A través de sistema de interrelación entre la manipulación de los datos y el futuro digital, el evento «Unfinished» abrió una posibilidad a pensar en una democratización digital y en el concepto de -economía digital- a través de una impresionante muestra de arte digital. «La exhibición de arte digital tuvo como objetivo conectar el tema de los datos y el futuro digital de una forma menos intelectual y más emocional, a través de una instalación que llamamos Project Liberty Experience», dice Paula Recart. El objetivo fue examinar la relación de los ciudadanos con sus datos: quién los posee, quién se beneficia y cómo sería el mundo si todos tuvieran y controlaran sus propios datos. «A veces escucho gente que minimiza el efecto de Twitter, por ejemplo, porque creen que es una minoría. Bueno, esas minorías tienen una influencia desproporcionada en el debate, por varias razones, incluidas la inmediatez, el voto directo de los likes, y la tendencia natural del periodismo a seguirlos. El problema de fondo es que detrás de esa red hay una máquina de negocios que exacerba la polarización y hace caja financiera con la rabia, las agresiones, las burbujas de opinión, el descrédito de las instituciones y un largo etcétera. Hasta que no matemos ese negocio, no va a ser posible una plaza pública digital más saludable», afirma.
¿Cuánto dato generas? ¿Quiénes les dan valor a tus datos? ¿Para qué se utiliza? ¿Tienes el control de ellos?
Son nuevas preguntas que activan la temática central de la exhibición la cual estuvo presente en el marco del festival Unfinished en el centro neurálgico de la ciudad de Nueva York, en el connotado barrio Tribeca, en el cual se localiza el centro de performance y arte digital- The Shed – que abrió sus puertas con todo este ciclo de exhibición multidisciplinario a través de charlas, muestras de películas y exposición artística que abordaban la temática del uso de las tecnologías y la manipulación de datos.
Entre todo este movimiento que vino a revolucionar con sus ideas innovadoras y creadoras de nuevos sentidos, se encontraba como parte importante del proyecto la chilena, Paula Recart. Presidenta de Unfinished, exproductora ejecutiva y editora de noticias de Rock & Pop TV y partner de la agencia de diseño e Innovación- Felicidad-.
A través de sistema de interrelación entre la manipulación de los datos y el futuro digital, Unfinished abrió una posibilidad a pensar en una democratización digital y en el concepto de -economía digital- a través de una impresionante muestra de arte digital.
En este evento dio cabida a la ciencia, arte y tecnología, un festival de convergencias digitales y sociología al mismo tiempo en el cual las fronteras entre arte y ciencia, sociedad y política se desdibujan y comienzan a conversar dirigieron a un mismo puerto, que, sin duda, nos invita a preguntarnos cómo la tecnología puede aportar a construir una democracia más fuerte.
La exhibición albergaba conferencias, libros e instancias de experimentación que respondían y reflexionaban acerca de estás interrogantes, en alguna de ellas la misma audiencia era expuesta a la pantalla, grabada, haciendo preguntas, usando la convergencia de medios como dispositivo de experimentación y divulgación del conocimiento en colaboración con la gran exhibición del artista Refik Anadol.
A través de Project Liberty Experience, una muestra de arte digital que impresionó por su ejecución y reflexión que está tenía detrás, Anadol invitó a los espectadores a examinar su relación con sus datos: quién los posee, quién se beneficia y cómo sería el mundo si todos tuvieran y controlaran sus propios datos.
La exhibición de arte digital tuvo como objetivo conectar el tema de los datos y el futuro digital de una forma menos intelectual y más emocional, a través de una instalación que llamamos Project Liberty Experience, dice Paula Recart.
– Puedes contarnos de este innovador proyecto, su futuro, desarrollo y sus objetivos de impacto en el desarrollo y transformación social. y cual es el vínculo entre Project Liberty y Unfinished? ¿Cómo se relacionan?
– Project Liberty tiene distintos pilares. Por un lado, trabajamos a nivel muy concreto en la tecnología, y construimos lo que se llama un protocolo para intervenir en un nivel muy especifico de como opera internet hoy. Ese protocolo, que es open source, tiene el potencial de transformar radicalmente el modelo actual, porque devuelve al espacio público, en vez de privado, algo fundamental de la vida digital, que son nuestros datos y nuestra red de relaciones sociales. Eso nunca debió haber sido privatizado.
Por otro lado, creemos que la solución no va a ser solo tecnológica y que parte del problema de las tecnologías de información hoy es que impactan toda nuestra vida a nivel global, pero la influencia de cómo las construimos y el poder está en manos de sólo unos pocos: los tecnólogos y los inversionistas. Nosotros estamos tratando de convertir la discusión sobre el futuro de las tecnologías de información en un asunto público que involucre a muchos más actores y sectores.
Para eso, creamos un instituto en alianza con universidades que promueve un espacio para discutir la gobernabilidad en una mesa en que se sientan tecnólogos, humanistas, reguladores, activistas, ingenieros y filósofos, por decirlo de alguna manera. Pero más allá de la discusión ilustrada, también creemos que es fundamental generar movimiento social con las personas y comunidades, donde los ciudadanos puedan recuperar poder e influencia para contribuir a un mejor futuro digital.
Cada ser humano genera datos, relaciones y muchísima información a través de nuestras interacciones digitales. Eso hoy día ha sido capturado por un grupo de corporaciones privadas que generan ganancias desmesuradas a partir de algo que es nuestro, les genera excesivo poder con muy poca transparencia y el modelo de negocios en sí mismo incentiva resultados negativos para nuestra vida en comunidad. En Unfinished también tratamos de contribuir llevando esa discusión a la calle.
– ¿Cómo ha sido tu recorrido, y cómo llegaste a trabajar y ser presidenta de Unfinished en Nueva York? ¿Qué es lo que te llevó a creer en este proyecto? ¿Qué es lo que te gustaría seguir logrando con él?
– Conocí a Frank McCourt hace más de dos años y me invitó a construir juntos su visión de Unfinished, una plataforma de impacto social para avanzar soluciones en temas de democracia y justicia de una forma colaborativa con otras organizaciones. A poco andar, nos enfocamos más en el aspecto específico de las tecnologías de información y las redes sociales, porque creemos que hay muchos problemas hoy que se agudizan por el estado actual de internet, el modelo de negocios que alimenta las plataformas y la acumulación de poder en Silicon Valley.
El advenimiento de nuevas tecnologías como blockchain producirá grandes cambios y es una oportunidad entonces para orientar esos cambios en una dirección que corrija los errores en los que estamos sumergidos en la actualidad.
El propósito de Unfinished entonces es contribuir en el fortalecimiento de la democracia a través de un proyecto de transformar o resetear el modelo actual de internet, y lo estamos haciendo en conjunto con una alianza de organizaciones sociales, del mundo académico, artístico y público. Ese proyecto específico se llama Project Liberty, y podría considerarse el primer proyecto que nació de Unfinished.
– ¿En qué consistió esta exhibición y cuáles eran sus principales objetivos y dificultades de su apertura al público? ¿Por qué era importante que fuese visto y abierto a la comunidad?
– Unfinished Live fue un evento que consistió en distintas instancias para trabajar en todos esos niveles, incluyendo la tecnología, la academia y las organizaciones sociales. Parte del evento era una exhibición interactiva abierta a todo público, gratis, que tuvo como objetivo conectar el tema de los datos y el futuro digital de una forma menos intelectual y más emocional, a través de una instalación que llamamos Project Liberty Experience.
Trabajamos con un artista increíble, Refik Anadol, que utiliza cientos de millones de imágenes obtenidas de las redes sociales que utiliza como so fuera pigmento para construir nuevas realidades visuales y generar preguntas sobre los datos y la información digital. Proyectamos el trabajo de Refik en un cilindro gigante de casi 30 metros de altura y generamos unas paredes interactivas. También recogimos opiniones de la gente sobre qué hacer con los datos y eso se proyectaba en el cilindro. Asistieron más de cinco mil personas de todas las edades y grupos sociales, estudiantes, turistas, familias. Para nosotros eso es parte fundamental de nuestro trabajo.
– ¿Cómo dialoga el arte y la tecnología en un mismo espacio? ¿Piensas que hay nuevas maneras de pensar el arte, nuevas narrativas que convergen? ¿En qué consiste la intervención del artista en Refik Anadol en términos políticos y estéticos?
– Los artistas cuestionan, o ven hacia el futuro, o nos presentan realidades incómodas o a veces sueños iluminadores. Yo creo que los debates de políticas públicas y las conversaciones sobre el futuro se ven enriquecidos cuando traemos a la misma mesa la visión de los artistas. No como un adorno, sino como un insumo importante para pensar los grandes temas.
Y no necesariamente las opiniones personales de los artistas, que en ese sentido no me parece que valen ni más ni menos que las de cualquier otra persona, sino lo que el arte nos está diciendo o indicando o revelando. La imaginación artística nos parece fundamental en Unfinished. Refik en ese sentido se alimenta por ejemplo de otros artistas como Borges, y políticamente se introduce en el centro de las tecnologías de información, es un hacker, pero nos devuelve lo que él llama las alucinaciones de las máquinas, para que visualicemos la belleza posible, y también los peligros.
– ¿En qué medida la exhibición permite retornar beneficios de la economía digital a la comunidad? ¿Cómo podemos, como ciudadanos, recuperar el control de los datos de nuestra vida digital? ¿Y cuál es el actual impacto en la democracia de la pérdida de su control?
– Haber entregado nuestros datos a compañías privadas como Facebook o Google es una derrota civilizatoria que no entendimos hasta muy tarde. El modelo capitalista que emergió de Silicon Valley, que se basa en la extracción de datos y se nutre de la polarización y la radicalización es toxina que circula a diario en el corazón de nuestros sistemas democráticos y económicos. Genera violencia, desigualdad, desconfianza.
Hoy es fundamental inaugurar un nuevo orden digital que comienza por quitarles a esas empresas el control de nuestros datos. Eso es posible con el advenimiento de nuevas tecnologías, pero evidentemente va a ser una batalla gigantesca luchar contra el poder de esas empresas. La buena noticia es que al menos el problema ya quedó en evidencia. Ahora nos toca el esfuerzo concertado de avanzar en las soluciones.
– ¿Cómo beneficia el Project of Liberty a la transformación de una democracia y economía digital y una web más saludable?
– Project of Liberty desarrolla un protocolo que aprovecha posibilidades de blockchain para transformar el modelo de las redes sociales. Hoy, si yo conecto contigo en facebook, o linkedin, o instagram, esas empresas pasan a ser dueñas por separado de nuestros datos y nuestras interacciones.
A través del protocolo de Liberty lo que estamos proponiendo es decentralizar las redes sociales, de un modo que nuestra relación y los datos que emergen de esas interacciones no puedan ser privatizadas sino que estén a un nivel de infraestructura pública y luego nosotros podamos determinar.
La red que se genera cuando las personas se conectan digitalmente se llama el gráfico social y eso es lo que hoy controlan las empresas, Liberty convierte el gráfico social en algo universal de dominio público, no privatizable, como los océanos, o como el lenguaje, y luego las aplicaciones tienen que construir sus productos o servicios sobre esa base. Ese modelo tiene una serie de consecuencias. Primero, el valor debiera ser compartido por todos los actores que participan en la economía digital. Segundo, por el modelo de blockchain, las identidades digitales son verificables y las transacciones autenticables, con lo cual pueden ser anónimas pero se eliminan las identidades falsas y los bots. Y tercero, podemos decidir e influir en el uso de nuestros datos.
– ¿Qué elementos relevantes e inspiradores puedes extraer de estos tres días de conferencias, invitados y exhibiciones? A la distancia, ¿cómo ves a Chile relacionarse con las tecnologías ? ¿Cuán distante estamos de generar un espacio digital más saludable?
– Por lo que veo de Chile, está super avanzado en el tema de las tecnologías de información. Y no lo digo solo por casos de éxito en el mundo de los negocios, sino que sobre todo por los movimientos ciudadanos o plataformas que están intentando influir y contribuir con beneficio público.
Yo veo una generación activa, informada, con contribuciones relevantes en estos temas. Siempre me siento orgullosa de lo que veo de Chile en ese aspecto. Por otro lado, veo en Chile también el efecto corrosivo y tóxico de las redes sociales que vemos a nivel global. Soy bastante crítica de la radicalización del debate chileno, que veo alimentado con gasolina por las redes.
A veces escucho gente que minimiza el efecto de Twitter, por ejemplo, porque creen que es una minoría. Bueno, esas minorías tienen una influencia desproporcionada en el debate, por varias razones, incluidas la inmediatez, el voto directo de los likes, y la tendencia natural del periodismo a seguirlos. El problema de fondo es que detrás de esa red hay una máquina de negocios que exacerba la polarización y hace caja financiera con la rabia, las agresiones, las burbujas de opinión, el descrédito de las instituciones y un largo etcétera. Hasta que no matemos ese negocio, no va a ser posible una plaza pública digital más saludable.
Link de interés: https://www.projectliberty.io/