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¿Matemática o matemáticas? CULTURA|OPINIÓN

¿Matemática o matemáticas?

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Andrés Navas
Por : Andrés Navas PhD en Matemáticas, École Normale Sup. de Lyon Académico Universidad de Santiago de Chile Premio del Consejo Matemático de las Américas (MCA) 2013 y de la Unión Matemática de América Latina y El Caribe (UMALCA) 2016
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No deja de sorprenderme el grado de pasión en la que se cae a veces no solo al defender uno de los términos, sino al negar la «corrección» del otro. Recuerdo una ocasión en que, tras una charla pública, un asistente me esperó a la salida para señalarme que había cometido un error en uno de mis libros al llamarlo Lecciones de «matemáticas» para el recreo… Pues bien, justamente usé el plural porque el libro comienza mostrando cuán variadas son las matemáticas a través de las distintas formas de multiplicar que aún subsisten. El inca que multiplicaba con quipus, el etíope que lo hace aún hoy escondiendo la notación binaria, o el hindú que le legó al japonés el método de las barras, todos se aproxima(ba)n de manera diferente al mismo conocimiento matemático que en el Occidente actual se trabaja multiplicando dígito a dígito. En contraparte, quienes han leído el epílogo de mi primer libro, «Un viaje a las ideas», habrán notado que allí me refiero a esta ciencia en singular…


Una vieja disyuntiva rebrota recurrentemente en las aulas escolares y universitarias, cafés, bares e internet: ¿se debe usar el singular o el plural para referirse a la ciencia de Pitágoras? Lo cierto es que la Real Academia Española zanjó esta duda hace muchísimo tiempo dando validez a ambas versiones: https://www.fundeu.es/consulta/matematica-o-matematicas-2568/

Ambas son usadas también por quienes investigan en esta disciplina en todo el mundo. Hay quienes optan por el singular, hay quienes prefieren el plural. También hay quienes no manifiestan preferencia y usan ambas formas indistintamente.

¿Por qué coexisten ambos vocablos? Hay diversas teorías sobre esto. Las más elaboradas dicen relación con aspectos históricos ligados a la etimología y al desarrollo de la disciplina en la Antigüedad, los cuales no han sido del todo dilucidados (algo de esto aparece en este interesante artículo de la Universidad de Buenos Aires: https://nexciencia.exactas.uba.ar/matematica-matematicas-lexicografia). Por cierto, ni siquiera se tiene consenso absoluto sobre el significado de la palabra “matemática”… pero eso es otra historia. Ahora bien, la disyuntiva entre el singular y el plural no es exclusiva del castellano, sino que aparece también en otros idiomas, entre ellos el francés. En inglés, en cambio, se usa exclusivamente el plural.

En los idiomas en que coexisten ambos usos, la forma singular resulta cómoda para hacer alusión a la «unidad» de la disciplina, en el sentido de que sus métodos deductivos son transversales a todos los fenómenos estudiados. En general, es usada por quienes tienen una visión más formal de la matemática, aunque esto no es excluyente. Un ejemplo señero lo constituye el colectivo francés Bourbaki, que desde mediados del siglo XX pretendió reconstruir formalmente todo el edificio de la matemática y plasmó su trabajo en los famosos tratados titulados Elementos de matemática.

El término en plural hace alusión a que esta ciencia se compone de distintas ramas, muy arraigadas a lo largo de la historia. Por ejemplo, durante el medioevo, la geometría y la aritmética eran consideradas como parte de las artes liberales (las artes de las personas “libres”, en oposición a las tareas de siervos y esclavos…). Hoy en día, la comunidad internacional tiene repertoreadas todas sus disciplinas y subdisciplinas, y cada artículo publicado debe llevar la indexación correspondiente, la cual puede ser obtenida desde el sitio https://zbmath.org/classification/.

Existen varias otras razones esgrimidas por quienes optan por el plural. Personalmente, prefiero el plural al momento de aludir a las distintas formas de aproximación al conocimiento matemático, el que es influenciado por la cultura de la comunidad en que se desarrolla e, incluso, por la personalidad de quien la practica. Los ejemplos son muy variados y van desde lo más básico, como las distintas notaciones numéricas, hasta la eterna disputa entre los métodos intuitivos y formales para afrontar los problemas.

No deja de sorprenderme el grado de pasión en la que se cae a veces no solo al defender uno de los términos, sino al negar la «corrección» del otro. Recuerdo una ocasión en que, tras una charla pública, un asistente me esperó a la salida para señalarme que había cometido un error en uno de mis libros al llamarlo Lecciones de «matemáticas» para el recreo… Pues bien, justamente usé el plural porque el libro comienza mostrando cuán variadas son las matemáticas a través de las distintas formas de multiplicar que aún subsisten. El inca que multiplicaba con quipus, el etíope que lo hace aún hoy escondiendo la notación binaria, o el hindú que le legó al japonés el método de las barras, todos se aproxima(ba)n de manera diferente al mismo conocimiento matemático que en el Occidente actual se trabaja multiplicando dígito a dígito. En contraparte, quienes han leído el epílogo de mi primer libro, «Un viaje a las ideas», habrán notado que allí me refiero a esta ciencia en singular…

En fin, no se trata de un asunto de vida o muerte, ni menos para dividir al mundo entre quienes se casan con el singular y quienes defienden el plural. Perfectamente puede haber días para la matemática y otros para las matemáticas…

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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