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El controvertido debate por el valor del mapudungun, la lengua que le dio el nombre a Chile CULTURA

El controvertido debate por el valor del mapudungun, la lengua que le dio el nombre a Chile

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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Comenzó a raíz de unas despectivas declaraciones del historiador Sergio Villalobos, quien la calificó de «lengua moribunda». Expertos como la académica Elisa Loncon, el filósofo Ziley Mora y el profesor Miguel Melin destacan su milenaria antigüedad, su aporte al castellano hablado en Chile y su influencia en una literatura que ha dado dos Premios Nobel a Chile: Gabriela Mistral y Pablo Neruda.


Un fuerte debate comenzó en los últimos días sobre el valor de la lengua de los mapuche, a raíz de unas despectivas declaraciones del historiador Sergio Villalobos, quien la calificó de «lengua moribunda».

En una carta al diario El Mercurio, Villalobos criticó los esfuerzos por revitalizar el idioma. «No se entiende por qué se desea perder el tiempo y el esfuerzo y derrochar los fondos del Estado», esbozó en referencia al mapudungun.

Según cifras oficiales, este idioma es hablado por al menos 100 mil personas en Chile, que equivale a los habitantes de la ciudad de Linares.

Hoy organizaciones como Mapuzuguletuaiñ que buscan su recuperación, especialmente entre los más jóvenes, mientras se populariza en el hip hop y su legado triunfa en eventos como el último Festival de Olmué, donde se impuso el tenor pehuenche Miguel Ángel Pellao.

«Colonial y dañino»

Sus declaraciones fueron duramente criticadas por personajes como el escritor Elicura Chihuailaf y el periodista Pedro Cayuqueo, y relativizadas por sus propios colegas, como Alfredo Jocelyn-Holt y Gabriel Salazar.

«Es una opinión racista, colonial y dañina para la diversidad cultural», señaló la académica Elisa Loncon, de la U. de Santiago, a El Mostrador. «Además que se funda en prejuicios, no en una lectura de la realidad», añadió.

El profesor Miguel Melin cree que se trata de «una forma de justificación y autocomplacencia de la tríada política-económica-militar que dirige este país», mientras que para el filósofo Ziley Mora las declaraciones «expresan la visión sesgadísima de cierta elite santiaguina prejuiciosa, atrapada en miradas decimonónicas tan afines a aquellos intereses de la burguesía capitalista de entonces… y de ahora».

Huellas en el castellano chileno

Las huellas del mapudungun en el castellano chileno son innegables. El propio vocablo «Chile» proviene, para algunos expertos, de esta lengua «moribunda».

Melin, coautor del reciente libro Cartografía cultural del wallmapu (Lom, 2019), dice que la etimología de la palabra «chile» es proveniente de «Chill mapu» o lugar de abundancia «de un pasto extinto llamado chill», una expresión del mapudungun.

«Todo eso, lamentablemente forma parte también de la invisibilización de lo mapuche existente en Chile como en Argentina», advierte este profesor con especialización en Educación Intercultural Bilingüe.

A eso se agrega la huella indeleble en la toponimia chilena: Apoquindo, Vitacura, Macul, Quilín, Tobalaba o Huechuraba son todos vocablos del mapudungun, al igual que palabras de uso corriente en el país como «pololo», «pilcha», «guata», «yapa» o «cahuín».

Sin embargo, hay algo más: para la académica Loncon es «impresionante» el influjo de las lenguas originarias en el canto y la poesía de Chile, que le dio dos Premios Nobel de Literatura al país (Mistral y Neruda), así como su presencia en el canto de la propia Violeta Parra, de lo que habla en el libro Violeta Parra en el wallmapu (Pehuén, 2017).

La huella de Pilauco, un área de Osorno.

Antigüedad y gramática

Los expertos tienen múltiples razones para explicar el valor de la lengua mapuche. Una de ellas es su antigüedad. Por algo, el filósofo Ziley Mora evalúa su vínculo con la pisada de Pilauco, un sector de Osorno donde se halló una huella humana de 15 mil años de antigüedad.

Loncon destaca una gramática «única, diferente al castellano; es una lengua sufijante, con aproximadamente 100 sufijos construye su morfología y sintaxis». Además, «tiene pronombre dual, mientras el castellano solo tiene singular y plural».

Melin destaca el consenso «frente a la riqueza y amplitud en el mapuzugun para expresarse, acerca de todas las cosas materiales e inmateriales, ideas concretas y abstractas, pensamiento reflexivo (rakizuam) desde lo cotidiano, pasando por lo formal hasta cosmovisional».

«Ello, especialmente por la flexibilidad verbal a partir de la aglutinación de partículas y sufijos que van ejerciendo un precisión respecto de lo que se busca expresar a través del habla. Donde por ejemplo el sustantivo es posible verbalizarlo».

Tropas del Ejército de Chile en La Araucanía.

Profundidad filosófica

Sin embargo, para Loncon, la riqueza no solo es verbal.

«La lengua mapuche también ofrece el desarrollo de otras epistemologías , otras formas de aprender y desarrollar el conocimiento», destaca.

Mora incluso va más allá. Para él la lengua de los mapuche tiene un significado casi místico.

«Para solo hablar y comunicar, cualquier lengua daría lo mismo», asegura. «Pero para ser, para producir una transformación de la mera existencia, solo unas pocas. Considero que entre esas está el chezungun o mapuzungun».

«Recuperar la semántica perdida del zungun, constituiría acaso la última gran expedición espiritual del hombre del sur del mundo», puntualiza este filósofo. «El zungun o lenguaje de la mapu, al inspirarse en sus procesos recursivos naturales, estimula el desarrollo de ‘una mente deslocalizada’, como decía el neurocientífico Francisco Varela, una psiquis holística, análoga, intuitiva, capacitada para la inferencia de lo atemporal y a-espacial».

Finalmente, recuperar el mapudungun también tiene que ver con el pago de una deuda histórica que tiene el Estado chileno con las comunidades, en vista de la «Pacificación».

«Debemos recordar que hace menos de 150 años, Chile no solo nos despojó de nuestra base material –territorio y ganado principalmente– sino también de muchos elementos simbólicos y culturales, entre ellos, nuestra wüñellfe (emblema tradicional mapuche) y nuestro idioma, por ejemplo», afirma Melin.

«En ambos casos, lo hemos estado reponiendo y revitalizado nosotros mismos como mapuche, pero en el caso de la lengua es más difícil, debido a la escolarización monolingüe en castellano y del castigo que a nuestros mayores se les impuso por hablar mapuzugun. Entonces, el pago de la deuda, implica también hablar de los medios y condiciones necesarias para que los propios mapuche impulsemos ese proceso de revitalizacion lingüística».

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