El escritor estuvo en Curicó en la Feria del Libro, donde dio una charla para 500 personas, destinada principalmente a estudiantes y profesores de establecimientos educacionales municipales.
«Describe tu aldea y serás universal». Esa frase que alguna vez motivó al escritor Hernán Rivera Letelier a contar sus propias historias, descubriendo la fórmula mágica para su obra, viene a ser como una revelación para el autor, quien recientemente obtuvo el Premio Yásnaia Poliana de la Fundación León Tolstói por su novela “El arte de la resurrección”, antes otorgado a Orhan Pamuk y Mario Vargas Llosa.
Este libro del 2010, que obtuvo el Premio Alfaguara de Novela, es para Rivera su mejor libro. El escritor estuvo el jueves en Curicó en la Feria del Libro, donde dio una charla para 500 personas, destinada principalmente a estudiantes y profesores de establecimientos educacionales municipales. Un infarto a fines de agosto, sufrido en el avión cuando viajaba a Cuba, hizo que el escritor estuviera en la Feria del Libro de Curicó, justo en esta fecha y no en Rusia, recibiendo el galardón.
“Cuando descubrí esa máxima que escribió el ruso León Tolstoi, me di cuenta que mis historias podían ser universales y me he dedicado a eso. Ahora tendría que estar en Rusia, recibiendo el premio, pero como estaba enfermo no fui, pero me van a llevar en marzo. Para mí es un privilegio porque es un premio que no me lo esperaba. Si me pregunta cuál es el mejor libro que tengo, creo que es ‘El arte de la resurrección’, el mejor que he escrito”, afirma.
–¿Desde dónde nace esa afirmación?
-Mis padres eran evangélicos y en mi casa me crié con un solo libro que era la Biblia. Me la leí de pe a pa como poesía, como historia, como cuento y encontraba cierta amargura en los evangelios donde se contaba la vida de cristo, nunca había una sonrisa. En la vida de Cristo siempre eché de menos que sonriera, en ninguna parte se sonríe; por eso lo que hice fue inventar a un Cristo todo lo contrario que se riera de sí mismo que fallara en los milagros, que tuviera contradicciones, que fuera más humano, si todos fuéramos así estaríamos en otro mundo, mucho mejor. El humor es transcendental en la vida.
–¿Es un tema para usted la resurrección, cree en ella?
-No creo en la resurrección, acá se acaba todo, la posteridad no me ha importado nunca a mí, yo no voy a estar así que me da lo mismo, mi obra sí, pero yo no.
–Usted ha sido un escritor que ha sabido vivenciar a los lectores a través de la escritura, la vida de la pampa, un legado importante, ¿no es esa una forma de resurrección?
-De manera metafórica puede que sí. Lo que estoy haciendo es ir reviviendo la pampa a través de mis personajes, los que han nacido en la cotidianeidad de la vida. Pero los escritores son de dos clases los que pueden escribir y los que quieren escribir sobre algo. Yo soy de los que pueden, no se le puede exigir que escriban de esto o lo otro.
«Lo que busco es escribir cada vez mejor, aprender cada vez más que cada obra que escriba sea en alguna parte superior a la anterior y para eso leo todos los días investigo y escribo diariamente. Si hay esfuerzo, estudio, trabajo se logra; la inspiración es un 1 por ciento, el 99 por ciento es sacarse la cresta”, concluye.