CULTURA
El documental tendrá tuvo su avant premiere el jueves en el país galo y en septiembre llegará a Chile. «Una película no cambia el estado del mundo pero puede iluminar, como un foco, una experiencia, en este caso, ejemplar», comenta la realizadora. Castillo, que logró filmar gracias al apoyo de la TV pública gala, obtuvo este mes el Premio SCAM Charles Brabant 2019 otorgado por la Sociedad de Autores Multimedia de Francia por el conjunto de su obra.
Un documental sobre el papel de la embajada de Francia y los refugiados tras el Golpe de Estdo de 1973 en Chile tuvo su avant premiere el jueves pasado en el país galo.
Se trata de «La embajada», de la realizadora Carmen Castillo, que incluye testimonios de diplomáticos y chilenos asilados en la sede diplomática entre septiembre de 1973 y julio de 1974.
Castillo, que logró filmar gracias al apoyo de la TV pública gala, obtuvo este mes el Premio SCAM Charles Brabant 2019 otorgado por la Sociedad de Autores Multimedia de Francia por el conjunto de su obra.
«La embajada» se estrenará en Francia en julio y se podrá ver en Chile en septiembre, tras en preestreno que hubo este mes en el Centro Cultural de La Moneda, con la asistencia de la realizadora.
Al momento del golpe, la situación era singular, ya que en Francia gobernaba Georges Pompidou, un conservador que no tenía demasiado estima por el gobierno de Salvador Allende.
Por ello, tal como se ve en el documental, cuando comenzó la crisis de los refugiados, la instrucción inicial fue recibir sólo a los ciudadanos franceses en problemas.
Sin embargo, el embajador galo del momento, Pierre de Menthon, fue mucho más allá y personalmente se ocupó de recibir a chilenos perseguidos por la dictadura, en parte por su historia personal, tras vivir la ocupación de Francia bajo el dominio nazi.
Los ex funcionarios Nicoullaud y Lacoste.
En el caso de Francia, tanto la embajada como la residencia del embajador funcionaron como lugares de refugio, a los cuales llegaron unas 600 personas. Fueron momentos difíciles, como queda patente en el documental, porque de manera simultánea los funcionarios diplomáticos debían tratar con las nuevas autoridades.
En parte, la reconstrucción de aquellos momentos ocurre gracias a los diarios de vida de Françoise de Menthon, la esposa del embajador, que alcanzó a ser entrevistada poco antes de su fallecimiento. El propio embajador murió mucho antes.
Castillo además entrevistó a parte del personal diplomático de la embajada de Francia en Chile entre 1973 y 1974 (Nicoullaud y Lacoste), y a las antiguas refugiadas Mireya y Laura del Río Abarca.
Mireya y Laura del Rio Labarca.
La idea del documental le surgió a Castillo en virtud de su propia experiencia -llegó como asilada a Francia en 1977- y su encuentro diario con los refugiados de hoy que pululan por París, donde vive actualmente.
«En eso andaba cuando un buen día leí un artículo de Jean Mendelson, primer secretario de la embajada de Francia a mediados de los años 80, donde relata su descubrimiento siendo director de los archivos diplomáticos franceses, de una nota interna de Michel Jobert, ministro el 73, en que señala el envío de una remesa de dinero personal importante para ayudar en la alimentación de los numerosos militantes que lograban refugiarse para escapar a la tortura, a la muerte, las primeras semanas después del golpe de estado», recuerda.
«Ese gesto gratuito de bien, me interesó. Tuve ganas de conocer esa historia».
Entre otros, Castillo recibió la ayuda de Luis Pradenas quien había traducido las memorias del embajador Pierre de Menthon y los cuadernos de su esposa, Françoise, ambos publicados por el Museo de la Memoria bajo el título “El asilo contra la opresión”.
«Leer esos textos fue decisivo: tenía que buscar la manera de contar cómo hombres y mujeres libres, en toda consciencia, pueden levantarse contra el fatalismo, salvar vidas y clamar: nada está escrito de antemano. Es posible actuar. Siempre».
Otro de los ele mentos que ayuda enormemente fue el hallazgo de una película de Chris Marker, “La embajada”, filmada en 1978, que recrea de manera verosímil lo que debieron vivir los chilenos en su momento.
«Aunque se trata de un documental para televisión, es decir estricto en su duración, 52 minutos, esas imágenes de ficción logran que el espectador pueda imaginar lo que allí sucedía», comenta Castillo.
Asimismo, gracias a la invitación y ayuda del embajador Roland Dubertrand, su esposa Marjane y el equipo de la embajada, el equipo de Castillo pudo filmar en las sedes diplomáticas.
«La película no cuenta la historia de los refugiados. Ni toda la complejidad de sus vivencias, ni su antes ni su después», destaca la cineasta.
«Fue muy difícil para mi aceptarlo porque en el rodaje las emociones de Maité Albagly, Mireya del Rio, Laura Labarca y Daniel Salinas recorriendo por primera vez, después de tantos años esos lugares, eran inmensas. Los recuerdos de ese tiempo lejano no habían envejecido, intactos iban tomando forma, evocaban la perdida de esos años de vida intensa durante el gobierno de Salvador Allende. La edición, cortar fue difícil, pero era necesario para mantener el hilo del relato en la acción y las memorias de los diplomáticos. Sin embargo, la presencia de esas cuatro personas es esencial en este film», señala.
Consultada sobre cuál es el mensaje -y la actualidad- de este documental, Castillo responde que una película puede a veces cristalizar en un momento el encuentro entre el “antaño” y el “ahora”.
«Una película no cambia el estado del mundo pero puede iluminar, como un foco, una experiencia, en este caso, ejemplar», concluye.
