Las características afectan incluso al canal público TVN, que se diferencia poco de sus competidores, según un equipo de investigación liderado por la académica Chiara Sáez del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile. «Hay que destacar que los programas analizados de TVN sacaron mejor puntaje que los del resto de los canales, pero en un contexto donde el resultado general es de mediocre a malo», comentó la investigadora.
Un estudio académico ha determinado que la televisión chilena no toma en cuenta a las regiones, tiene poca diversidad de fuentes y es políticamente poco diversa.
Las características afectan incluso al canal público TVN, que se diferencia poco de sus competidores, según un equipo de investigación liderado por la académica Chiara Sáez del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile.
«Hay que destacar que los programas analizados de TVN sacaron mejor puntaje que los del resto de los canales, pero en un contexto donde el resultado general es de mediocre a malo», comentó la investigadora.
La semana pasada, el equipo de investigación liderado por la académica dio a conocer los resultados preliminares del primer instrumento multidimensional de medición del pluralismo informativo en la televisión abierta a nivel latinoamericano.
El estudio arrojó un nivel entre escaso y alto de pluralismo informativo para todos los canales que registraron noticieros, programas de opinión y/o debate político durante el período estudiado, correspondiente a marzo de 2020: La Red, TVN, Mega, CHV y C13.
En noticieros, el puntaje más bajo lo obtuvo Mega con 54,36 puntos (escaso pluralismo) y el más alto TVN con 81 puntos (alto). En el caso de los programas de opinión y debate político, el valor más bajo lo obtuvo La Red con 58,63 puntos (bajo pluralismo) y TVN obtuvo 74 (pluralismo alto).
En su artículo 3, la ley de TVN señala que “el pluralismo y la objetividad deberán manifestarse en toda su programación, muy especialmente en los noticieros y programas de análisis o debate político”, pero para el equipo investigador esto, en la práctica, es «letra muerta».
El proyecto fue financiado por el Conicyt y patrocinado por Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, el cual reúne a diversos expertos en miras a lograr la creación de un sistema de medición de pluralismo para la televisión chilena y contribuir al debate sobre la relación entre el pluralismo informativo y el debate público democrático.
El proyecto se remonta a 2019, cuando en un seminario, dos alumnos del ICEI idearon un propuesta de instrumento para medir el pluralismo en televisión chilena.
Esta idea recogida por la profesora Saez, quien junto con esos dos alumnos más otros expertos armaron el equipo para este estudio que busca atender al problema del pluralismo en la comunicación chilena, explica Felipe Riffo, periodista y ayudante del proyecto.
Sáez comenta que el estudio surge de la preocupación por lo que veían como un incumplimiento sistemático del artículo 14 de la ley del CNTV, que obliga al organismo a establecer herramientas y procedimientos para medir el pluralismo informativo en noticieros, programas de opinión y debate político.
«Quisimos avanzar en la propuesta de un instrumento que fuera una herramienta en este sentido y de esta manera poner el tema en el debate público», explica.
La investigación halló que solo 3 de los 7 canales de TV abierta de alcance nacional tienen programas de opinión y debate político. Hay canales que tampoco tienen noticieros.
«Luego, en todos los programas analizados observamos una muy baja diversidad temática, regional, de fuentes y de partidos políticos en los contenidos de los programas analizados. Todo esto nos permite sostener que el pluralismo informativo en la televisión se encuentra muy empobrecido y se requieren medidas de diverso tipo para fortalecerlo», sostiene Sáez.
Para explicar la poca diversidad temática, diversidad regional y de fuentes en noticieros y programas de opinión, los investigadores aludieron a una tendencia a la homogeneidad, donde los canales compiten por la misma audiencia y anunciantes, como empresas funcionan de una forma similar y ofrecen productos muy parecidos.
«La poca diversidad regional obedece a varios factores. A pesar de que los canales son nacionales, en la programación no se realizan desconexiones regionales, como ocurre en otros países», comenta Javier García, asesor jurídico del proyecto y director del Observatorio del Derecho a la Comunicación.
«Esto también contribuye a que los canales apenas generen producción desde regiones, a excepción de los equipos de noticieros. Al contar con idéntica programación para todas las regiones, se privilegian contenidos centralizados en Santiago, y desde la centralidad es más complicado representar contenidos periféricos», agrega.
Canales más antiguos como TVN, Canal 13 e incluso UCV han tenido en el pasado equipos en regiones, pero con los años han disminuido o desaparecido. Este hecho ha reforzado el centralismo de los contenidos informativos, lamenta Sáez.
Respecto a TVN, García explicó que se parece a los canales privados en el puntaje final, porque su oferta programática es similar: al fin y al cabo compite en el mismo mercado (audiencia y publicidad) que los canales privados, lo que genera una tendencia a la homogeneización.
«Además, la ley de TVN no establece diferencias claras respecto de los privados. Por ejemplo, no establece obligaciones de programas públicos, derechos de acceso a grupos sociales, mayores exigencias de contenido cultural o educativo», indicó.
Agregó que en países con televisiones públicas que reciben aporte estatal, la dependencia de la publicidad es menor y hay mayores exigencias de servicio público.
«La ley de TVN tiene un artículo parecido al artículo 14 de la ley del CNTV, pero en la práctica es letra muerta, porque no sabemos cómo se garantiza el pluralismo en la TV pública, ni cómo operan sus criterios editoriales», criticó Sáez.
«Hay mucha opacidad de cara a la ciudadanía, cuyo rol fiscalizador podría ser mucho mayor si pudiera contar con información más transparente», dijo.
En cuanto a la falta de pluralismo político en la televisión en general, García apunta a que los canales tienen su propia línea editorial y esta tiene que ver con sus propietarios.
La Red pertenece al grupo Albavisión, del empresario mexicano Remigio Ángel González; Megavisión es parte del grupo Bethia (familia Falabella), que además posee varias radios; Chilevisión es parte del conglomerado estadounidense Time Warner; mientras Canal 13 pertenece al grupo Luksic.
«Los medios son empresas ideológicas, como tales tienen sus afinidades políticas y los accionistas de canales participan de otros sectores empresariales, los cuales se ven afectados por las políticas públicas, lo que genera preferencias por partidos cuyos planteamientos sean más beneficiosos para estas empresas», señala García.
Para este especialista, también ha faltado un trabajo de auditabilidad más sistemático de parte del CNTV, con un marco jurídico que apenas incluye exigencias de pluralismo político, lineamientos muy genéricos y reducidos a periodo de campañas electorales.
Para Sáez, las medidas adecuadas para mejorar el pluralismo pasan, en primer lugar, por aplicar la ley.
La académica apunta a que ya existe un marco, tanto a través de la ley del CNTV como de la ley de TVN que las respectivas instituciones podrían aplicar con mayor profundidad que como lo han hecho hasta ahora. En este sentido, a su juicio, el CNTV podría realizar una fiscalización mucho mayor porque el marco legal se lo permite.
«En un segundo nivel, podemos hablar de modificaciones legales que permitan garantizar mejor el pluralismo interno y externo, tales como transparencia sobre relación entre propietarios e intereses del medio y dar mayores garantías para la independencia de periodistas», en referencia a códigos de ética, consejos de redacción, etc.
También se podría promover la TV regional y comunitaria, así como empoderar a las audiencias, añade.
García además resaltó que en Europa hay un control más intenso de la concentración de la propiedad, y los departamentos informativos de los canales están más profesionalizados y cuentan con mayores y mejores mecanismos de defensa ante injerencias.
También existe una mayor heterogeneidad de líneas editoriales y las televisiones públicas cumplen un rol importante en términos de empujar hacia arriba los estándares de los canales privados, agregó.
¿Cómo se comparan los resultados con los otros países de Latinoamérica y el mundo?
«El problema del pluralismo informativo se encuentra muy relacionado con la concentración de la propiedad», responde Sáez.
Según la investigadora, esta situación es especialmente notoria en América Latina, donde hay empresas audiovisuales con un importante peso en términos globales, como Televisa o Globo.
«A nivel continental no hemos detectado hasta ahora un instrumento similar al nuestro, pero al momento de construirlo, recogimos aspectos del debate, ya sea sobre la diversidad o sobre el pluralismo en Asia y en Europa. Pensando en el futuro, sería interesante –y bastante factible– poder aplicar este instrumento a nivel de los canales
nacionales latinoamericanos para comparar el pluralismo informativo entre países», concluyó.