CULTURA
El libro es una crónica visual y escrita de la actriz Luciana Echeverría, junto a los periodistas Javier Rebolledo y Dauno Tótoro, que tendrá un primer lanzamiento este miércoles en el Museo de la Memoria. «Al recorrer y participar en las movilizaciones sociales de estos dos meses, uno se encuentra con muchos fotografiando con sus celulares las consignas, y nosotros, que somos ‘hacedores de libros’, decidimos plasmar aquello que muchos registran en un soporte de mayor duración», explicó Rebolledo.
Justo cuando se cumplen dos meses desde el inicio del estallido social del 18 de octubre, la Editorial Ceibo lanza este miércoles 18 el libro Hasta que valga la pena vivir, que registra las diversas expresiones gráficas plasmadas en los muros de Santiago durante las más de ocho semanas de movilizaciones.
Esta crónica visual y escrita, de los autores Luciana Echeverría (actriz), Javier Rebolledo (periodista y escritor) y Dauno Tótoro (periodista y escritor) surgió –explicó Rebolledo– «por una sensación de urgencia y una necesidad de aportar al resguardo de la memoria». La frase que da título al libro, agregó, es «una de las consignas de estos tiempos que nos ha parecido de altísimo contenido poético, como lo fue en mayo del 68 el ‘Prohibido prohibir'».
Rebolledo relató que en el título –cuya autoría intelectual es colectiva– «se expresa el compromiso de seguir luchando, seguir resistiendo, seguir demandando las condiciones que permitan una vida digna. Es decir: seguir resistiendo y seguir luchando hasta que valga la pena vivir».
El libro tendrá un primer lanzamiento este miércoles 18, a las 19:00 horas, en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, en Matucana 501, Metro Quinta Normal. Una segunda presentación se realizará el domingo 22 de diciembre a las 15:00 horas en la Furia del Libro, en la sala C1 del Centro Cultural Gabriela Mistral (Alameda 227, Metro Universidad Católica).
Los tres autores del libro recorrieron diversas comunas de Santiago en estos dos meses, fotografiando cientos de rayados, pinturas y papelógrafos en los muros capitalinos y los clasificaron temáticamente.
«La expresión popular y política en el arte chileno es histórica. Entre otras expresiones de la creatividad popular, la del arte en los muros ha sido desde hace muchas décadas una constante en Chile. Y es que, finalmente, los muros son, de hecho, el plebiscito y la imprenta del pueblo», reflexionó Rebolledo.
Las imágenes registradas son acompañadas en el libro por crónicas y textos que rastrean la historia reciente del país. «El proceso de inscripción gráfica de las demandas sociales –de las exigencias, de la creatividad y la poesía en las consignas, de la ira acumulada contra un estado generalizado de precarización y desprecio por las urgencias sociales, etcétera– ocurre a una velocidad vertiginosa; las inscripciones en los muros se superponen unas a otras, cada día, y el esfuerzo del Estado por hacer desaparecer la expresión popular, bajo capas de pintura que no dice nada, nos llevan a dar un soporte menos efímero a aquello que se ha escrito», precisó Rebolledo.
«Al recorrer y participar en las movilizaciones sociales de estos dos meses, uno se encuentra con muchos fotografiando con sus celulares las consignas, y nosotros, que somos ‘hacedores de libros’, decidimos plasmar aquello que muchos registran en un soporte de mayor duración», agregó.
Entre las temáticas de la publicación figuran pensiones y salarios indignos, sistema discriminatorio en salud y educación, consecuencias de la represión y violación de los Derechos Humanos, las responsabilidades políticas de la injusticia, la irrupción de la dignidad y los crímenes contra la infancia. También las luchas contra el patriarcado machista, la defensa y recuperación de la naturaleza, la resistencia de los pueblos originarios, la simbología y valor de la lucha callejera.
En Hasta que valga la pena vivir, sus autores hablan de una verdadera «revolución», entendiendo por ella un cambio radical, una transformación profunda. «No se trata exclusivamente de un cambio de gobierno; tiene más que ver con un cambio de paradigma, una transformación revolucionaria de las conciencias. Es una revolución la que vivimos, pues han cambiado las relaciones de poder, se ha reconocido de modo generalizado que el mayor bien, el mayor derecho de los que integramos una sociedad es nuestra dignidad, la individual y la colectiva», precisó Rebolledo.
Para el periodista, «una explosión ciudadana por la dignidad en todos los planos –cuando lo que se nos inculca desde los primeros años son los conceptos de la acumulación y el individualismo a ultranza– es un proceso revolucionario. Como revolucionario es también que se destroce de modo concertado y masivo un comportamiento sumiso y autorreprimido. Lo de octubre a la fecha es un proceso revolucionario, no una revolución consumada. Decir que Chile cambió es decir que hay una transformación radical de nuestra sociedad, de la comprensión de los poderes, de la recuperación de una confianza en el otro que estaba perdida. Entonces, decir que Chile cambió es decir que está en marcha un proceso que reivindica la igualdad, la dignidad y la vida colectiva».
