«Nosotros hacemos literatura mapuche porque pertenecemos a un pueblo mapuche y obviamente hay temáticas trascendentales para nuestro pueblo, hay temas que van a emerger porque estamos permanentemente en crisis, pero no necesariamente todos vamos a trabajar sobre las mismas temáticas del mismo modo, hay diversas propuestas estéticas. Somos un pueblo heterogéneo que vive en diferentes territorios», señala en esta entrevista. La escritora y profesora de filosofía estuvo en el cierre de la Feria del libro de Curicó, “Felic 2021”, el pasado 12 de noviembre.
Desde el concepto de diáspora, esparcida como una semilla en un territorio distinto al walpamu, Daniela Catrileo (1987), reflexiona al hablar de su cultura y cómo ésta incide en su creación literaria. La escritora y profesora de filosofía, estuvo en el cierre de la Feria del libro de Curicó, “Felic 2021”, el pasado 12 de noviembre.
Allí habló sobre su condición de champurria, mezcla de mapuche y chilena, lo que la convierte en una impureza identitaria y desde donde resignifica su creación con ejes que abordan la temática ecológica de la zona en la que actualmente vive como es Valparaíso y desde el lenguaje en cuanto a libertad de mixturas.
“Resignifico varias cosas que son importantes para el imaginario mapuche familiar, y de una experiencia común entre ellos algunos temas que nos tocan como la migración; la diáspora, pero también la recuperación de los anónimos de la historia, esas son cuestiones fundamentales que me interesa indagar creativamente, tanto para hablar de alguien que fue mi abuela hasta una experiencia migratoria familiar a otra más transversal. Cuando hablo de diáspora sé que no estoy hablando de una experiencia particular, sino de una experiencia como pueblo, todas esas cosas se van resignificando en las temáticas literarias y en la creación», dice.
– Elicura Chihuilaf, Jaime Huenún, entre otros poetas de origen mapuche son poetas que han trabajado la lírica desde un lenguaje propio que viene de la cosmovisión mapuche, pero hay otros como Juan Paulo Huirimilla que al revés de este mundo utópico como el mismo lo denomina, toma elementos de culturas foráneas, cuál es tu opinión de ello?
– Creativamente me interesa la contaminación y la impureza. También la literatura que se está pensando a si misma. Algunos de mis libros tienen reflexiones filosóficas, sobre la lengua en cuanto a la imagen como percepción estética y filosófica y otros temáticas que me gustan abordar a partir de la contaminación, por eso hablaba de lo “champurria” porque es un prisma estético para mirar las diferentes producciones simbólicas y en ese sentido converjo mucho con ese tipo de creaciones, quizás por el lugar donde me sitúo. Para mi no es lo mismo crecer en una comunidad que crecer en una población, mi experiencia mapuche no es la misma que la experiencia de mi abuelo o la de mi padre a pesar de que pertenezcamos a una gran comunidad y en ese sentido me siento mas cercana a generar formas de producción simbólicas a través del ejercicio de la contaminación.
– ¿Hablas de contaminación del lenguaje de donde viene ese trabajo y cómo se traduce en el texto?
– En muchos sentidos, por ejemplo la mixtura del lenguaje. En “Piñen” palabra que da título a mi libro de cuentos, está escrito en castellano, pero tiene varios conceptos en mapudungun y nunca traduje esos conceptos . Y en ese sentido sigo mucho la línea fronteriza de Gloria Anzaldúa o Arguedas escritoras y escritores que han trabajado sobre la contaminación entre lenguas por lo que no es algo que inicie yo. Si uno lee las crónicas coloniales muchos soldados y misioneros jesuitas que desde el S XVI en adelante escribían en castellano, pero introducían varias palabras en mapudungun que eran las que iban aprendiendo ,eso hasta los imaginarios.
La poesía no es solo testimonial, también ficciona cosas y me interesa friccionar algunas ideas. Mi libro “Guerra florida” es una narración poética en forma de epopeya sobre una guerra imaginaria, a partir de una guerra real que fue la invasión hacia Abya Yala o Latinoamérica a partir de personajes que inventé, ese tipo de contaminaciones me interesan, la forma que se va entretejiendo la cultura popular con la cultura mapuche y otros tipos de culturas. Lo que están haciendo, las formas de resistencia de otros pueblos indígenas, lo que sucede con los pueblos migrantes y afrodescendientes, lo que hacen para resistir. Por estos días trabajo con el poeta haitiano Makanaki, por ejemplo.
– Hay temáticas que mencionas como parte de tu interés y que llevas a la literatura desde el territorio en el que te encuentras actualmente donde hay un conflicto ecológico.
– La literatura no viene sólo de una inspiración o de un genio creativo que llega repentinamente, es también un trabajo reflexivo y uno va trabajando con materiales. En ese caso los materiales son las palabras, es el lenguaje, los imaginarios.
Hay insistencias, obsesiones que una tiene, de esa forma, van apareciendo los temas en mi caso. Ahora estoy trabajando con las zonas de sacrificio, eso no es un tema que sólo involucre al Pueblo mapuche, sino un tema que nos cruza a todos y es el extractivismo en distintos territorios. Así es como se generan estas vidas precarias en zonas que han sido depravadas por las grandes empresas.
– Te distancias del histórico conflicto del Estado contra el pueblo mapuche como parte de tu inspiración para crear otros lenguajes diversificando el espectro temático. Si tu no fueras Catrileo, ¿quién serías?
– La pertenencia a un pueblo nación se vincula directamente con que hago poesía o literatura mapuche, con ello estoy diciendo que soy una persona que pertenece a una nación mapuche. Pero como dice la cita de Borges, no por más camellos va a ser más árabe el texto que la escuché hace un tiempo en la voz de la poeta Maribel Mora Curriao. Nosotros hacemos literatura mapuche porque pertenecemos a un pueblo mapuche y obviamente hay temáticas trascendentales para nuestro pueblo, hay temas que van a emerger porque estamos permanentemente en crisis, pero no necesariamente todos vamos a trabajar sobre las mismas temáticas del mismo modo, hay diversas propuestas estéticas. Somos un pueblo heterogéneo que vive en diferentes territorios.
Me considero escritora, la poesía es importantísima partí por ahí y diría que casi todo lo que hago creativamente es poesía, pero reivindico el sentido de Guadalupe Santa Cruz, de la escritura como un jardìn. Escribo en diferentes géneros, trabajo la hibridez, también escribo cuestiones que pueden ser inclasificables. Cuando trabajo en formato audiovisual, también me pienso siendo escritora, alguien que está trabajando con materiales diversos.
– Tu trabajo además se reconoce por el aporte tanto audiovisual como perfomático, es también ello otra forma de extender tu propio lenguaje escritural.
– Para mí la performance es una escritura del cuerpo y en mi caso nace cuando hay ciertos temas que quiero tratar más allá del formato libro, sino mediante otros materiales. Me gusta experimentar en otros dispositivos como formas de creación, como formas de exploración, creo que se trata también de un modo del juego.