El poliedro entrega 10 consejos para enfrentar una noticia y dentro de los principales destinatarios están los estudiantes. «Uno de nuestros intereses principales es promover en la población el desarrollo de las habilidades para distinguir la información veraz de la falsa», explica el siquiatra Roberto Brücher, uno de los miembros de la asociación. La AECH, una entidad que tiene como lema «por la razón y la ciencia», data de 2010, y nace en respuesta «a las afirmaciones pseudocientíficas, supersticiosas e irracionales que abundan en nuestra sociedad».
Un instrumento para saber enfrentar las fake news entrega actualmente la Asociación Escéptica de Chile (AECH), especialmente destinado a escolares.
El «poliedro escéptico» es una figura recortable y fácilmente armable, y es parte de otras actividades de difusión de la entidad.
«Como AECH, uno de nuestros intereses principales es promover en la población el desarrollo de las habilidades para distinguir la información veraz de la falsa», explica el siquiatra Roberto Brücher, uno de los miembros de AECH.
«Con el auge de Internet existe una sobreabundancia de información, lo que incluye mucha información falsa, dificultando esta tarea. Existen estrategias sencillas que facilitan esta labor, pero requieren entrenamiento. Por eso decidimos diseñar este producto a modo de souvenir o recuerdo, como punto de partida para entregar herramientas que permitan juzgar mejor entre ambas», detalla.
La AECH, una entidad que tiene como lema «por la razón y la ciencia», data de 2010, y nace en respuesta «a las afirmaciones pseudocientíficas, supersticiosas e irracionales que abundan en nuestra sociedad».
Entre sus instrumentos figuran el podcast «El poder de la duda», disponible en varias plataformas, los «encuentros escépticos» en los que hablan expositores de cierta connotación, en charlas abiertas al público, y con cartas a medios de comunicación y organismos públicos. La AECH ya ha denunciado publicidades engañosas y fraudes en salud.
En este caso, según comenta el historiador Felipe Cárcamo, la idea surgió como una actividad conjunta para el Festival de la Ciencia organizado en 2018 por el par Explora de Antofagasta, acogido por la Universidad de Antofagasta. «Ahí llegamos a niños, adolescentes y adultos», dice.
El poliedro entrega 10 consejos para enfrentar una noticia, como: «Lee la nota completa, no solo el título. Los titulares suelen ser sensacionalistas». Otro es «Sospecha doblemente de noticias extravagantes o de impacto grandioso. ¿Qué maravilla dice?». También «Considera siempre la fecha de publicación del artículo. ¿Qué tan actual es?».
Los consejos también incluyen «Revisa la fuente. ¿Es verosímil?», «¿Está firmada la noticia por quien la escribió?», «Duda de las capturas de pantalla. Pueden ser fácilmente editadas» y «Aprende a usar la búsqueda reversa de imágenes (por ejemplo, botón derecho, «Buscar esta imagen en Google»)».
En los últimos días, la AECH tomó la decisión de regalar los poliedros a sus seguidores de Instagram, que compartan como historia las publicaciones en que promocionan el «poliedro escéptico».
Muchos de los que han solicitado pliegos armables son profesores que los utilizarán en actividades educativas de promoción del pensamiento crítico y su importancia como herramienta de filtro de los contenidos de internet, destaca Fernando Tala, otro miembro de AECH.
Tala explica que el poliedro es parte del fomento que hace su agrupación del pensamiento crítico, que «es una herramienta cotidiana que todos usamos de forma parcial a nivel doméstico, difiriendo en profundidad, amplitud y selectividad».
«Al comprar un auto o una casa, todos lo sometemos a revisión. En la medida que pensamos ordenadamente, estamos mejor preparados para afrontar la realidad y discernir lo cierto de los errores y engaños, pudiendo tomar mejor decisiones», dice.
«Así podemos llegar a mejor acuerdo común con los demás, cuidando nuestra mejor convivencia, lo que resulta habilitante para poder construir una democracia de calidad y poder vivir en una sociedad cada vez más global, relacionando diversas culturas y creencias», subraya.
La AECH surge en un momento de gran auge de movimientos de creencias irracionales, como los antivacunas o los terraplanistas, que aprovechan Internet para difundir sus creencias.
«Hay una crisis generalizada en la posibilidad de evaluar la calidad del contenido publicado en el mar de exceso de información al que hoy se puede acceder a través de Internet», comenta el ingeniero Luis Cárdenas, presidente de la AECH.
«La construcción de conocimiento es costosa, mientras que la elaboración de mentiras llamativas casi gratis. Antes, era costoso publicar ambas, aparte de poder trazar su origen con relativa simplicidad. Con Internet, ambas son igualmente poco trabajosas para publicar, traspasándose al lector la onerosa dificultad de evaluar su veracidad, lo cual ya puede ser lo suficientemente pesado para una simple publicación, volviéndose inabordable en un mar de desinformación», apunta.
Además, en la medida que la información prolifera y fallan los sistemas de educación pública, se producen bolsones culturales inconexos, que ya no acceden a un bagaje común, advierte.
«Para peor, quien antes suscribía una idea absurda tenía mayores dificultades para organizarse con otros que pensaran igual, lo que hoy es trivial mediante las redes sociales, pudiendo formar núcleos de población que fomentan y perpetúan sus creencias erradas en cajas de resonancia de contenido. ¿Qué posibilidades de evitar el engaño tiene una población en la que masivamente no se ha desarrollado el pensamiento crítico?», se pregunta.