La vida normal que teníamos terminó en marzo del año 2020 aproximadamente. Todo cambió cuando el COVID-19 llegó a nuestras vidas. Los centros de estudios cerraron sus puertas, al igual que los lugares recreativos y de trabajo. Las cuarentenas empezaron, lo que nos llevó a todos a resguardarnos en nuestros hogares. Para algunas personas, estar en casa no es un problema, de hecho, puede ser hasta agradable. Pero para otros significa todo lo contrario. Al no poder ir a trabajar, la situación económica de varias familias se vio afectada. Otro aspecto muy importante que se vio alterado en la población fue la salud mental, debido al encierro y la preocupación por el futuro.
Durante el desarrollo de la pandemia del COVID-19, muchos científicos han puesto empeño en estudiar cómo funciona dicha enfermedad y como posiblemente generar una cura. Debido a estos estudios, se pudo concretar la producción de varias vacunas que han permitido mantener a raya la propagación. Por otro lado, no sólo se ha estudiado el COVID-19 en sí, sino que también otros aspectos de la pandemia. En este caso, se han hecho varios estudios sobre la salud mental relacionada a la pandemia.
Los humanos son seres sociales, que necesitan unos de otros para poder vivir plenamente. Encerrar a todas las personas para que no se propagaran tanto los contagios, significó algo bueno para la salud física, pero no psicológica. Hay estudios que indican que las enfermedades psiquiátricas, como la depresión mayor, podrían aumentar en estos tiempos. Pero, ¿qué sucede con las personas que ya presentaban algún trastorno psiquiátrico cuando comenzó la pandemia?
Un estudio liderado por Fengyi Hao, en donde se realizaron varios cuestionarios psicológicos vía online, indicó que las personas que ya padecían una enfermedad psiquiátrica tuvieron una mayor incidencia a padecer el trastorno por estrés postraumático durante la pandemia en comparación a personas sin antecedentes de dichas enfermedades.
Además, comparando a pacientes con sujetos sanos, descubrieron que los niveles de depresión y ansiedad también fueron aún más altos para los pacientes que los controles. Otro dato importante, es que los pacientes presentaron un mayor índice de insomnio y niveles de estrés elevados comparado con personas sanas.
Por otro lado, una investigación bibliográfica realizada por Leo Sher, puso énfasis en que los pacientes con trastornos psiquiátricos presentarían un aumento en las conductas suicidas. Otro dato preocupante, es que posiblemente aumente el número de suicidios y de depresión mayor en personas que trabajen en el área de la salud. Por lo tanto, la pandemia que estamos viviendo afecta negativamente a las personas que ya poseen una enfermedad psiquiátrica, pero además podría generar dichas enfermedades en personas que antes no las padecían.
Existen varios estudios que observaron datos interesantes con respecto a cómo la pandemia podría afectar a la salud mental de las personas que no poseían dichas enfermedades. El COVID-19, además de ser un estresor psiquiátrico, podría tener efectos directos en el sistema nervioso central, ya que estudios in vitro han demostrado la capacidad de este virus de replicarse en las células nerviosas. Esto significa, que el virus tiene la facultad de multiplicarse dentro de las neuronas, característica que lo diferencia de los otros coronavirus existentes.
Un estudio bibliográfico liderado por el equipo de Jorge Lucas de Sousa Moreira recopiló una gran variedad de efectos que podría causar la pandemia. Entre ellos se destaca la aparición de trastornos psiquiátricos como el trastorno de ansiedad, trastorno por estrés postraumático, depresión, además de un posible daño cognitivo en pacientes que padecen o han padecido el síndrome respiratorio agudo grave por COVID-19.
También, en dicho estudio destacan que más de un tercio de las personas que han padecido COVID-19 pueden desarrollar enfermedades psiquiátricas, lo cual puede ser debido al gran estrés que produce dicha enfermedad. Algunos de los factores estresantes son el miedo de volver a enfermarse, la muerte, la incertidumbre por el futuro y el aislamiento social. Las personas más sensibles a presentar estos síntomas son las mujeres y los profesionales de la salud.
Por otra parte, un estudio liderado por Juan David Palacio-Ortiz determinó los efectos de la pandemia en niños y adolescentes. En la investigación relata que los síntomas de trastornos como el de ansiedad, el obsesivo compulsivo y los depresivos podrían verse aumentados debido a la situación pandemia.
Factores como la clase social baja, la violencia intrafamiliar, el abuso de alcohol por parte de los padres y la discordia matrimonial son agravantes para dichos trastornos. De hecho, la presencia de dos de estos factores puede aumentar cuatro veces la probabilidad de tener trastornos mentales.
Además, cabe agregar que el trastorno por estrés postraumático en niños está asociado a alteraciones en las áreas cortico-límbicas del cerebro, lo cual podría afectar el desarrollo cerebral. En este sentido, la reactividad a amenazas y la desregulación emocional podrían verse aumentadas. Esto lo indica un estudio que fue llevado a cabo por Sélim Guessoum y sus colegas, que también relatan el posible aumento en la ideación suicida, el abuso de sustancias y el aumento de enfermedades psiquiátricas como la depresión en adolescentes, especialmente en mujeres.
Para poder tratar a las personas que padecen enfermedades psiquiátricas o que puedan padecerlas, se proponen diversos métodos para afrontar mejor dichas complicaciones en niños y adolescentes, siendo la tele psiquiatría o tele psicología una opción bastante aceptada.
Por lo tanto, el COVID-19 se puede considerar un estresor psiquiátrico significativo, ya que altera la vida social y económica de los países, lo cual podría gatillarse en enfermedades psiquiátricas en algunas personas, como por ejemplo los profesionales de la salud. Otro grupo importante de personas que podrían verse afectadas son las personas que padecieron COVID-19 y, preocupantemente, niños y adolescentes. Por estas razones es importante el seguimiento a largo plazo de cómo la pandemia podría afectar a la salud mental de las personas, especialmente en niños y jóvenes, quiénes aún se están desarrollando, cerebralmente hablando.
Fuentes: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7184991/
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32569376/
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33147504/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7323662/
*Este artículo surge del convenio con el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso.