El desierto de Atacama es lo más similar a la superficie marciana en la Tierra, por lo que estas pruebas ayudan a mejorar el sistema de la manera más parecida a como eventualmente funcionará en el futuro, destacó el astrónomo chileno César Fuentes.
La NASA probará en el desierto de Atacama un taladro para buscar vida en Marte, informó el sitio de la agencia espacial estadounidense.
Los vehículos exploradores del pasado cavaron solo algunos centímetros en los suelos del planeta rojo, pero ahora la entidad pretende probar un taladro capaz de llegar hasta una profundidad de pies y de operar autónomamente con una mínima orientación humana.
«Perforar tan por debajo de la dura superficie marciana revelará un mundo nunca antes visto, donde los científicos creen que hay una posibilidad de vida», señaló la NASA.
A partir de octubre, la NASA estará poniendo a prueba ese taladro en el lugar más árido y parecido a Marte que existe en la Tierra, el desierto de Atacama en Chile.
«Esto representa un paso necesario en responder una de las preguntas más fundamentales en ciencias: qué tan frecuente es el fenómeno de la vida en el Universo, o qué tan especiales somos y cuán probable es que nos encontremos con vida extraterrestre», comentó César Fuentes, astrónomo de la Universidad de Chile.
«Dondequiera que buscamos en la Tierra encontramos vida, y una vez que esta aparece es capaz de adaptarse a condiciones muy adversas. Sabemos que las condiciones en Marte fueron mucho más favorables para la aparición de vida en el pasado, por lo que es posible que esta se esté escondiendo en algún lugar, quizás bajo su superficie de manera similar a la Tierra», destacó el miembro del Centro de Excelencia en Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA).
«Por ello que excavar Marte para buscar vida tiene sentido. El desierto de Atacama es lo más similar a la superficie marciana en la Tierra, por lo que estas pruebas ayudan a mejorar el sistema de la manera más parecida a como eventualmente funcionará en el futuro», dijo.
El taladro, desarrollado en colaboración con la empresa Honeybee Robotics, está conectado a un vehículo de exploración robótica, o rover, que transporta un conjunto de instrumentos.
Estas herramientas pueden analizar las muestras de suelo recolectadas por el rover y descubrir registros biológicos potenciales de vida microbiana.
Este proyecto, denominado Estudios de Perforación Robótica para Astrobiología en Atacama (ARADS por sus siglas en inglés), es una importante demostración del compromiso de la NASA para llevar este tipo de tecnologías a Marte en otras misiones más allá de la próxima: Marte 2020.
“El proyecto ARADS consiste en preparar a la NASA para buscar vida en Marte”, puntualizó Brian Glass, investigador principal del programa ARADS en el Centro de Investigación Ames de la NASA en Silicon Valley, California.
“Desarrollar los instrumentos científicos y la robótica necesaria es una gran parte del proyecto, y también lo es averiguar cómo dirigiremos la misión. La mejor forma de lograrlo es hacer pruebas aquí en la Tierra”, expresó.
La agencia tiene objetivos a largo plazo para Marte. Décadas de misiones robóticas a dicho planeta han demostrado que hace miles de millones de años probablemente tenía océanos de agua y una atmósfera más densa, condiciones que podrían haber sustentado la vida.
En la actualidad, la superficie de Marte es increíblemente seca, con mil veces menos agua que las partes más áridas del Atacama. Glass y su equipo de ingenieros y científicos han viajado al desierto de Atacama durante los últimos cuatro años para desarrollar la tecnología capaz de detectar restos de vida antigua o formas de vida que de alguna manera estén sobreviviendo adaptadas a una existencia subterránea.
Este despliegue final del rover en el desierto chileno pondrá a prueba su capacidad para llevar a cabo esta compleja exploración científica a través de la vasta distancia entre la Tierra y Marte. Un equipo de científicos permanece en el Centro de Investigación Ames de la NASA para operar desde una sala de “control de misión”, donde analizarán los resultados remotos y luego le indicarán al rover dónde cavar en el desierto. Para lograr su objetivo, la NASA no solo necesita un taladro que pueda cavar profundamente, sino que también lo haga de forma inteligente.
Así como un taladro manual puede quedarse atascado cuando perfora, también le podría pasar a uno operando en otro planeta. Además, las bajas temperaturas podrían hacer que el taladro se congelara en su lugar. Un taladro atascado podría fácilmente significar el final de una misión cuando los humanos más cercanos están a millones de millas de distancia. Para los ejercicios de Marte, la autonomía no es solo una característica, es un requisito.
Con el fin de funcionar en tiempo real sin la intervención humana, cada motor del taladro recopila información continuamente. Cuánta presión encuentra la broca, los movimientos de cada motor: todos estos aspectos son registrados e interpretados por el taladro y le permiten corregir su rumbo sobre la marcha.
Si se topa con un material más resistente, la broca puede aplicar más fuerza. Si el taladro se atasca, sabe exactamente dónde está y cómo liberarse. El resultado es un taladro capaz de excavar a través de casi cualquier material por sí mismo, recolectando muestras de suelo sin importarle los desafíos que pueda enfrentar.
El próximo vehículo de exploración robótica de la misión Marte 2020 usará un taladro diferente con similares capacidades autónomas, pero que no necesitará ser tan versátil para alcanzar su objetivo de profundidad, de tan solo un par de pulgadas. Al cavar 20 veces más profundo, como lo hará el taladro ARADS, trabajar de forma independiente es esencial.
«Lo excepcional de este taladro es que puede llevarte del suelo a los datos, todo por su cuenta», informó Thomas Stucky, líder de desarrollo del software para manejo de muestras del taladro ARADS. “Todo lo que los científicos tienen que hacer es indicar al rover dónde necesita cavar y decirle al taladro cuán profundo debe llegar, y el taladro se encargará del resto”.
Los datos recopilados por el taladro que le indican cómo operar en condiciones específicas del suelo también pueden informar sobre dónde buscar vida. ¿A cuáles profundidades se vuelven los suelos más duros o más blandos, más secos o más húmedos? Según la facilidad con que el taladro pueda moverse a través del suelo, podremos averiguarlo.
“Si hay vida en el subsuelo de Marte, es probable que sea en forma de microbios que luchan por sobrevivir en condiciones de poca disponibilidad de agua en el suelo o en capas de sal”, explicó Arwen Davé, ingeniera de sistemas de ARADS. “Basándonos en lo que el taladro pueda decir sobre el suelo, podremos detectar dónde están esas áreas, tal vez pueda incluso conducirnos a donde existan formas de vida”.
Este taladro autónomo también podría terminar en la Luna como parte del objetivo de la NASA de localizar agua y otros recursos en nuestro vecino más cercano, para apoyar una presencia humana sostenible a largo plazo en el espacio profundo.
Con un taladro «manos libres» en su caja de herramientas, la NASA pretende descubrir los mundos ocultos justo debajo de las superficies de otros planetas. Allí podremos encontrar los secretos para vivir más allá de la Tierra, para nosotros o para cualquier otra forma de vida que esperemos encontrar.