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Buscan declarar zona típica el barrio Las Rejas de Estación Central para evitar guetos verticales CULTURA

Buscan declarar zona típica el barrio Las Rejas de Estación Central para evitar guetos verticales

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La iniciativa, apoyada por la Universidad de Santiago, busca proteger al sector, que conforman las villas Isabel Riquelme, Suecia y O’Higgins, de proyectos inmobiliarios que podrían afectar el patrimonio material, inmaterial y los estándares de vida de los vecinos. Un dirigente vecinal cuenta que la zona ya se vio amenazada por la desprotección municipal de barrios emblemáticos de la comuna cuando cuatro canchas de fútbol en el sector de la Cuarta Zona fueron vendidas para construir siete torres de departamentos. «Ese fue el comienzo. Diez años después vemos la proliferación de construcciones en altura que no busca dar solución a la grave falta de viviendas, sino que son un modelo de negocio para inversionistas que lucran con la necesidad de vivir en la ciudad. El barrio Las Rejas ha resistido a las inmobiliarias. Los guetos verticales no nos dejan ver la cordillera de Los Andes», lamenta.


La Universidad de Santiago de Chile (Usach) se encuentra colaborando con la organización comunitaria «Patrimonio Barrio Las Rejas» para solicitar al Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) la declaratoria de zona típica del sector, emplazado en la comuna de Estación Central.

El objetivo de la iniciativa es impedir la expansión inmobiliaria de edificios que pudieran poner en peligro el valor del patrimonio material e inmaterial del territorio que conforman las villas Isabel Riquelme, Suecia y O’Higgins, que se encuentran al costado sur de la Alameda.

“La estrategia busca poner a salvo estos sitios de memoria colectiva construidos hace 50 o 60 años atrás”, sostiene el profesor de la Escuela de Arquitectura de la Usach, Jorge Atria, quien se encuentra trabajando en el expediente técnico del proyecto.

“Los vecinos del barrio ven con pavor que se expropien sus terrenos para construir edificios”, afirma el arquitecto, que apoya la iniciativa junto a estudiantes de la Casa de Estudios en el marco de su asignatura «Patrimonio, resignificación de lo cotidiano».

“Este conjunto tiene un valor patrimonial indiscutible que no radica en la monumentalidad de sus edificios ni en la opulencia de sus casas, sino en la dignidad de sus espacios y en la posibilidad de construir un sentimiento colectivo y una memoria común”, destaca Atria.

El experto en patrimonio cultural indica que el barrio que conforman estas tres villas evidencia la manera en que era concebida, por parte del Estado, la construcción de viviendas sociales para sectores de menores ingresos a mediados del siglo XX.

Lucha vecinal

«Nuestro barrio va a cumplir 65 años de vida y el origen de la Villa O’Higgins, en 1957, responde a una política de Estado para dar solución de casas y barrio digno a familias trabajadoras de Santiago para enfrentar la grave crisis de viviendas que se evidenciaba en la época. Esa política habitacional corresponde a los primeros proyectos de vivienda social diseñados por la CORVI, que comienza la construcción de esta población obrera en 1954», cuenta Francisco Miranda, presidente del directorio del Comité Patrimonio Barrio Las Rejas.

«En nuestro vecindario identificamos valores arquitectónicos, urbanos, sociales, históricos, políticos, culturales y deportivos, entre otros, que hacen necesaria la acción por parte del Estado del reconocimiento, protección y mejoramiento de nuestra vida de barrio, amenazado por el voraz mercado de la industria inmobiliaria y proyectos viales que pasan por encima de la calidad de vida digna de miles de familias trabajadoras», asegura.

Agrega que la zona ya se vio amenazada por la desprotección municipal de barrios emblemáticos de la comuna y cuatro canchas de fútbol en el sector de la Cuarta Zona fueron vendidas para construir siete torres de departamentos.

«Ese fue el comienzo. Diez años después vemos la proliferación de construcciones en altura que no busca dar solución a la grave falta de viviendas, sino que son un modelo de negocio para inversionistas que lucran con la necesidad de vivir en la ciudad. El barrio Las Rejas ha resistido a las inmobiliarias. Los guetos verticales no nos dejan ver la cordillera de Los Andes», lamenta.

Larga lucha

La organización barrial en Las Rejas es de larga data. El barrio ya había sido amenazado el 2007, cuando el municipio intentó vender la villa a las inmobiliarias en un proceso que desencadenó el abuso y destrucción de barrios de la comuna para dar paso a los guetos verticales. Esto generó una movilización para evitar las expropiaciones.

En el año 2016, vecinos del sector norte del barrio se vieron nuevamente amenazados por la expropiación de sus viviendas debido al proyecto Nueva Alameda Providencia. Un año después, en el contexto de la celebración del aniversario 60 de una de las villas de la comuna, varias personas del barrio y distintas organizaciones (junta de vecinos, clubes deportivos, centros culturales y de adultos mayores) se autoconvocaron para ver de qué manera podían proteger el barrio.

En este proceso decidieron conformar el Comité Patrimonio Barrio Las Rejas con el propósito de lograr el reconocimiento, protección y mejoramiento del entorno físico y la vida vecinal del emblemático barrio.

Trabajo con la Usach

En este proceso de aprendizaje, los vecinos vieron que una opción de proteger el barrio era la de conseguir la declaratoria de zona típica por parte del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), y decidieron presentar una carta para dar inicio a la elaboración del expediente técnico que fundamentara esta declaratoria.

«A partir del año 2018, iniciamos un proceso de acercamiento con la Universidad de Santiago, primero, tomando contacto con el departamento de Historia y la escuela de Arquitectura, para que nos colaboraran en la elaboración del expediente técnico que debemos presentar al CMN», cuenta Miranda.

«Este acercamiento se vio favorecido por el apoyo que conseguimos de parte de la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio, que se comprometió de manera significativa con nuestro proyecto comunitario», dice.

Viviendas y equipamiento

En el lugar, se observan viviendas de una y dos casas con amplias superficies, pareadas o aisladas, con antejardín y entradas para vehículos. La zona cuenta con colegios, capillas, piscinas, gimnasios y almacenes. Además, ha permitido la formación de equipos de fútbol y grupos folclóricos.

“Todo esto está pensado para que la gente se reconozca en actividades comunes y genere un vínculo que no se advierte en proyectos construidos con posterioridad”, señala el ex presidente del Comité de Patrimonio Arquitectónico del Colegio de Arquitectos de Chile.

“Lo que detona toda esta historia es que la comuna de Estación Central, que carecía de un plan regulador, permitió la posibilidad de construir torres verticales que son un enjambre de unidades muy pequeñas, donde las vidas son muy difíciles y disgregadas”, critica.

El expediente técnico se viene trabajando desde 2020, a partir de una solicitud de la Unidad de Vinculación con el Mundo Público y Social de la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio de la U. de Santiago. Otras carreras también han colaborado con la organización comunitaria.

Actualmente, el expediente se encuentra en etapa de validación, para recoger e incorporar la visión de los vecinos, antes de ser ingresado al CMN. La idea es difundir el expediente a fines del mes de mayo, para comenzar la gestión de cartas de apoyo a principios de junio.

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