A través de una declaración pública, el movimiento integrado por gente del mundo de las artes, la cultura, el periodismo, la academia, entre otros, y cuyo propósito es promover una «vejez ciudadana con plenos derechos», manifestó su descontento con la posición que ha tomado la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre los Adultos Mayores al querer clasificar a la vejez como una enfermedad. A su juicio, «dicha caracterización trastoca los avances que la comunidad científica ha realizado en el campo de la vejez, y trastoca sus derechos humanos».
Una voz de alerta puso la organización Mayores para el Desarrollo frente a la actualización de la Clasificación Internacional de enfermedades —denominado CIE— que realizó la Organización Mundial de la Salud OMS, incorporando a la vejez como una categoría que permita a los profesionales de la salud clasificar ciertos episodios relacionados con mortalidad o morbilidad.
Según señalan, la importancia de la clasificación es significativa tanto en los campos de la salud como de las finanzas para los cuales opera como obra de consulta en el diagnóstico, investigación y definición de las enfermedades. La nueva versión (CIE-11) ya se encuentra disponible en internet y será utilizada desde enero de 2022.
Mayores para el Desarrollo declara que «en la medida que no somos organismos llamados a representar a personas enfermas sino a personas que envejecen, solicitamos a la OMS, aliada de tantas luchas por los derechos humanos de las personas mayores, revertir esta decisión que está lejos de concitar un consenso científico, entra en contradicción con definiciones del concepto de salud de la propia OMS y que ciertamente contribuye a fortalecer los estereotipos existentes sobre la vejez y que la mantienen, en muchas partes del mundo, incluido Chile, lejos del derecho».
La agrupación que es también espacio de diálogo y construcción cultural, se sumó a lo que definen como «desconcierto, desazón y perplejidad del campo gerontológico por esta flagrante contradicción y suspensión del sentido de los consensos dominantes que la comunidad científica, la academia, la investigación han instalado en la reflexión, prácticas y orientación del envejecimiento y la vejez en las últimas décadas en conjunto con la propia OMS asumiendo al envejecimiento y a la vejez no en cuanto enfermedad, sino como proceso vital y culminación del mismo, y en esa medida, como un derecho humano inalienable».
El movimiento integrado por gente del mundo de las artes, la cultura, el periodismo, académicos, entre otros, y cuyo propósito es promover una «vejez ciudadana con plenos derechos», considera que la prolongación de la vida -el envejecimiento demográfico- «es uno de los logros humanitarios de la modernidad a la vez que un desafío político, social y cultural. La vejez, por su parte, —agregan— una nueva edad en la aventura humana».
«Hay que constatar asimismo que, sin embargo, ninguna de las edades, se han producido nunca, al margen de la enfermedad. Todas, por otra parte, han tenido lugar en un cuerpo que envejece, enferma, y muere. Vivir por largos períodos es precisamente la victoria sobre la enfermedad, aunque no sobre la muerte. Una larga vejez es por lo tanto una larga victoria sobre la enfermedad», señalan desde Mayores para el Desarrollo.
Explican que «la edad de las vejeces es una presencia social y cultural que el ethos postmoderno tolera mal o no tolera. De mano de la ciencia, la postmodernidad expresa de manera absolutamente inconsciente esta intolerancia que la expresa en el sueño de la derrota del envejecimiento humano asumido en prácticas específicas de la industria de la investigación científica del mercado del antienvejecimiento, porque en este ámbito, la vejez es una enfermedad»
Esto último, dicen, es explicable porque el mercado, en el capitalismo, no tiene límites en su búsqueda de dinero. Así, en este contexto, sentencian, lo de “la vejez es una enfermedad” cuadra.
«En una institución como la Organización Mundial de la Salud resulta inaceptable y hace un daño de consecuencias incuantificables», manifestaron en la declaración firmada por organizaciones de la sociedad civil vinculadas al envejecimiento y las vejeces.