Con una conmovedora inauguración comenzó el Festival y Academia Internacional de Música Portillo 2021. Alejandra Urrutia, directora artística y musical del festival desde Portillo con las montañas de los Andes y la Laguna del Inca como marco de fondo, dio el comienzo a la versión online del Festival y Academia Internacional de Música Portillo.
Durante la primera jornada se realizaron diez clases y master, las cuales fueron abiertas al público, las actividades incluyeron la participación de Sabine Bretscheiner Jochumsen, violinista de la Orquesta Nacional Danesa, Katri Ervamaa, cellista y profesora en el Residential College de la Universidad de Michigan y Gorgias Sánchez, clarinetista de la Orquesta Sinfónica UNCuyo, Argentina. También se llevo a cabo la charla del médico, neurocientífico y músico Charles Limb, quien, desde la Universidad de San Francisco, habló sobre Neurociencia y Creatividad.
Durante la conversación con Limb, la directora artística y musical del festival, Alejandra Urrutia le preguntó sobre el deseo de perfección en las personas dedicadas a la producción artística, «Gran parte de nuestra formación consiste en ser perfectos en las notas, ¿cómo crees que los músicos de orquesta podríamos aflojar un poco y aprovechar más la función creativa del cerebro?”, el neurocientífico respondió que es necesario y muy productivo que los artistas logren darse cuenta de esto, “Sí, eso es algo que tiene que dejar el músico si quiere llegar a ser “grande”. Hay algo más que pertenece exclusivamente al artista, la interpretación que surge desde ese espacio creativo fundamental y que eso es lo que lo hará verdaderamente grande», respondió Limb.
Durante la tarde también se realizó una conversación entre el maestro Kent Nagano, director de la Ópera Estatal de Hamburgo y la Alejandra Urrutia. Hacia el final de la conversación el maestro envió un mensaje a los alumnos que forman parte este año de la academia, «Es importante darnos cuenta que trabajar con la música clásica es mucho más que simplemente volvernos buenos músicos. Nosotros crecemos con la música clásica, porque incrementa nuestra consciencia existencial, nos pone en un contexto diferente. Muchos científicos han demostrado, que quienes tocan música clásica tienen un grado diferente de concentración, son más accesibles a conceptos matemáticos, pueden resolver problemas más abstractos, tienen diferentes habilidades sociales, porque deben aprender a lidiar con un trabajo en equipo eficiente para producir buena música. (…) Pienso que lo más importante es que nos conecta con valores humanos fundamentales que son libertad, igualdad, hermandad, eso es lo que la música clásica personifica. Cada vez que tocamos en una orquesta, estamos ejercitando una forma de democracia. Nos juntamos un grupo con diferentes historias, creencias, estratos sociales, educación, sueños, edades, raza y nos juntamos y decidimos poner esfuerzo en crear algo que no podemos hacerlo en solitario, trabajar juntos de una manera voluntaria de manera de crear algo mayor. Eso es, la democracia por definición, trabajamos en un microcosmos de democracia que enfatiza la igualdad y hermandad y libertad. Esta parte siempre necesita liderazgo e inspiración y si logras tus sueños y habilidades y te vuelves músico, nuestra misión humanitaria permanece viva, relevante y segura en el mundo futuro. Y esa sería mi inspiración para ustedes: es una tremenda responsabilidad ser músico, especialmente músicos clásicos. El mundo los necesita, el mundo siempre los ha necesitado y es posible que el siglo XXI los necesite más que nunca debido a los desafíos que enfrentamos. Entonces les deseo mucha suerte, éxito y un brillante futuro.»
Y la última invitada en esta serie abierta fue Scherto Gill quien es una intelectual, educadora, escritora y quien es llamada a trabajar en diferentes contextos para lidiar con las situaciones más desafiantes del mundo actual e investigar y aconsejar formas de avanzar hacia la curación y la paz a nivel colectivo y sistémico. Scherto cree que la música, y en particular la música clásica, refleja profundamente nuestro viaje humano desde el conflicto hasta la paz.
«Por ejemplo, la apertura de Tristán e Isolda de Wagner. Hay mucha tensión y dramatismo. La mayoría de las sinfonías también nos llevan a través de viajes humanos de profunda emoción y eventual resolución. Es saludable que sepamos que el conflicto siempre estará ahí, pero formamos parte de una sola humanidad y nuestras notas, aunque sean diferentes, pueden encontrar la armonía» dice Scherto.
El día finalizó con una serie de conciertos de archivo del año pasado, donde la primera parte fue interpretada por alumnos participantes del festival durante el 2020 y terminó con el American String Quartet, quienes son los profesores de cuerdas estables del festival.
Antes de los conciertos de la tarde, la maestra Alejandra Urrutia rindió homenaje a la compositora argentina Claudia Montero, quien falleció en España, -donde vivió por los últimos 20 años- inesperadamente, el sábado pasado. En la ocasión, el guitarrista chileno, quien vive actualmente en Japón, interpretó la creación de la compositora “Tres colores Porteños”.
Y para finalizar dentro de las actividades con las que el festival busca promover el desarrollo de los músicos en diferentes áreas se encuentran, clases de yoga guiadas por Juan Pablo Jara y charlas sobre liderazgo con Caroline Ward.
El festival transmite sus actividades en español e inglés, totalmente gratis hasta el domingo 24 de enero.
Todas las actividades e inscripciones se pueden revisar en portillofestival.com/programa