Publicidad
Víctor Hugo de la Fuente, amigo personal de Luis Sepúlveda: «Es terrible. A su funeral solo pueden ir tres personas» CULTURA

Víctor Hugo de la Fuente, amigo personal de Luis Sepúlveda: «Es terrible. A su funeral solo pueden ir tres personas»

Publicidad

Solo estarán su viuda, un hijo y una nieta, reveló el director de la versión local de Le Monde Diplomatique y amigo personal de Sepúlveda. «Son las condiciones que ponen en España para los funerales de los fallecidos por coronavirus”, agregó. De la Fuente recordó que el último artículo que publicó Sepúlveda fue “El oásis seco», su análisis sobre el estallido del 18 de octubre. «Conversamos varias veces. Él rescataba sobre todo a los jóvenes, incluso él había escrito otra columna con el título de la canción de Violeta Parra, ‘Me gustan los estudiantes’. Él seguía el tema de Chile muy, muy de cerca», comentó.


El funeral del escritor Luis Sepúlveda será con solo tres personas, debido a las medidas existentes en España por el coronavirus, que causó este jueves la muerte del autor de 70 años, según reveló su amigo personal Víctor Hugo de la Fuente, director de la versión local de Le Monde Diplomatique.

«No sé exactamente qué va a pasar, su compañera (Carmen Yáñez) no me explicó si lo iban a cremar o enterrar, solo me dijo que al funeral solo podían asistir tres personas, ‘yo (Carmen), Carlos y una nieta (que está ahí), estamos los tres’”, no le pregunté más detalles», señaló De la Fuente a este medio.

«Son las condiciones que ponen en España para los funerales de los fallecidos por coronavirus”, agregó. «Es terrible, porque los hijos no pueden ir. Los hijos fueron apenas cayó enfermo, a comienzos de marzo, no pudieron alojarse en la casa porque era el lugar de un infectado», añadió. Sepúlveda dejó seis hijos.

«Entonces estuvieron en hotel, estuvieron harto tiempo y después volvieron y ahora no pueden ir, no hay aviones y además no lo permiten», lamentó.

De la Fuente vio a Sepúlveda por última vez en París, a mediados de diciembre pasado.

«Estuve tres días y nos vimos todos los días. Lo vi muy, muy bien, estaba perfecto. Me dijo que vendría en marzo y en mayo teníamos que juntarnos en Lisboa, donde iba a haber una reunión que ya se anuló».

Larga amistad

De la Fuente conoció al autor en el año 1988, cuando trabajaba en la revista Análisis y Sepúlveda vivía en Alemania.

«Después, en el año 90, volví a Francia y ahí lo encontré, él vivía en Alemania y se fue a vivir a París, y ahí estrechamos mucho nuestra relación y después nos vimos muchas veces por años. Después de París se fue a vivir a Gijón y ahí dirigía un Salón del Libro. Hizo 18 versiones durante 18 años, yo fui a 17 de esos salones», recordó en referencia a esa feria del libro.

«Era muy hermoso porque se hacía en un lugar en el centro de Gijón, pero a escala humana. No era una cosa en la que habían miles de personas, había debates, presentaciones de libros y los escritores participantes visitaban muchos lugares, iban a los colegios, a la cárcel, era una actividad que tenía ramificaciones, no era solo un acto grande, entonces uno podía estar mucho con los escritores», recordó.

Amor por Gijón

Sepúlveda iba usualmente a Gijón por la Semana Negra de Gijón, que era de literatura policial, y que dirigió, un tiempo, un amigo de él, Paco Ignacio Taibo II.

El autor terminó radicándose allí por una anécdota que le ocurrió en una ocasión en la ciudad.

«Me contó que estaba en un banco tratando de cambiar un cheque alemán, porque él en ese tiempo aún vivía en Alemania, y al llegar a la caja discutía con el cajero sobre el cheque y la persona que estaba detrás de él dice: ‘el compañero tiene razón’. Y se sorprendió de que en ese lugar alguien hablara de ‘compañero’, ¡y en un banco! Entonces pensó ‘aquí me quedo'».

«Gijón está en Asturias, que tiene una tradición de los mineros asturianos, una zona muy combativa, había lazos que han quedado ahí y él pensaba ‘este es un lugar en el que me gustaría vivir’. Siempre estuvo muy contento ahí, siempre tuvo buenas relaciones, ya era un gijonés. Le han hecho muchos homenajes ahí».

Le Monde Diplomatique

Aunque trabajó varios años como periodista, Sepúlveda se hizo conocido con su novela El viejo que leía novelas de amor. Publicada en 1989, traducida a 60 idiomas y con más de diez millones de ejemplares vendidos, a partir de ese momento empezó a vivir de la literatura.

«Con el Lucho siempre he tenido coincidencias en todo, de amistad, de historias, posición política también», recordó De la Fuente.

«Cuando yo empecé a sacar Le Monde Diplomatique le conté lo que pensaba hacer y él conocía Le Monde Diplomatique en Francia y en España y me dijo ‘cuenta conmigo'».

«Le Monde Diplomatique tiene un pensamiento crítico que está muy cerca de nuestros valores, entonces él desde el comienzo apoyó. Cuando lanzamos la editorial, un año después de lanzado el periódico, en la Biblioteca Nacional, lo hicimos con él, una intervención muy grande que se llamó ‘El poder de los sueños’ y desde ahí siempre colaboró y a veces colaboró para Le Monde Diplomatique Internacional«.

Sepúlveda y el estallido

El último artículo que publicó Sepúlveda fue solicitado por Le Monde Diplomatique de Francia y se publicó en todas las ediciones, y se tituló “El oásis seco”. Fue su análisis sobre el estallido del 18 de octubre.

«Conversamos varias veces y él estaba feliz, bueno, los dos decíamos ‘por fin estalló esto’. Él rescataba sobre todo a los jóvenes, incluso él había escrito otra columna con el título de la canción de Violeta Parra, ‘Me gustan los estudiantes’. Él seguía el tema de Chile muy, muy de cerca», comentó.

«Los últimos dos años no vino a Chile, pero hace tres, cuatro y cinco años estuvo viniendo por muchos meses y estaba muy entusiasmado de instalarse un poco aquí y allá, pero el trabajo no se lo permitía. Él vivía de la literatura y de los eventos y esos son casi todos allá y además casi todos sus hijos viven en Europa, solo una vive en Ecuador, dos en Suecia y tres en Alemania, sus hijos y los nietos, eso lo mantenía allá».

Su obra literaria

En cuanto a su obra literaria, De la Fuente señaló que, más allá de que fueran novelas o textos infantiles, «era un contador de historias».

«A uno lo atrapa. Además no se quedó en un estilo. Muchos escritores, cuando triunfan, agarran eso y siguen esa línea sin variar. El viejo que leía novelas de amor fue un triunfo brutal en todo el mundo, pero después publicó un reportaje, una novela policial, en distintos estilos. No se sometía a un estilo ‘exitoso’, digamos, pero tenía el don de escribir siempre atrayendo a la gente. Por eso yo lo describía como un gran escritor pero, también, como un gran contador de historias, escritas y orales», explicó.

Además destacó las temáticas de fondo, como la ética, la política y el medio ambiente, a pesar de lo cual «nunca fue panfletario. Creo que eso es el valor que queda de sus libros».

Relación con el gremio literario

Finalmente, en cuanto a la relación con sus pares, De la Fuente relató que Sepúlveda tenía amigos escritores en todo el mundo, y también en Chile, como Ramón Díaz Eterovic, Pablo Azócar, Marcela Serrano y Hernán Rivera Letelier, a los cuales además invitaba a la feria de Gijón.

Asimismo, recordó la adoración que tenía por Francisco Coloane. «Para él, era su maestro, y fue responsable de haberlo relanzado en el mundo. Le hacía los prefacios y conseguía que lo editaran. Fue publicado y tuvo mucho éxito, sobre todo en Europa».

Obviamente tuvo sus enfrentamientos, como ocurrió con Jorge Edwards. Cuando el exdictador Augusto Pinochet fue detenido en Londres en 1998, Edwards publicó en el diario español El País una columna a su favor, tras lo cual Sepúlveda le respondió con otra en contra, recordó De la Fuente.

Publicidad

Tendencias