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Encuentran gran biodiversidad de especies nativas en quebrada del Valle de Elqui CULTURA|CIENCIA Reptil Callopistes Maculatus. Fotografía gentileza IEB

Encuentran gran biodiversidad de especies nativas en quebrada del Valle de Elqui

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Numerosos tipos aves, roedores, reptiles y felinos, fueron registrados en zona de Paihuano. A esto se suman 21 especies de abejas nativas y flora propia de esta zona. Milen Duarte, bióloga ambiental del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, junto a un equipo de expertos, lidera estudios que buscan proteger el patrimonio natural de este territorio, que se encontraría amenazado por la actividad minera.


En la quebrada de Paihuano, al interior del Valle del Elqui, se descubrió un verdadero tesoro ecosistémico, que hoy busca ser protegido por la comunidad de lugareños y varios científicos. Más de 21 tipos de abejas nativas, otras 50 especies de animales y gran cantidad de flora autóctona, fueron encontrados en este sector de la Región de Coquimbo.

Aves, reptiles y felinos, muchos de ellos, catalogados bajo amenaza, son otros habitantes nativos que se hallaron en este territorio, situado entre los 1200 y 2500 metros sobre el nivel del mar. También, se constató la existencia de glaciares de roca – masas de peñascos con hielo- no protegidos en las cumbres de las montañas, que son claves para el recurso hídrico de todo el Valle del Elqui, hasta La Serena.

Milen Duarte, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, lleva dos años explorando este lugar y realizando campañas para identificar la flora, fauna y entomofauna -invertebrados terrestres, como abejas- del lugar, y los servicios que nos proveen. Dichos estudios se han realizado junto a un equipo de investigadores del Instituto de Entomología de la UMCE (Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación), y la ONG CODECIAM. Uno de los objetivos de estos trabajos, es apoyar a la comunidad local para resguardar el patrimonio natural de este sector y evitar la amenaza de la actividad minera. Esto, luego de que vecinos e investigadores presenciaran exploraciones geológicas en sectores privados de esta zona de Paihuano.

“Hace algunas semanas comenzaron a llegar camiones, probablemente mineros, a una de las quebradas importantes de la zona. La comunidad que vive y trabaja en este lugar, dedicada mayormente a actividades agrícolas, de ganadería y turismo, está muy preocupada por la situación, y nosotros como investigadores también, ya que existe una gran biodiversidad de especies que requieren ser protegidas”, comenta la bióloga ambiental de la Universidad de Chile.

Rhinella Atacamensis. Fotografía gentileza IEB

Abejas, loros y otras especies

En el contexto de las investigaciones, uno de los hallazgos más sorprendentes fue el descubrimiento de más de 21 variedades de abejas nativas. Esta riqueza de especies es alta, considerando que en Chile se han registrado cerca de 450 especies de estos insectos, 70% de los cuales no existe en ningún otro país del mundo.

Los estudios y campañas sobre fauna realizadas solamente el 2019, determinaron la existencia de 50 especies de animales vertebrados, siendo las aves el grupo más numeroso de todos. En este contexto, se detallaron 34 tipos de pájaros, seguido de 7 especies de roedores, 4 de reptiles, 2 tipos de murciélagos, más un felino, un marsupial y un anfibio.

Milen Duarte, señala que algunas de estas especies están en categoría de conservación, siendo sus principales amenazas la degradación y pérdida de hábitat. En esta lista, se encuentran los dos murciélagos encontrados, cuatro reptiles (Liolaemus nitidus, L. platei, L. pseuduslemniscatus y Philodryas chamissonis), un roedor (Lagidium viscacia), un anfibio (Pleurodema thaul), un marsupial (Thylamys elegans) y un felino (Puma concolor).

“En el caso del puma, la amenaza también se debe a la caza furtiva y el envenenamiento como resultado del conflicto ganadero, donde este animal es considerado como una amenaza para la ganadería”, comenta la investigadora.

De diciembre a la fecha, y mediante un registro propio, Milen Duarte también ha identificado a más de cien loros barranqueros, más conocidos como tricahue, especie nativa de Chile que habita en la zona centro-sur y el más grande de los cuatro tipos de loros que conocemos en nuestro país. Dichas aves anidan en pequeñas cuevas donde construyen sus barrancos y se alimentan de flores y frutos. Sin embargo, hoy su hábitat está amenazado, y la especie se encuentra en peligro de extinción.

La pérdida de hábitat generada por la agricultura extensiva, la caza relacionada con su venta como mascota o generada por gatos domésticos, son algunas de sus principales amenazas. “Debemos proteger al loro tricahue, una de las especies bandera de nuestro país, es decir, que debemos proteger. Sin él y los ecosistemas donde habita, se pierde el equilibrio natural de la vida, y se amenaza fuertemente el bienestar de las personas”, explica la bióloga ambiental.

Philodryas chamissonis. Fotografía gentileza IEB

Amenaza minera

El equipo científico no solo ha contribuido a generar un catastro y línea base de este ecosistema, sino que también ha podido acompañar y conocer a los habitantes de esta zona, quienes se han organizado para proteger su territorio e impulsar diversas acciones que buscan evitar la llegada de mineras hasta el sector. Esto, ya que dicho rubro representa una amenaza a la tranquilidad y a las actividades productivas, turísticas e identitarias del lugar, pudiendo además generar contaminación, escasez de agua y pérdida de biodiversidad como se ha podido evidenciar en otras localidades de la región, como es el caso de Andacollo.

Charlas, estudios ambientales, material informativo e incluso exposiciones ante el Senado, son algunas de estas medidas impulsadas por los propios habitantes. Otro ejemplo de ello, fue una reciente reunión en la Quebrada de Paihuano, organizada por el municipio y que contó con la participación de 150 lugareños y vecinos de zonas como Alcohuaz, Pisco Elqui y Horcón. Dicho encuentro, se realizó con el objetivo de coordinar acciones y aclarar dudas entre los habitantes, tras advertir el resurgimiento de exploraciones geológicas en un terreno privado de esta quebrada. En ese contexto, la comunidad entera manifestó su total oposición a la presencia de mineras en el Valle del Elqui.

Para Milen Duarte, la tarea colectiva es fundamental, y en ese sentido, respalda el trabajo desarrollado desde la investigación, que está permitiendo caracterizar los diferentes servicios ecosistémicos y estudiar la flora, fauna y entomología del sector. “Hace dos años que nosotros estamos apoyando a la comunidad, desde nuestra labor científica. Ya hemos desarrollado dos campañas de terreno y seguiremos realizando nuevos estudios, con el fin de generar conocimiento sobre el patrimonio natural de este lugar, que permita crear figuras de protección en el territorio que se encuentra hasta los 2 mil metros, pues sobre esta altura, sí existen medidas de protección e incluso hay un sector que es santuario de la naturaleza. No obstante, sabemos que las leyes de minería están por sobre estas figuras de resguardo al territorio, razón por la cual queremos seguir generando evidencia para proteger al ecosistema. Lo más interesante es que toda la comunidad está muy involucrada en este proceso e incluso ellos mismos han financiado los estudios mediante autogestión”, puntualiza Milen Duarte.

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