Es primera vez que se hace una revisión y análisis del archivo judicial, trabajando con microhistoria pública y privada, según destaca el autor del estudio, el académico Alberto Harambour. Con un Estado responsable por omisión y en manos de loberos y navegantes, el pueblo kawésqar enfrentó los vejámenes de estar fuera de la ley, ser vistos como salvajes, no tener nacionalidad e, incluso, considerados sin humanidad, de acuerdo a la investigación.
Un inédito estudio ratificó la existencia de violencia colonial sistemática contra el pueblo Kawésqar, que no solo fue diezmado por enfermedades y asesinatos, sino que algunos incluso fueron expuestos como animales en zoológicos europeos. El profesor de la Universidad Austral de Chile (UACh), Alberto Harambour –doctor en Historia por la State University of New York at Stony Brook e investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL)–, publicó recientemente un estudio en la Revista Historia Crítica de la Uniandes sobre este pueblo originario que vivía en los canales del sur de Chile hasta inicios del XX.
«Contra la extendida noción de la extinción del pueblo Kawésqar sin la acción del Estado y fundamentalmente como resultado de su contacto con enfermedades europeas, este artículo plantea que las violencias particulares ejercidas en su contra fueron sistemáticas y duraderas, favorecidas por el propio racismo del Estado», precisó el estudio.
Es primera vez que se hace una revisión y análisis del archivo judicial, trabajando con microhistoria pública y privada, en una investigación desarrollada en coautoría con José Barrera Ruiz, estudiante del Centro IDEAL y de la Universidad de Wageningen, de los Países Bajos.
“Esta es primera vez que, por medio de la revisión del archivo judicial y un análisis de la microhistoria narrativa pública y privada, se estudió la humanidad negada a los canoeros”, destacó el historiador. Harambour agregó que los análisis de microhistoria consideran lo local, lo experiencial de los sujetos de carne y hueso, que están insertos en procesos globales.
“No podemos pensar la colonización de la Patagonia sin el impulso imperial británico y sin el impulso de los estados nacionales”, explicó.
La investigación plantea que la violencia que sufrieron Kawésqar y Yaganes no fue coordinada por autoridades de la Iglesia católica, del Estado y del capital, como sucedió en Tierra del Fuego contra los Selknam. «En la Patagonia occidental o marina no existieron comisarios-estancieros, caserías y deportaciones planificadas, ni tampoco instalaciones militares permanentes, sino hasta la década de 1930. Existió, en cambio, un terror creciente practicado fuera del alcance de la ley y favorecido por esta, que situó a los ‘salvajes’ fuera de la nacionalidad e incluso de la humanidad», reza el estudio.
Los especialistas citan un estudio previo, según el cual entre los gobernadores locales y los kawésqar solo existió contacto “ocasional y siempre de carácter punitivo”.
Los indígenas fueron dejados “a su suerte mientras no perturbaron la vida o hacienda de los colonizadores. El Estado sería responsable por omisión, en esta lectura, de las ‘tropelías y abusos’ que sufrieron ‘a manos de loberos y otros navegantes'», indica el estudio.
Los investigadores recogen los testimonios judiciales por las violaciones que sufrían las mujeres indígenas, especialmente por parte de marinos que cazaban en sus territorios. Eventualmente, había procesos judiciales por estos hechos, que son las microhistorias rescatadas por la investigación.
En uno de los juicios, uno de los marinos declara: “Se pide se deje constancia del proceder inhumano de muchos marineros de goletas y cutters. Estos individuos enfermos de gonorrea i otras enfermedades venereas creen que teniendo relaciones carnales con las indias, sanan de su mal. Por esta causa muchas veces se vé su buque lleno de indios de ambos sexos que acuden presurosos en busca de remedios. También los indios son considerados como simples animales i por cualquier motivo son heridos por los dichos individuos. Que no puede precisar nombre alguno sobre los autores de tales delitos, pues los pobres indios no los conocen, pero afirma que son tratados bárbaramente por haber tenido que curar de heridas, en más de una ocasión, a algunos salvajes”.
Otro también relata una violación, en otro caso judicial.
“[…] Vimos que estos dos agarraron a la india mujer del capitán Chico i la violaron, primero el negro i después el chileno Rojas i en seguida entre los dos se la llevaron poco más arriba; cada uno la tenía tomada de un brazo. Los indiecitos quedaron en la playa. El lugar donde se efectuó la violación primera, que nosotros vimos, está distante como cien metros de la playa”; [allí] “tuvieron a la india […] como dos horas i allí siguieron yaciendo con ella”.
En este último caso, aunque la víctima nunca fue individualizada, ambos inculpados fueron condenados.
Sobre los archivos –dijo el investigador del Centro IDEAL–, “permiten acceder a las voces, más o menos mediatizadas o medidas, por el juez o el actuario, en el cual aparecen sujetos que de otra manera no sabríamos nada, como migrantes pobres, mujeres, trabajadoras domésticas, prostitutas ovejeras».
«En el caso de los pueblos indígenas, hay muy pocos registros en los cuales ellos tengan alguna presencia”, detalló.
El estudio rescata testimonios que dan cuenta de testigos y víctimas que entregan antecedentes, apodos y nombres de Kawéskar, pero de primera fuente no existe registro de ninguna palabra de pueblos originarios.
Los investigadores concluyen que la violencia se extendió por más de un siglo, debido a la conceptualización de los agentes del Estado de la época. “A los Kawésqar se les consideraba como salvajes situados fuera del tiempo, de la historia y en las fronteras entre la humanidad y animalidad”, comentó Harambour.
Los alcances de la investigación, según sus autores, es que se “demuestra que existió violencia y deshumanización por parte de los privados y el Estado. Que fue algo permanente y que sigue existiendo, de otras maneras, como la creación del Parque Nacional Kawésqar, donde no hay control de este pueblo en el espacio marítimo”, expresó Harambour.
Además, el investigador dijo que no se debe olvidar nunca que el pueblo Kawésqar es preexistente al Estado chileno.
«La violencia por particulares ha sido ejercida históricamente en un marco político-jurídico de continuidad colonial; el Estado ratificó la negación de humanidad presente en los actos de colonización inicial, que transformó a los pueblos indígenas en refugiados en un territorio desde entonces ajeno», es una de las conclusiones del estudio.