La exposición «Countryside, The Future» se inauguró el 20 de febrero y es organizada por la oficina de arquitectura holandesa OMA. «El estar enfocados en la ciudades nos ha hecho olvidar cómo se ve y qué es lo que pasa en el ámbito rural y ahora es tiempo para compatibilizar la artificialidad, tecnología y extracción a la que ha estado sometido este territorio con el respeto a la naturaleza y con distintos modos de ver el mundo. Entender qué es posible y qué es imposible», afirma uno de los creadores de la muestra.
La oficina de arquitectura holandesa OMA inauguró una muestra sobre la conservación, especialmente en la Patagonia chilena, el pasado 20 de febrero.
La muestra trata temas políticos, socioeconómicos y medioambientales que afectan a toda la tierra no ocupada por ciudades, a través de la visión del arquitecto y urbanista holandés Rem Koolhaas, ganador del premio Pritzker y fundador de OMA.
Específicamente, AMO, la rama de investigación y diseño de OMA, analizó, junto con un equipo en parte chileno, la evolución de esfuerzos de conservación privada en Chile en el contexto de su reciente historia política y social. Para la entidad, en el marco de esta investigación, el sur de Chile constituye un caso de estudio idóneo para entender nuevas formas de conservación natural.
La exposición incluye un caledoiscopio de casos de estudios de nivel global, aparte de Chile, como los efectos del cambio climático en Siberia, robots humanoides y sistema de salud en Japón, agricultura de alta tecnología en Holanda, entre otros.
«La exhibición completa, aunque está dentro del museo Guggenheim, es una exhibición sobre investigación y utilizamos al museo como una plataforma para comunicar esta investigación», explica el chileno Federico Martelli, del estudio Cookies, que se encargó de la investigación en nuestro país.
«Para el museo este es un ejercicio en nuevas formas de generar exhibiciones y esto, de alguna manera, también ayuda a expandir la definición de arte».
Martelli afirma que el objetivo de la muestra fue estudiar la situación rural en varios lugares geográficos del planeta y entender los cambios que han estado ocurriendo en este vasto territorio.
«Enfocarnos en estos diversos puntos del globo da cuenta de que nuestro esfuerzo no es una visión totalizante del Countryside, sino más bien una manera de crear lentes que nos permitan acercarnos a situaciones interesantes», dice.
Como la narrativa del ámbito rural es múltiple, compleja y extrema, los organizadores de la muestra apuntan a transmitir esta complejidad y dar a entender que la situación ecológica, social y política actual en el mundo está, en gran parte, ligada a los cambios que están ocurriendo allí.
En el caso de Chile, la Patagonia se enmarca dentro del tema de conservación de la naturaleza, al que han titulado Buying = Saving (Comprar = Ahorrar).
«La situación de la conservación en el sur de Chile es un lente interesante para entender la situación de la conservación en el mundo entero», dice Martelli.
Él recuerda que en Chile, en general desde la vuelta a la democracia, han aparecido varias instancias de conservación privada. El caso más importante es la red de parques iniciados por la Fundación Tompkins, aunque después de este esfuerzo han aparecido varias otras iniciativas.
Eso como una consecuencia «inesperada» de las políticas neoliberales establecidas durante la dictadura, cuando conservacionistas chilenos y extranjeros contactaron a una red internacional de filántropos con el fin de adquirir terrenos amenazados por industrias extractivas.
«A través de esta muestra tratamos de entender el proceso que originó esta tendencia y también entender cómo el libre mercado ha comenzado a crear mecanismos que le dan un valor monetario a la naturaleza para justificar su conservación», explica.
El valor de la conservación en el momento actual es uno de los temas complejos que aborda la muestra.
Para Martelli, lo problemático es que «cuando uno comienza a hablar de conservación, es que uno rápidamente entra en un modelo sobre lo que se conserva y, por consiguiente, lo que no se conserva, justificando que lo que no se conserva se permite explotar y deteriorar».
«Lo que es crítico y lo más importante que desarrollamos en este trabajo, es que la naturaleza tiene un valor inherente y todos los ecosistemas son valiosos de por sí», reflexiona. «Lo esencial es establecer una nueva apreciación de la naturaleza y cuestionarnos cómo valoramos los distintos ecosistemas más allá de su funcionalidad o de las ideas estéticas que tendemos a imponer en el paisaje».
Entre los desafíos del proyecto, Martelli apunta al hecho de que el ámbito rural es enormemente vasto y que debieron acercarse a este tema desde casos específicos y no generalizar sobre lo que se entiende por «lo rural».
«Temas como el cambio climático, y estadísticas como que más de la mitad de la población mundial ahora vive en ciudades, son importantes, pero el desafío fue no generalizar, porque en realidad el ámbito rural es muchísimo más diverso de lo que pensamos».
En ese sentido, las ideas preestablecidas de lo rural como un lugar de escape de la ocupación y de la rapidez de la ciudad es cuestionado, mostrando el ámbito rural como el espacio más radical de cambios hoy en día.
Los organizadores de la muestra esperan, entonces, que el público salga de la exhibición entendiendo el ámbito rural no como una narrativa singular, sino confrontados con múltiples historias que van en distintas direcciones: que es un territorio de cambios drásticos y radicales y que es abierto y tolerante a nuevas posibilidades de pensar.
«El estar enfocados en la ciudades nos ha hecho olvidar cómo se ve y qué es lo que pasa en el ámbito rural y ahora es tiempo para compatibilizar la artificialidad, tecnología y extracción a la que ha estado sometido este territorio con el respeto a la naturaleza y con distintos modos de ver el mundo. Entender qué es posible y qué es imposible», concluye.