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Charles Baudelaire en Chile: una traducción notable de María Elena Blanco CULTURA|OPINIÓN

Charles Baudelaire en Chile: una traducción notable de María Elena Blanco

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Guillermo Bown
Por : Guillermo Bown Periodista, escritor y ex diplomático
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Ella nos dice que “es una traducción como asunción y solución de un desafío en que el traductor toma el texto en sus manos y lo trabaja en su lengua como una arcilla”. Vemos que es una entrega de alma y corazón para darnos a disfrutar “Las flores del mal”, en un macetero universal, y es en 2021, hace un par de meses, en el bicentenario del nacimiento del poeta, en que la prestigiosa casa editora RIL publicara esta notable traducción en nuestro país, que es uno de los poemarios más leídos, estudiados y traducidos del mundo.


Quien iba a pensar que uno de los grandes poetas del mundo estuviera hoy con nosotros, en Chile, a través de una excelente traductora y poetisa, como lo es María Elena Blanco, chilena-cubana. Ella trajo a nosotros a Charles Baudelaire, trabajó con la poesía de este gigante del verso, entre su casa, en Las Cruces, en avenida Argentina y Nueva York. Pero María Elena ya es conocida, ha participado en diversas ferias literarias del país y del mundo, conocidos son sus libros de poesía y estudios literarios. Pero hoy, deseamos presentar a ustedes la poesía de Charles Baudelaire en su nuevo libro traducido íntegramente por nuestra poetisa, es el libro que sacó roncha en una época: “Las flores del mal”.

Son 500 páginas en que nuestra traductora lo ha hecho, entregando la mitad de su vida a esta hermosa labor. Ella nos dice que “es una traducción como asunción y solución de un desafío en que el traductor toma el texto en sus manos y lo trabaja en su lengua como una arcilla”. Vemos que es una entrega de alma y corazón para darnos a disfrutar “Las flores del mal”, en un macetero universal, y es en 2021, hace un par de meses, en el bicentenario del nacimiento del poeta, en que la prestigiosa casa editora RIL publicara esta notable traducción en nuestro país, que es uno de los poemarios más leídos, estudiados y traducidos del mundo.

Y es aquí, que Baudelaire nos invita a leer su poesía, cuando nos dice:

“Más si tus ojos, sin dejarse hechizar
sabe hundirse en abismos ingentes,
léeme y me aprenderás a amar”.

“Las flores del mal” es un libro esencial para la modernidad que rompe con el romanticismo en boga, en una época en que los temas y el lenguaje empleado por Baudelaire fueron incomprensibles para la sociedad de su tiempo que valoraba solamente el arte clásico. En los versos de este vate se muestra la rebeldía del niño abandonado, del ser que no encuentra lugar en la ciudad que le rodea. Y es Baudelaire el que redefine la belleza y parte de sus poemas, que podemos leer hoy, en este libro, que traduce María Elena y que fueron censurados.

Pero el tiempo se encarga de rehabilitar a Baudelaire y los poetas posteriores a él, como Rimbaud, Verlaine, Mallarmé o Apollinaire, que son los epígonos, los seguidores de la posición ante el mundo iniciada por Baudelaire, el que fue inspirador de poetas del siglo XIX y XX, como de cantantes y pintores, como el famoso austriaco Gustav Klimt, que dibuja sus poemas censurados, en una hermosa versión.

El destacado filósofo bogotano Mario Campaña Avilés dice que “las tinieblas de ciertas almas son sombras de luz divina”, y señala que esta definición puede ser la mejor y más justa para la poesía de Baudelaire, y agrega en “la obra más luminosa que un ser puede extraer de su exploración del mal y la degradación humana”. Así coincide con Marcel Proust, que dice que “sus poemas son residuos de humanidad maduros para la eternidad¨.

En Chile y Latinoamérica, creo que el poemario “Las flores del mal” es indispensable para cualquier lector de poesía a pesar de no ser muy conocido, y cuya vida real esta oculta por la leyenda negra y la constitución de una sociedad pacata que tiene como patrón de medida la hipocresía y moral inculcada por años de la iglesia católica. Y sabemos que Baudelaire fue siempre un insurrecto y se batió en las calles y barricadas de París en la revolución socialista de febrero y junio de 1848, y en las luchas obreras contra la República de Luis Napoleón Bonaparte de 1851 y siempre defendió a “los lisiados de la vida”, como dice en sus escritos.

Leamos, estimados amigos, la sugerente traducción que nos hace María Elena Blanco de Charles Baudelaire en sus “Las flores del mal”, y veamos como en el poema titulado «Al lector», define la sociedad francesa de esa época del siglo XIX, lo mismo que se puede decir de la vida nuestra, en pleno siglo XXI, y de este año:

”La estupidez, el error, la avaricia, el pecado nos minan el cuerpo y ocupan el pensamiento
y nutrimos nuestros amados remordimientos
como alimentan sus piojos los desharrapados”.

Diversos profesores latinoamericanos señalan que enseñar y mostrar la vida de Baudelaire a sus alumnos es la mejor enseñanza para conocer al poeta en todas sus dimensiones y provocar en el alumno una conducta diferente a como fue el poeta, gran cliente de prostíbulo donde se contagió una sífilis, alcohólico dionisiaco, opiómano consumado, marihuanero experimental, despilfarrador y evasor de créditos y pagos…Pero miles de jóvenes poetas del mundo con fervor lo leen y lo imitan.

Suma y sigue, vivamos y leamos a Baudelaire y estaremos caminando de la mano con María Elena y disfrutando la verdadera y hermosa traducción que nos entrega en esta notable versión.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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