Para Rada, de día y de noche, el desierto puede transformarse, con tecnologías y desarrollos industriales, en un área única en el mundo por costos energéticos bajos y procesos con muy bajas emisiones, además de un gran valor agregado. Los requerimientos y los tiempos que se vienen exigen una manera distinta de aprehender el territorio y sus características, una nueva forma de absorber los recursos solares y físicos, tanto en la minería existente como en todo lo otro que se puede crear.
El desierto de Atacama tiene un gran potencial económico, pero hasta el momento Chile no lo ha aprovechado en plenitud. Ese es uno de los temas que abordará el sociólogo y economista Juan Rada en el Festival Puerto de Ideas, que se celebrará en Antofagasta durante los días 12, 13 y 14 de abril.
«Será un llamado a entender y conocer el territorio usando el caso de las oportunidades del desierto de Atacama», adelanta Rada.
El experto es Magíster en Negocios y Administración de la U. de Londres. En los últimos 15 años se desempeñó en cargos directivos de una de las mayores empresas tecnológicas del mundo, ORACLE. Fue presidente del Programa Solar y asesor de Corfo. Actualmente es miembro del Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo (CNID).
«Chile ha tenido este territorio por 150 años y antes de eso era ya un territorio minero. Me preocupa cómo lo manejaremos en el futuro, ya que el pasado no lo podemos cambiar», dice.
El especialista estará el 14 de abril a las 12:30 horas en la Casa de la Cultura Andrés Sabella, con la exposición «Desierto de Atacama, tiempos de innovación».
Las características de cada territorio han sido siempre la fuente de ventajas comparativas y competitivas para sus habitantes, y este es el caso del desierto de Atacama, adelantan desde Puerto de Ideas.
De día y de noche, puede servir para transformarse, con tecnologías y desarrollos industriales, en un área única en el mundo de costos energéticos bajos y procesos con muy bajas emisiones, además de gran valor agregado. Los requerimientos y los tiempos que se vienen exigen una manera distinta de aprehender el territorio y sus características, una nueva forma de absorber los recursos solares y físicos, tanto en la minería existente como en todo lo otro que se puede crear.
Desde los cielos obscuros hasta la producción de combustibles solares como el hidrógeno, el uso de tecnologías solares térmicas, fotovoltaicas y geotérmicas, el desarrollo de una manufactura singular que hoy no existe, son los desafíos que impone el desierto de Atacama.
«Siempre sabíamos que el desierto de Atacama era el más seco del mundo, en este sentido único, pero esto también tiene otras características, como la más alta radiación solar del mundo y 3.500-4.000 horas solares al año», explica Rada. «Estas se usan en día, y en la noche la astronomía, mismo territorio».
A esto Rada añade la agrupación de minería más grande del mundo y las reservas más importantes de litio. «Esto me estimula a pensar que debemos entender este territorio único y cómo se desarrolla», recalca.
«Ya sabemos de la minería y otras actividades, la gran oportunidad es usar la energía solar, en todos sus aspectos, eléctricos, térmicos, producción de combustibles, desalienación y otras para hacer un tipo de minería distinta, sustentable y más productiva. Este futuro no es solo el cuánto hacer sino cómo hacer y esto afectará todo el ecosistema», precisa.
Para esto obviamente se requiere decisión política e inversión, «pero es posible comenzar sobre algún proyecto o concepto que tenga sentido técnico y económico y sobre todo una visión de lo posible».
Sin duda, hay desafíos para cualquier proyecto, especialmente por la mayor sensibilidad medioambiental y de las comunidades que existe en la actualidad. Un ejemplo es el caso de la minera Dominga, que pretende instalarse en la Región de Coquimbo, donde se ha topado con una férrea resistencia de los residentes.
«Aquí hay que cambiar de raíz la óptica de estos temas y comenzar por desarrollar planificación territorial que establezca tipos de áreas, como se hace en la mayoría de los países de la OCDE», puntualiza Rada.
«Sin este instrumento, que además es muy antiguo y conocido, nunca se va a mejorar significativamente cómo nos compartimos el territorio. Esta ordenación es esencial para que las conversaciones sean al principio y no al final», agrega.
En este tema, Rada pudo acumular una interesante experiencia en el Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo.
«Fue útil, aunque no pude participar mucho», admite. «Se hizo un documento relevante, pero la idea histórica de que esto sirva para orientar estratégicamente las políticas públicas en distintos ámbitos no se cumple ni se va a cumplir, salvo que haya cambios importantes. Veremos si con el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología se podrá tener un impacto más concreto», dice.
El experto está preocupado por el futuro de Chile en el tema de ciencia, desarrollo de innovación.
«No lo veo muy promisorio, porque le falta muchos componentes habilitantes», expresa. Y da tres ejemplos en áreas distintas de carencias que tenemos.
«Uno es que los países que son exitosos tienen sistemas de estándares obligatorios que permiten crear industria mediana y pequeña y servicios y el desarrollo de mucha innovación. Esto viene desde el principio del siglo XIX, cuando fue necesario organizar cómo podían juntarse de forma universal los tornillos con las tuercas, nosotros no estuvimos ahí», dice.
Lo segundo es la carencia de instituciones y cultura del desarrollo de sistemas de investigación y desarrollo industriales y de servicios. «Que no están ni en la universidad ni tampoco en la industria o el servicio y cuya función es usar el conocimiento para focalizarlo en resultados industriales y de servicios junto con las empresas», enfatiza.
El tercero es la situación digital, «donde se habla que somos los mejores de América Latina, lo que es totalmente irrelevante en un mundo globalizado, y ejemplo de esto es la internalización de los servicios, que lleva tiempo, pero ahora tiene una fuerza torrencial e imparable».
«Nuestra infraestructura digital necesita un cambio importante y avanzar a sistemas más avanzados», concluye.