Así lo planteó Cristián Frêne, director de la Red chilena de Sitios de Estudios Socio-ecológicos de Largo Plazo (LTSER-Chile), destacando la necesidad de una mayor inversión en ciencias, para la generación de registros territoriales de variables ecológicas y sociales, útiles para la toma de decisiones, junto a propuestas que aporten a la resolución de los actuales problemas socio-ambientales.
La diversa extensión del territorio terrestre y marino de Chile hace indispensable conocer en profundidad el funcionamiento de sus ecosistemas, para la toma de decisiones informada por el conocimiento científico. Esto cobra especial relevancia en los momentos críticos que enfrenta el país, con la crisis sanitaria y socio-ambiental además del cambio climático, donde variadas voces han hecho el llamado a repensar el futuro del país hacia un desarrollo sostenible. Para lo cual se requiere mayor inversión en ciencia, tecnología e innovación (CTI).
Sin embargo, el Presupuesto de la Nación 2021 presentado por el Gobierno, si bien contempla un aumento de 9,5% respecto al 2020, implica diversos ajustes, siendo uno de los más comentados la reducción presupuestaria en el ítem correspondiente a los programas del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Un ejemplo de ello es que los recursos destinados al Fondo de Innovación, Ciencia y Tecnología (FONDECYT) decrecieron alrededor de 16.000 millones de pesos.
Esta situación generó preocupación en la Red chilena de Sitios de Estudio Socio-ecológicos de Largo Plazo (LTSER-Chile), Fundación sin fines de lucro que reúne 9 sitios de estudio que realizan investigaciones ecológicas de largo plazo, proveyendo un registro continuo y de alta calidad de variables biológicas y físicas relevantes, además de indicadores de tendencias climáticas y ambientales en ecosistemas representativos del sur de Sudamérica. Por otro lado, cada sitio tiene interacciones con los habitantes del territorio donde se emplazan, que van desde la educación ambiental y a divulgación científica, hasta iniciativas para solucionar problemas socio-ecológicos locales.
Así lo manifestó su director ejecutivo, Cristián Frêne, explicando que Chile ya es un país que invierte muy poco en ciencia y tecnología. “Nuestra inversión en relación con el PIB es cerca de 0,4%, mientras que los países desarrollados que realmente han dado un salto en términos de investigación, desarrollo e innovación, invierten entre 1,2 y 4% del PIB. Esas naciones toman realmente en serio la investigación científica. Entonces, considerando este bajo nivel de inversión, que se hable de una reducción en el presupuesto para CTI da la impresión de estar caminando en el sentido contrario de lo que nos pide la sociedad actual”, enfatizó.
El doctor en ecología e investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, destacó que hoy en día la sociedad exige que la información esté basada en el conocimiento y “que la toma de decisiones debe hacerse considerando la información científica relevante y específica de cada territorio, y que tengamos ideas de cómo estamos y hacia dónde ir y, por otro lado, formar personas para que puedan ayudarnos a dar la mejor respuesta a los desafíos que tenemos como país. Al parecer Chile transita en el sentido opuesto, ya que reduce los presupuestos de ciencia, eliminando el financiamiento para formación de capital humano avanzado (programas de doctorado y magíster) y recortando el presupuesto para hacer investigación”, puntualizó.
Esta medida viene a agudizar el déficit en estudios de largo plazo que posee Chile para conocer cómo funcionan sus ecosistemas. Según Frêne, existe déficit y precariedad para realizar estudios de largo plazo. “La Red está haciendo el esfuerzo por tener un catastro de otros sitios de estudio y la verdad es que no hay muchos lugares donde se esté realizando realmente investigación de largo plazo en torno a sistemas socio-ecológicos; ocurre que hay ciertos lugares en Chile dónde hay un registro de 40 años de alguna población de aves, roedores o marsupiales, pero solo referido a ese componente del ecosistema y por supuesto no podemos entender la complejidad de éstos a partir de una o dos especies. Entonces, la investigación socio-ecológica de largo plazo es un tema en el que claramente Chile está en déficit, ya que nos faltan buenas series de tiempo de variables clave para entender los ecosistemas, por ejemplo, climáticas, ecológicas y sociales, considerando además la diversidad a lo largo de todo Chile y que proveen una serie de beneficios a la sociedad”, explicó.
Los resultados de los estudios de largo plazo son contenido importante para comunicar a la comunidad y en particular a los tomadores de decisiones. “La idea de tener un registro largo plazo de variables ecológicas y sociales permite dar fundamento, por ejemplo, al diseño e implementación de políticas públicas o decisiones que afectan un territorio”, explicó el científico.
Este tema es de gran relevancia para los países desarrollados en distintas partes del mundo, donde existen ejemplos de registro de variables ecológicas de largo plazo, tales como Estados Unidos, Japón, Corea del Sur, Israel y la red de sitios de Europa (24 países), que ayudan a tomar decisiones basadas en el conocimiento científico. Estos países invierten sobre el 2% de su PIB en CTI.
En este sentido y para sociabilizar la información generada por la Red LTSER-Chile, durante noviembre lanzarán su presencia en redes sociales (@ltserchile) y un nuevo sitio web (www.ltser-chile.cl). Con esto se espera ayudar a consolidar su misión de investigación de largo plazo de los ecosistemas de Chile, a través de propuestas que integren las dimensiones sociales y ecológicas en la resolución de los actuales problemas socio-ambientales, desde la escala local a la global.
En ese contexto, el científico hizo un llamado al Estado de Chile en su conjunto, “a tomarse en serio el cambio climático y el alarmante avance de la desertificación y pérdida de biodiversidad de nuestros ecosistemas, ya que de estos depende el bienestar de la población chilena”.
Cabe señalar que los sitios de estudio de LTSER son administrados por diversas universidades (ULS, PUC, PUCV, UACH, UMAG) y fundaciones (Katalapi, Senda Darwin, Huinay, Omora) dedicadas a la investigación, educación y gestión del conocimiento.