El artista se encuentra en Italia, país con fuertes restricciones por el rebrote del coronavirus. «Estamos a una hora y minutos de Nápoles y ese mural, dentro de todos los problemas, lo alcanzamos a terminar. Mi idea era tenerlo terminado en la fecha del plebiscito para celebrarlo, ya que por la distancia no alcancé a regresar para votar, pero algo aportamos y lo hicimos semanas después», explicó. El artista local Jorit además fue clave para la realización del mural y también reflexionó sobre la figura del mandatario. «Hoy, 50 años después, desgraciadamente muchas personas no conocen su historia, sin embargo en Chile la llamarada encendida de su vida y de su muerte quema aún hoy. Y arde más que nunca en el fuego de las manifestaciones que cada semana sacuden las calles de Santiago de Chile», escribió el napolitano.
Toda una hazaña representó para el muralista Alejandro «Mono» González la pintura del mural del presidente Salvador Allende en una localidad de Nápoles, en Italia, junto al artista local Jorit Ciro Cerullo. Otro mural lo realizó el joven chileno Inti.
«Estamos a una hora y minutos de Nápoles y ese mural, dentro de todos los problemas, lo alcanzamos a terminar. Mi idea era tenerlo terminado en la fecha del plebiscito para celebrarlo, ya que por la distancia no alcancé a regresar para votar, pero algo aportamos y lo hicimos semanas después», explicó a El Mostrador.
«En el fondo es un homenaje a los 50 años del gobierno de la Unidad Popular y de Allende y hoy, producto del estallido social de octubre 2019 se hizo un plebiscito y ganó el cambiar la Constitución de la dictadura de Pinochet».
El artista permanecía varado en el país mediterráneo debido al confinamiento por el coronavirus.
González estaba en Caserta, en un pequeño pueblo de campo, San Potito Sannitico, de dos mil habitantes, «en casa de amigos solidarios, los artistas Toño Cruz, muralista de Islas Canarias, y Giuliana Conte, fotógrafa y grabadora», contó.
«En este pueblo hoy hay siete pacientes contaminados en este rebrote, cosa que acá no había pasado la vez anterior, en zona roja por el virus, con toque de queda a las diez de la noche y en cuarentena sin poder circular, calculamos hasta la primera semana de diciembre. En estos lugares no había sido fuerte, pero hoy es una de las zona más colapsada», comentó.
El mural es parte de una iniciativa de la Fondazione Jorit, que incluyó varias obras de cinco artistas internacionales, entre ellos «el padre del muralismo contemporáneo, el maestro Mono González», según escribió Jorit en su red social Instagram.
González relató que la parte superior del es una cita reproducción del primer mural que trazó la Brigada Ramona Parra cuando triunfó Allende y fue ejecutado el 6 de septiembre de 1970.
Al centro se encuentra el retrato de Allende, pintado por Jorit.
«Secuestrados, encarcelados, torturados, cargados en un helicóptero y descargados en mar a miles y miles de kilómetros de la costa de manera que de ellos nada quedara, sino algo que sirviera de comida a los peces: éste era el destino que esperaba a los opositores políticos de Pinochet y sostenedores de Salvador Allende en Chile. Y era éste el destino que le esperaba también al Mono González, el artista que firmó junto a nosotros uno de los murales del barrio Cavour en Barra», escribió el muralista napolitano al respecto.
«Mono ha apoyado activamente con sus murales electorales la campaña presidencial de Allende y después del golpe, consciente de arriesgar su vida, quedó en Chile bajo nombre falso para seguir combatiendo por sus ideas», recordó.
«He aquí porque, más allá del valor artísticos de su contribución, que ya es de por sí extraordinario, puesto que se trata del maestro indiscutido del muralismo contemporáneo, para mí el realizar y firmar el retrato de Salvador Allende junto a él representa un honor», señaló.
Finalmente, la parte inferior es un homenaje a los tres degollados por la dictadura -Santiago Nattino, Manuel Guerrero y José Manuel Parada, asesinados por Carabineros de Chile en 1985- «como símbolo por los detenidos, asesinados, desaparecidos y perseguidos en la dictadura por luchar por un Chile más justo», completa «Mono» González.
Jorit además realizó una reflexión sobre la figura de Allende, en un contexto como el napolitano.
«Pongámonos en el lugar de un joven o de una joven de periferia. En estos días circulan por el barrio Rione Cavour de Barra y ven este dibujo. Quizás le echen una ojeada algo distraída por la ventana de un auto o transitando por la circunvalación Vesuviana y piensen: «Y éste quién es?» Bueno, yo entiendo perfectamente que para ellos el retrato de este viejito de lente con fondo de botella no es heavy. Sé muy bien que sus mitos, impuestos por un sistema mediático que de cultural tiene poco y de negocios mucho, son «cantantes» que hablan de putas, drogas o pistolas o actores o cineastas onda serie tv Gomorra. Y sin embargo, para ellos este personaje debería ser algo como un superhéroe. Mejor aún, más que un superhéroe. Porque lo que hizo este viejito con de lentes «fondo de botellas» para su pueblo es realidad y no ficción. Y para las periferias de Nápoles y de todas las ciudades del mundo harían falta miles de estos viejitos», escribió.
«Él, en efecto es Salvador Allende, médico y presidente chileno. En su país hizo construir escuelas y hospitales. Aumentó para los más pobres salarios y seguridad social. Introdujo el salario mínimo, construyó viviendas populares aumentando las pensiones mínimas de los ancianos.
Como si fuera poco, este viejito falleció con el casco puesto y el fusil en las manos para defender hasta las últimas consecuencias, como presidente democráticamente elegido, a su pueblo y su país, Chile, atacado por un golpe militar».
Y concluyó:
«Hoy, 50 años después, desgraciadamente muchas personas no conocen su historia, sin embargo en Chile la llamarada encendida de su vida y de su muerte quema aún hoy. Y arde más que nunca en el fuego de las manifestaciones que cada semana sacuden las calles de Santiago de Chile».
Finalmente, González agregó que ha realizado muchos proyectos en Francia e Italia en esta pandemia, y cuarentenas obligadas en distintos lugares.
«Vienen muchos más, como por ejemplo pintar el interior completo de una iglesia medieval, María Magdalena, abandonada hace treinta años
y que se convertirá en un centro cultural del barrio (napolitano) Sanita», dijo.
En la jornada además participó el artista chileno Inti.