Es tan grande que ocuparía un poco más de la mitad de México o cinco veces la superficie de El Salvador.
Es tan grande que ocuparía un poco más de la mitad de México o cinco veces la superficie de El Salvador.
Los satélites la muestran como un área gigantesca y roja en el Pacífico, cerca de Nueva Zelanda y, según las proyecciones de los científicos, se mueve hacia el este, hacia Sudamérica.
Los estudiosos lo han llamado la «mancha caliente» (hot blob, en inglés) y desde que apareció hace unos días no deja de generar desconciertos.
Su descubrimiento a través de imágenes satelitales coincidió con una ola de calor que ha dejado estragos y caos en Australia, mientras que la región norte de Norteamérica experimenta unas crudas tormentas de invierno.
En este caso se trata de una zona del océano de cerca de un millón de kilómetros cuadrados donde la temperatura ha aumentado entre 4 y 6 °C más que el promedio en esa área.
Es actualmente (sin tener en cuenta la zona de los trópicos) el área con la mayor temperatura promedio en la superficie oceánica global, según explicó en su Twitter James Renwick, jefe del departamento de geografía, medio ambiente y ciencias de la tierra en la Universidad de Victoria en Wellington.
El diario New Zealand Herald indicó que la mancha comenzó a formarse en octubre pasado, pero luego las temperaturas se mantuvieron en su promedio y no creció de manera notable.
Sin embargo, un mayor calentamiento en el último mes generó su desarrollo.
De acuerdo con Renwick, varios factores han coincidido para la formación de esta «mancha caliente», entre ellos un «anticiclón» o sistema de altas presiones que ha disminuido las corrientes de viento en esa parte del Pacífico.
«(Hemos tenido) presiones bastante altas, cielos soleados, vientos ligeros, por lo que la superficie del océano se calienta con bastante rapidez», dijo al New Zealand Herald.
«Si los vientos son fuertes, entonces todo se agita. Si no se agita lo suficiente, el calentamiento del sol se absorberá en la superficie del océano y se genera esta capa de agua muy cálida», añadió.
Sin esos vientos el agua aumenta su temperatura y esa corriente caliente se mueve hacia las costas.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, NOAA por sus siglas en inglés, las temperaturas del océano no suelen variar en grandes proporciones, por lo que un grado más o menos de diferencia con el promedio puede resultar «preocupante» y tener efectos adversos sobre el clima del planeta.
En este caso, las temperaturas han subido entre 4 y 6ºC en su zona central, lo que se considera un aumento significativo.
Según Renwick, la capa de agua caliente se extiende hasta 50 metros debajo de la superficie, por lo que los científicos deberán estudiar qué impacto tendrá en la vida marina de esa zona.
Unas «manchas calientes» similares se reportaron hace cinco años entre las costas de California y Alaska y en septiembre pasado, los científicos advirtieron de un fenómeno similar, también en la costa oeste de EE.UU.
Según Renwick, este aumento no tendrá un impacto directo sobre el clima o la vida en Nueva Zelanda.
También, como se aleja hacia Sudamérica y se espera que se debilite antes de llegar a cualquier zona poblada, los expertos creen que sus efectos serán nulos o reducidos sobre zonas habitadas.
No obstante, sus efectos sobre la vida marina todavía están por estudiarse.
La NOAA advierte que el calentamiento de las aguas que produce este fenómeno, si persiste, hace que haya menos nutrientes en el océano, lo que al mismo tiempo altera la cadena alimenticia.
Así, por ejemplo, los leones marinos deben nadar más lejos para conseguir los peces y otros animales de los que se alimentan.
Un fenómeno similar registrado cerca de California en 2014 creó la mayor floración de algas tóxicas que jamás se haya registrado en la costa oeste de EE.UU.
El aumento de la temperatura también hizo que los jóvenes salmones que entrababan al océano encontraran menos alimento de calidad.
Ese agua más caliente provocó que miles de leones marinos que iban en busca de alimento aparecieran varados en las playas y que varias especies de ballenas, que también se desplazaron más cerca de las costas, quedaran atrapadas en redes de pesca o aparecieran muertas en la orilla.
Según Renwick, la masa de agua cálida debería enfriarse antes de aproximarse a América del Sur.
De acuerdo con el experto, el propio movimiento hacia aguas más frías podría conducir a que bajen las temperaturas mucho antes de que se aproxime a tierra del otro lado del mundo.
Si esto no ocurriera, cree que la masa «puede llegar a estar razonablemente cerca» de Sudamérica, pero duda que llegue a la costa.
Sin embargo, según la revista Science, si bien ahora los satélites y otros equipos hacen relativamente fácil para los científicos rastrear estas «manchas calientes», la magnitud de su impacto ecológico en las zonas por donde cruce será menos difícil de determinar.