En 1961 los ojos del mundo estuvieron puestos en Jerusalén, en el juicio en contra del criminal Adolf Eichmann, nazi y teniente coronel de las SS, quien fue el encargado del traslado de millones de judíos a los campos de concentración y exterminio en Europa del Este. La filósofa Hannah Arendt, autora de “Los orígenes del totalitarismo” (1951), se ofreció al The New Yorker para realizar la cobertura de dicho proceso. “Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal” se tituló el texto publicado en 1963. Aquí Arendt, a través de un riguroso estudio sobre la conciencia de Eichmann, buscó comprender las causas del genocidio perpetrado por los nazis y develó un nuevo componente ético en el análisis sobre el mal. Esto rompe con la visión tradicional de un mal radical, formulando a partir de Eichmann lo banal del mal como una acción irreflexiva, carente de intencionalidad maligna o fervor fanático. En este capítulo de Filosofía y encierro, María José Quesada y Sara Oportus comentan el polémico libro de la filósofa para pensar sobre la banalidad del mal y la deshumanización en el contexto del régimen nazi y la Segunda Guerra Mundial.
*Publicado originalmente el 12 de junio 2020.