El Geólogo y paleontólogo de invertebrados, Sven Nielsen, Doctor en Ciencias Naturales e Investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra de la U. Austral de Chile cuenta cómo estas especies, descritas inicialmente hace 133 años, dan cuenta de un ecosistema muy distinto al que conocemos hoy en la zona, con una temperatura del agua de cinco grados más. Suficiente para que muchos organismos migraran, o se extinguieran.
Fue hace 169 años que Rodulfo Amando Philippi zarpó desde Hamburgo (Alemania) rumbo a Valparaíso, dejando atrás a su familia, su biblioteca y una colección de conchas fósiles, este naturalista de principios republicanos aceptó la invitación de viajar a Chile luego de la restauración de las monarquías absolutas en Europa, hecho por el cual se le despojó de sus cargos académicos, limitando su vida de investigador.
Una vez en Chile, adquirió diversas responsabilidades y cargos de docencia, sumado a ellas realizó varias expediciones científicas importantes por todo Chile, recopilando información detallada del patrimonio natural, redactando una serie de textos en los que se recopila, clasifica y describe el patrimonio natural de la nación.
Así, este intelectual y explorador publicó en 1887 una obra “Los fósiles terciarios y cuartarios de Chile”, en la cual describió tres especies cenozoicas del género Mitra (Mitridae): Mitra martini, Mitra chiloensis y Mitra distorta.
A 133 años de este trabajo, un científico alemán también radicado en Chile, el académico e investigador de la U. Austral Sven Nielsen, repite la historia, actualizando el trabajo realizado por su compatriota hace más de un siglo con dos moluscos extintos que alguna vez habitaron las costas chilenas, hace aproximadamente 20 millones de años.
“Lo que logramos fue, principalmente, redescribir dos especies que Philippi ya describió”, explicó Nielsen, geólogo, doctor en ciencias naturales e investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad Austral.
“Como era la moda en ese tiempo, las descripciones de Philippi son sumamente breves, de tres líneas y si uno lo lee, aunque están en latín, básicamente incluye lo que hoy consideramos una familia (unidad de clasificación de animales que abarca géneros y especies). Entonces es bien difícil, entender la diferencia de ésta con otros animales”, agrega el investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra, UACh.
En su investigación, publicada en la revista científica Ameghiniana, Sven Nielsen y Francisca A. Ampuero (UdeC) revisaron las descripciones de dos especies de moluscos del Mioceno, época que se extiende desde hace 25 millones de años hasta 5 millones de años. En su estudio, encontraron dos caracoles descritos por el naturalista alemán en 1887: Mitra Martini, renombrada y reclasificada como Profundimitra lacuiensis, y Mitra chiloensis, asignada al género Austromitra.
“Tuvimos que cambiar el nombre porque el que tenía ya existía de antes para otra especie, y eso, por norma, no se puede mantener. (…) Esta otra especie fue nombrada básicamente en una nota del pie en un trabajo sobre fósiles de Sumatra. No es un error, es simplemente que Philippi no sabía de esto y por casualidad o desafortunadamente, usó el mismo nombre. Entonces había que arreglarlo para cumplir las reglas que existen dentro de la nomenclatura de animales”, señala el investigador de la U. Austral.
El trabajo realizado por Sven Nielsen- quien también es académico del magister en paleontología de la U. Austral- comprende una revisión completa de los moluscos marinos (gastrópodos, bivalvos, entre otros) del Mioceno Inferior, a lo largo de todas las zonas donde afloran justamente rocas con este tipo de fauna fósil.
Una de las más trabajadas, por ejemplo, es la Formación Navidad, descrita originalmente por Charles Darwin y que se extiende entre las regiones de Valparaíso y O`Higgins; más al sur, existen otras afloramientos con fauna similar en Arauco, Valdivia, Chiloé, también el archipiélago Los Chonos y otra formación con fauna parcialmente similar en la península Taitao. Justamente estas últimas han sido menos visitadas porque requieren de otro tipo de preparación para poder trabajar.
“Un día la lancha nos dejó en una de las islas de Los Chonos y al poco rato el tiempo se puso malo y comenzó a llover ¿tú sabes cómo llueve aquí en el sur? (Dice Nielsen), y con mucho viento. Nosotros habíamos dicho que nos fueran a buscar a las siete de la tarde, entonces la lancha se fue a refugiar a una bahía y nosotros con lluvia no podíamos hacer nada. -Estábamos mojados hasta los calzoncillos-, enfatiza, y en una pausa de lluvia, cortamos unas hojas de nalca y nos armamos una ruca y nos sentamos a esperar que nos fueran a buscar. El trabajo de ese día era como de dos o tres horas, el resto del día fue mejorar la ruca o esconderse bajo las nalcas”, recuerda el investigador.
Junto con la anécdota, el paleontólogo deja entrever una serie de cambios ambientales que ha sufrido el territorio chileno a lo largo de los últimos millones de años.
“Estas especies tienen cerca de 20 millones de años de antigüedad y está bien establecido desde hace más de un siglo que aquí hubo un clima tropical a subtropical. El clima global era bastante cálido”, insiste Nielsen.
A un nivel regional, la presencia de estos organismos, más bien tropicales, hablan de que aparentemente el ecosistema de la corriente de Humboldt no era como hoy.
“Esta corriente o no existía todavía o si existía era bastante más leve o bastante más fuera de la costa”, plantea Nielsen, como parte de las proyecciones de la investigación, justificándose en que la presencia de esta corriente oceánica, originada por el ascenso de aguas profundas y que trae aguas de la Antártica hoy enfría la costa pacífica de Sudamérica, desde la zona central de las costas chilenas hasta el ecuador, lo que no se relaciona con la presencia de estos organismos, ni otros, como tiburones, estudiados previamente por el autor.