Con el pasar de los años el pelo va perdiendo el color pero ese no es la única causa del emblanquecimiento , también pueden afectar una dieta alimenticia deficiente, el estrés, entre otros factores. Ante esto, dos investigadores de la Universidad de Virginia decidieron evaluar por qué situaciones de alta tensión es una de las razones para que el cabello pierda su color. Al realizar el estudio demostraron que el sistema nervioso simpático está ligado con el bulbo del cabello y en situaciones de estrés hay una gran liberación de melanocitos, células encargadas de la producción de pigmento, y por ende no queden células madre remanentes que se encarguen luego de la coloración del cabello.
Existe un dicho popular que dice “a falta de pan buenas son las tortas”, catalogada como una de las frases célebres que llevó a los reyes de Francia a la guillotina. Cuenta la historia que, en sus últimos días de vida, María Antonieta, reina de Francia, tuvo una alteración capilar que convirtió repentinamente toda su cabellera en color blanco. Actualmente, a este fenómeno se le conoce como “síndrome de María Antonieta” y es catalogado como un extraño tipo de alopecia que genera las canas o cabellos no pigmentados en personas que, por lo general, se encuentran sometidas a periodos de estrés intenso.
Junto con la edad, existen muchos otros factores que influyen en el emblanquecimiento del cabello, tales como: una dieta alimenticia deficiente, vitíligo, alopecia, estrés, entre otros. Es este último factor al que dos investigadores de la Universidad de Virginia pusieron el foco preguntándose: ¿Cómo se podría relacionar los períodos de estrés con el emblanquecimiento del cabello?
Pero, para responder a esta pregunta, primero se debe conocer cuál es el ciclo del cabello y cómo se genera su pigmentación.
El color del cabello se encuentra determinado por células llamadas melanocitos, las cuales se forman a partir de las células madres de melanocitos ubicadas en la raíz del cabello específicamente, en una región llamada bulbo.
Bajo condiciones normales, la pigmentación del cabello se genera de la siguiente forma: las células madre de melanocitos migran desde el bulbo para transformarse en melanocitos que sintetizan los pigmentos de colores llamados melanina y que luego agregan color al cabello. Con el paso del tiempo, estos melanocitos comienzan a morir migrando fuera del folículo para dar lugar a que otros melanocitos más jóvenes puedan pigmentar y mantener el color del cabello.
Así, el ciclo del cabello junto con su pigmentación queda dividida en tres fases. La primera llamada anágeno, donde se pigmenta el cabello dándole color; la segunda llamada catágeno o también conocido como degeneración donde se pierde gradualmente la pigmentación por falta de melanocitos, transformando el color del cabello a gris. Y, finalmente, la tercera llamada telógeno en el que se pierde completamente la pigmentación del folículo y el cabello se vuelve de color blanco.
Estudios previos ya habían teorizado que factores de estrés podrían estar involucrados en el emblanquecimiento del cabello, basando sus argumentos principalmente en que, por un lado, el estrés libera hormonas como el cortisol en humanos o la corticosterona en ratones, que se segrega en momentos de ansiedad o por el otro, que situaciones estresantes producirían una reacción autoinmune en el cuerpo.
Para comprobar estas teorías, los científicos observaron el crecimiento del cabello en ratones en sus tres fases de pigmentación mientras eran sometidos a diferentes experiencias estresantes: dolor, restricción de movimiento y estrés sicológico.
Al llevar a cabo el experimento analizaron el color del cabello de los ratones en dos fases, primero, evitando la producción de corticosterona y luego estresando a ratones que ya tenían su sistema inmune comprometido. Pero, al contrario de lo esperado, en ambos casos el cabello se tornó de color blanco, sugiriendo que ninguno de estos dos factores estaría alterando la producción de células madre de melanocitos y, por ende, la producción de canas.
Sin embargo, pudieron observar que en el bulbo del cabello existía un bloqueo en los receptores beta adrenérgicos que responden a la noradrenalina, molécula relacionada con la respuesta ante situaciones de estrés. Al observar esto, fueron directamente a atacar la principal fuente de secreción de noradrenalina, llamada glándula adrenal, con el objetivo de comprobar si efectivamente ésta era la responsable de la producción de esas detestables canas. Pero sorprendentemente, cuando la extirparon, los ratones seguían presentando emblanquecimiento del cabello luego de ser sometidos a estrés.
Entonces, fueron a buscar otra fuente de producción de noradrenalina en el organismo, y es así como llegaron a analizar el sistema nervioso simpático, circuito neuronal que tiene una alta activación y respuesta al estrés. Ellos encontraron que, precisamente, el sistema nervioso simpático tiene una fuerte comunicación con el bulbo del cabello, y que el estrés estimula su activación incrementando la liberación de noradrenalina en el folículo. Esto tiene como consecuencia una menor producción de células madre de melanocitos (las que tienen como misión reemplazar a los melanocitos encargados de la pigmentación del cabello) por lo tanto, sin ninguna fuente de pigmentación, lo único que queda luego de la fase de anágeno, es que el cabello quede blanco.
Pero, ¿cómo es que exactamente la actividad simpática podría causar una disminución de las células madre desde el folículo? Normalmente, estas células madre se mantienen en un estado inactivo hasta que se estimulan cuando debe crecer el cabello, sin embargo, cuando los investigadores buscaron los niveles de células madres de melanocitos, descubrieron que, ante situaciones de estrés, tanto la proliferación como la diferenciación aumentan considerablemente, esto, tiene como consecuencia que se liberen grandes cantidades de melanocitos fuera del bulbo y no queden células madre remanentes que luego se encarguen de la pigmentación.
Muchas preguntas quedan abiertas luego de este estudio. Cabe preguntarse, por ejemplo, cómo la situación de incertidumbre que vivimos actualmente por la pandemia, con un bombardeo constante de noticias que nos hacen cuestionarnos todo, llevándonos a pensar en el riesgo que corren nuestras vidas y la de nuestros seres queridos, el desempleo y toda la incertidumbre hacia el futuro, nos hace vivir ahora en una situación de angustia y estrés constante que pareciera no acabar.
Así que, si últimamente al observarte en el espejo te das cuenta de que podrías tener más canas que antes, no es culpa de la luz artificial y menos es una ilusión óptica, ya que posiblemente el estrés del confinamiento por la pandemia o la carga excesiva debido al teletrabajo pueda estar influyendo en tu color de cabello, lo que no quiere decir necesariamente que estés envejeciendo aceleradamente. Quizás cuando pase toda esta pesadilla y se pueda salir de nuestras casas libremente, sólo veamos cabezas blancas caminando en la calle.
Fuente: https://www.nature.com/articles/d41586-019-03949-8
*Este artículo surge del convenio con el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso.