Doce proyectos nacionales competirán por representar a Chile en un encuentro que convoca a investigadores y profesionales creativos de más de 60 países. Las ideas, que abordan temáticas como medicina, medio ambiente, agricultura y transporte urbano, son impulsadas por investigadores de cuatro regiones. En la última versión, realizada en Alemania, un joven innovador nacional obtuvo uno de los principales premios de la cita, que conmemora la caída del Muro de Berlín.
Doce jóvenes investigadores nacionales competirán este jueves 13 de agosto por representar a Chile en la versión 2020 de Falling Walls Lab, certamen mundial con sede en Berlín, Alemania, que convoca cada año a innovadores de más de cien países, en busca de nuevas ideas que contribuyan a resolver los principales desafíos de la humanidad en el siglo XXI.
“Es una buena noticia que jóvenes de varias regiones del país, entre ellos un significativo porcentaje de mujeres, aporten nuevas ideas en campos tan diversos. Se deben seguir abriendo espacios para la innovación, para pensar diferente, para que estas voces sean efectivamente constructivas”, dijo Jeannette von Wolffersdorff, directora de la fundación Observatorio Fiscal y presidenta del jurado que escogerá al proyecto ganador.
“Necesitamos más innovación y más diversidad en ella también”.
Los seleccionados para la final chilena del concurso –organizado por la Fundación Ciencia Joven y el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV)– provienen de cuatro regiones y abordan temáticas de alto impacto, entre estas salud, medio ambiente, agricultura y transporte urbano.
Para la economista, Falling Walls “abre un espacio” para la diversidad de las nuevas ideas, “sin sesgos”, llevando a los investigadores a una plataforma global de cooperación y colaboración con pares de los cinco continentes, “en campos que son fundamentales en el mundo actual”. “Es fundamental que en Chile el desarrollo de la ciencia y la innovación contribuya a lograr una sociedad más justa y sostenible, que permita enfrentar las grandes transformaciones de la cuarta revolución industrial”, enfatiza Von Wolfersdorff.
Son en total doce los seleccionados para la final chilena del concurso, que se llevará a cabo en forma remota y será transmitida por las redes sociales de las entidades locales organizadoras. Los finalistas provienen de cuatro regiones y abordan de manera innovadora temáticas de alto impacto para las sociedades modernas, entre estas salud, medio ambiente, agricultura y transporte urbano.
“Según el último Índice de Competitividad Global del WEF (2019), Chile destaca como líder en América. No obstante, mientras que nuestro país está bien posicionado en asuntos macroeconómicos, no obtuvo buena calificación acerca de su capacidad de innovar y adoptar nuevas tecnologías de información. Es más: justo la mayor debilidad de Chile, se reportó en la capacidad de las empresas para adoptar ideas disruptivas”, añade la directora de Observatorio Fiscal.
De la convocatoria fueron parte científicos en distintas etapas de formación: estudiantes de pregrado o magíster, candidatos a doctorado, investigadores post doctorales, jóvenes profesionales o emprendedores. Los investigadores provienen de universidades, centros de investigación y startups de cuatro regiones: de Antofagasta, Metropolitana, Valparaíso y Biobío.
Entre las ideas seleccionadas por Falling Walls se encuentran proyectos de colaboración social, bioquímica, movilidad urbana, agricultura biotecnológica, aprendizaje emocional en niños, cirugía oral y maxilofacial, comunicación científica, medio ambiente, biología marina, literatura, psicolingüística y educación para reducir desechos.
Juan Carlos García, director ejecutivo del CINV, destacó la amplitud de la convocatoria y la oportunidad para investigadores de todo el país de ser parte de una “plataforma global” que las permita avanzar hacia la materialización de sus ideas. Esto, a su juicio, constituye un impulso a la descentralización de la ciencia en Chile y a su contribución a temas de alto Impacto en la sociedad.
“Los actuales desafíos que enfrenta la humanidad hacen del desarrollo de innovación algo fundamental. Necesitamos darle espacio a que jóvenes científicos puedan exponer y materializar sus ideas, de que el conocimiento emergente pueda tener impactos. La pandemia, el cambio climático, el cuidado de la salud humana y el medio ambiente son desafíos que nos exigen colaboración, intercambio de conocimiento y también espacios para nuevas ideas”.
Por su parte, Eduardo Guzmán, director ejecutivo de la Fundación Ciencia Joven, subrayó que “lo que vivimos con la actual pandemia hace que sea aún más necesario identificar, reconocer y apoyar estas iniciativas que están innovando en cómo se enfrentan los grandes problemas mundiales. El certamen busca a jóvenes innovadores que estén derribando cualquier muro de la sociedad, a través de diversas áreas del conocimiento y con ideas de alto impacto”.
Falling Walls es una iniciativa global creada por la fundación del mismo nombre y que conmemora la caía del Muro de Berlín, en 1989. La entidad, con sede en Alemania, es un centro global que conecta la ciencia, los negocios y la sociedad, dando forma al futuro de la humanidad mediante ideas y descubrimientos orientados a generar grandes impactos.
En su última edición, científicos de 63 países presentaron más de cien ideas de impacto global en un foro mundial de innovación y desarrollo científico. Por primera vez desde su nacimiento en 2009, el foro se efectuará en forma remota el próximo mes de noviembre.
“El foco del concurso siempre ha sido buscar grandes innovaciones en cualquier etapa de desarrollo y el actual contexto mundial aumenta la demanda por estas soluciones, dados los conflictos y desafíos que se van presentando en la economía, la sociedad y el medio ambiente”, dijo Eduardo Guzmán.
En la última edición del encuentro, realizada en Alemania, el científico chileno Jorge Miles obtuvo uno de los principales reconocimientos: el premio del público. El proyecto Breaking the Wall of Tyres Pollution alertó sobre la gran contaminación de los neumáticos en el planeta (al menos un billón de personas tiene auto) y propuso una vía alternativa para la degradación de este material: las bacterias.
Cada año, una gigantesca cifra de neumáticos termina su vida útil: más de mil millones de unidades.
“Hemos tomado un grupo bacteriano del género Rhodococcus que es capaz de comer neumáticos. En sólo dos semanas se comen el 4% de la masa total del caucho vulcanizado, lo que implica que en 12 meses podríamos degradar el 100% de la masa total de este material”, señaló en su presentación en Berlín, en 2019, el joven estudiante de la Universidad Católica.