que por primera vez tocó en Latinoamérica, sin duda, conquistó a una audiencia enérgica y de todas las edades, quienes bailaron de principio a fin.
Finalmente, en formato «dj set» se tomó la noche el impactante regreso de Caramelitus, la banda electro pop de Camila Moreno y Tomás Preuss. La propuesta experimental del dúo chileno, invitó a los espectadores a sumergirse en un viaje introspectivo, para luego impactarlos de energía y sacudir el cuerpo al ritmo del auténtico beat de electrónica con el sonido orgánico de sus guitarras y voces.