La investigación en artes, humanidades y ciencias sociales puede ser significativa en torno a problemas éticos, de derechos humanos, de discriminación, marginalidad, e incluso puede colaborar a través de maneras creativas de informar a la población. Además, el conocimiento de las diversas maneras en que se han pensado o representado los procesos de crisis, y en particular sobre la salud y la enfermedad, resulta importante para entendernos hoy.
El momento actual parece ser especialmente abrumador. Luego de meses de movilizaciones, nos vemos afectados por una pandemia que cambia completamente el panorama. Nos vemos ahora enfrentados a una problemática incluso vital, de proyección totalmente incierta, y que nos afectará en múltiples niveles. Esto implica nuevos grados de incertidumbre. También, esta situación exacerba y hace aún más visibles nuestras problemáticas estructurales.
En ese marco se producen desafíos inmediatos, de corto y de mediano plazo para organizaciones de investigadores y profesionales del conocimiento, especialmente para quienes venimos de las artes, humanidades y ciencias sociales. En la inmediatez parecen existir dos dimensiones principales. En una primera, más profesional, debemos buscar formas para aportar a la búsqueda de soluciones democráticas al mitigamiento y accionar frente a la crisis actual desde nuestras posibilidades y conocimientos.
[cita tipo=»destaque»]La situación laboral para investigadores en artes, humanidades y ciencias sociales ha sido por años preocupante, y debemos anticiparnos a un escenario de empeoramiento de la situación. Es por eso que debemos conocer en mayor detalle nuestra situación específica y aportar a monitorearla para reaccionar frente a urgencias. La necesidad de la devolución íntegra para los honorarios resulta un mínimo en este contexto.[/cita]
En particular, la investigación en artes, humanidades y ciencias sociales puede ser significativa en torno a problemas éticos, de derechos humanos, de discriminación, marginalidad, e incluso puede colaborar a través de maneras creativas de informar a la población. Además, el conocimiento de las diversas maneras en que se han pensado o representado los procesos de crisis, y en particular sobre la salud y la enfermedad, resulta importante para entendernos hoy. Finalmente, el conocer las maneras en que la institucionalidad pública ha funcionado y se ha relacionado con la sociedad en el pasado nos ayuda a proyectar lo que estimamos más necesario para el futuro y diseñar maneras de lograr determinados propósitos colectivos. En un segundo orden, si se quiere, nuestras áreas pueden aportar con análisis sobre la situación política, social y cultural, identificar lecturas y narrativas, que permitan anticipar escenarios posibles para el futuro, y, de esta forma, prevenir soluciones autoritarias o que favorezcan a ciertos grupos de la población.
Una segunda dimensión, más laboral, implica visibilizar y resolver problemáticas urgentes en torno a trabajadores precarizados, honorarios y/o profesores taxis que hayan sido despedidos o que enfrenten uno posible en el corto plazo, así como a becarios que dejarán de recibir manutención, y a estudiantes en el extranjero o recién vueltos. En particular, la situación laboral para investigadores en artes, humanidades y ciencias sociales ha sido por años preocupante, y debemos anticiparnos a un escenario de empeoramiento de la situación. Es por eso que debemos conocer en mayor detalle nuestra situación específica y aportar a monitorearla para reaccionar frente a urgencias. La necesidad de la devolución íntegra para los honorarios resulta un mínimo en este contexto.
Todavía sobre lo laboral, en el corto plazo parece necesario elaborar en torno al abanico de situaciones diferenciadas que pueden vislumbrarse como profundizadas en su gravedad debido a la crisis actual, como pensiones y retiros -recordemos la pérdida de fondos de las AFPs-, la inestabilidad que está caracterizando a buena parte de las carreras de investigadores jóvenes, el agobio laboral y su relación con el teletrabajo, o la brecha digital. En el mediano plazo, se necesita hacerse cargo de las nuevas formas de trabajo que han aparecido frente a las realidades mediatas e inmediatas.
En una dimensión profesional de corto plazo, se hace importante aportar a comprender mejor las maneras en que la pandemia actual nos afecta, así como sus relaciones con otras múltiples dimensiones de nuestras vidas. En buena medida, debemos ser capaces de conectar la urgencia del momento con las condiciones previas y estructurales que le dan un carácter específico a nuestro país. También, necesitaremos anticipar las consecuencias sociales y culturales de esta pandemia, cuestión que compete especialmente a investigadores de nuestras áreas. Esto implica participar en la discusión pública de forma más activa y presente. En un medio plazo, parece importante abrir una discusión política sobre el rol del conocimiento en la sociedad contemporánea.
Sabemos que abordar estos y otros múltiples temas que son centrales para nuestras labores requerirá de un esfuerzo importante y coordinado de múltiples actores, así como de la participación de las organizaciones de trabajadores del conocimiento. También sabemos que es importante que desde la institucionalidad científica exista una verdadera apertura a avanzar efectivamente en problemas que hoy se amplifican, pero que vienen arrastrándose desde hace largo tiempo, para lo cual se requieren miradas multidisciplinarias. Dado que la forma en que se maneja la pandemia va más allá de un tema de salud pública, sino que también es una cuestión política con consecuencias sociales, invitamos a que la mesa de trabajo actual del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación incluya todas las áreas del conocimiento.
Carolina Gainza, Directora de Asociación de Investigadores en Artes y Humanidades
Enrique Riobó, Presidente de Asociación de Investigadores en Artes y Humanidades