Publicidad
Megasequía: Ulrike Broschek de Fundación Chile descarta “carretera hídrica” por sus efectos ambientales y porque no tendría “licencia social” CULTURA

Megasequía: Ulrike Broschek de Fundación Chile descarta “carretera hídrica” por sus efectos ambientales y porque no tendría “licencia social”

Publicidad

La líder de la iniciativa Escenarios Hídricos 2030 habló este miércoles en una nueva edición de El Mostrador en La Clave. «No hay una preocupación por la mirada más completa e integral de las cuencas, y es por falta de una institucionalidad que sea capaz de hacerlo», alertó. «Ese diseño se construye, no ocurre mágicamente. Tiene que haber una decisión firme desde el Estado de implementar una institucionalidad. Yo me pregunto hoy, ¿cuál es la institución a la que tenemos que dirigirnos para preguntar el conjunto de acciones que estamos tomando? ¿Tenemos que ir al Ministerio de Obras Públicas? ¿Al Ministerio de Medio Ambiente? ¿Al Ministerio de Agricultura?».


Ulrike Broschek, subgerente de Sustentabilidad de la Fundación Chile y líder de la iniciativa Escenarios Hídricos 2030, habló este miércoles en una nueva edición de El Mostrador en La Clave sobre las deudas de la institucionalidad del agua, la eficacia del uso del agua y el desarrollo de una mejor gobernanza local del agua.

«No hay una solución única que pueda solucionar el problema. Hay grandes proyectos, pero debemos resolver el corto, mediano y largo plazo», expresó.

En ese sentido pidió privilegiar la búsqueda de la eficiencia en el uso del agua, la protección de los sistemas naturales de provisión del líquido y una mejor institucionalidad, así como una acción conjunta de todos los sectores porque «esto no lo puede resolver sólo el Estado y debe haber un esfuerzo de la ciudadanía y los sectores productivos».

«Lamentablemente hasta ahora no ha habido voluntad política para enfrentar el problema. Se acabó el tiempo de los diagnósticos, nuestras autoridades deben responder sobre que están haciendo para revertir la situación», dijo, en un contexto que requiere, a su juicio, una acción descentralizada y según las características de cada territorio

En julio, la Región Metropolitana vivió uno de los meses de julio más secos de los últimos 72 años. Hubo 0,6 milímetros de precipitaciones, cuando lo normal son 76, informó el Ministerio de Obras Públicas.

Asimismo, las precipitaciones presentaron un déficit de 67 por ciento en la Región Metropolitana; los embalses se llenaron a un 28 por ciento de su capacidad y la caída de la nieve en la zona centro norte y centro sur del país disminuyó de un 85 por ciento, según la entidad, en una sequía que lleva más de 12 años.

«Esta es una crisis multidimensional, y se tiene que abordar de manera estratégica. Necesitamos una institucionalidad del agua que no tenemos. Hay una propuesta hoy sobre la mesa que nos parece insuficiente, porque no presenta una gestión descentralizada del agua que se requiere en cada territorio y que se ha hecho a nivel mundial a través de los organismos de cuenca, que son gobernanzas locales del agua que necesitamos implementar en cada una de las cuencas hidrográficas de Chile», afirmó.


«Estamos bien preocupados por la dirección en que estamos transitando como país y las acciones que estamos tomando», afirmó, en alusión a una situación que lleva varios años y que en gran parte atribuyó al cambio climático, «que ha afectado a nuestro país de manera muy significativa» por el aumento de la temperatura y la disminución de disponibilidad de agua.

Broschek destacó que hace tiempo varias instituciones han puesto sus análisis sobre la mesa. «Se está manifestando lo que se había dicho», señaló. Agregó que se han conformado mesas para enfrentar el tema, pero no se ha avanzado «de manera decidida».

«Ha habido una falta institucional, de Estado. No estamos preparados hoy día para enfrentar esta situación. Hoy tenemos esta situación instalada, es indiscutible. La pregunta es qué acciones estamos tomando, y ahí yo veo que no estamos avanzando en la dirección correcta», señaló.

Falta de suministro

Frente a la consulta de si la situación podía derivar en una falta de suministro, Broschek destaca que cada embalse tiene diferentes usos, como la agricultura o el consumo humano.

En el caso del embalse El Yeso, que surte a Santiago, actualmente se encuentran en una buena condición porque se ha almacenado agua y gracias «a un esfuerzo colaborativo entre diversos sectores», como el riego, el sanitario, además de la labor de la Junta de Vigilancia del Río Maipo, que «ha mejorado la condición de almacenamiento, pensando en priorizar el consumo para el Gran Santiago».

Sin embargo, «lo preocupante es que esta no es la situación del resto de los embalses», como en el caso de Coquimbo, Valparaíso y Maule, con lo cual «en el sur también hay una situación de déficit bien importante». Por eso señaló que si bien hay un problema de gestión a nivel nacional, cuando hay un esfuerzo colectivo sí hay resultados.

Aún así, Broschek advirtió que en el caso de El Yeso la retención del agua afecta algunos sectores -como la agricultura- e incluso los propios ecosistemas, como ríos y humedales, que son parte del ciclo del agua. Añadió que en este caso eso queda patente con la falta de agua en la desembocadura del río Maipo en San Antonio, lo que ha provocado el ingreso de aguas marinas que salan los pozos de agua de consumo humano.

Falta de institucionalidad

«No hay una preocupación por la mirada más completa e integral de las cuencas, y es por falta de una institucionalidad que sea capaz de hacerlo», alertó. «Ese diseño se construye, no ocurre mágicamente. Tiene que haber una decisión firme desde el Estado de implementar una institucionalidad. Yo me pregunto hoy, ¿cuál es la institución a la que tenemos que dirigirnos para preguntar el conjunto de acciones que estamos tomando? ¿Tenemos que ir al Ministerio de Obras Públicas? ¿Al Ministerio de Medio Ambiente? ¿Al Ministerio de Agricultura?».

Broschek insistió en la necesidad de una mirada transversal.

«No podemos concentrar toda la mirada en grandes obras, en embalses, en desaladoras, en profundización de pozos que hace el Ministerio de Obras Públicas, sin considerar la mirada ambiental en el contexto de todo un cambio climático global que nos está afectando donde estamos poniendo en juego la capacidad de provisión de agua», dijo Broschek.

La experta citó un estudio del banco Barclays, según el cual la conservación del sistema natural del agua y su uso eficiente es 18 veces más económico que buscar un reemplazo artificial.

Acciones ciudadanas

La integrante de Fundación Chile también destacó la necesidad de generar a nivel individual una «cultura de agua», como en el riego de los jardines, que a su juicio hoy exigen un diseño diferente, o la eliminación de prácticas como el riego de veredas, «que en otros países están prohibidas».

Broschek señaló que en general hay conciencia en la ciudadanía, pero hay sectores de la ciudad, como la zona oriente, con gran cantidad de áreas verdes y jardines, con mayor cantidad de consumo, de entre 400 y 600 litros diarios por persona, cuando la media en Chile es 150. Por eso pidió dirigir la campaña hacia los usuarios más intensivos, incluidos los sectores productivos.

La experta resaltó que el consumo humano representa el 2% del total, y el restante corresponde a los sectores productivos.

«¿Cuál es la eficiencia en la agricultura? ¿Qué pasa con el sector forestal?», se preguntó, al tiempo que pidió incentivos y regulaciones para ambos sectores con el fin de lograr un uso más eficiente del agua y que requieran menos agua. Por eso pidió reducir la extracción a entre 40% y 50%.

Desaladoras y carretera hídrica

Broschek también pidió medidas de protección y conservación del ecosistema «que nos queda». «Estamos proyectando desaladoras y embalses, pero degradando el sistema natural de provisión de agua que tenemos, los humedales, los ríos, las turberas».

«Las desaladoras puede ser una solución en una zona donde ya hicimos todo lo posible por el uso eficiente del agua y donde revertimos el proceso de deforestación y degradación de suelo, y conservamos la infraestructura natural que tenemos, pero no pueden proliferar como lo están haciendo hoy, porque generan un efecto ambiental. Todas las desaladoras generan una salmuera que se devuelve al mar, un agua mucha más salina, concentrada en sales, y generan puntos de sacrificio donde se vierte esa agua. Además consumen mucha energía», advirtió, en referencia a los esfuerzos por bajar el consumo energético por el cambio climático.

Además desechó ideas como la «carretera hídrica» para traer agua del sur de Chile al centro y norte, debido a la sequía que ya afecta al sur del país, con déficit de 74% de precipitaciones en Concepción y un 34% en Coyhaique, además de 92% menos de nieve en Ñuble.

«Son soluciones muy caras, que generan efectos ambientales y no van a tener la licencia social para ocurrir», concluyó, al homologarlas con las hidroeléctricas que se intentó establecer en la Patagonia.

Publicidad

Tendencias