El cortometraje «Bestia» ha recibido 30 galardones de festivales nacionales e internacionales, además compite en la categoría de Mejor Cortometraje de Animación en la 94a edición de los galardones de la Academia de Hollywood que se celebrarán el próximo 27 de marzo en el Teatro Dolby en Los Angeles. La obra audiovisual está hecha con la técnica de stop motion y detrás de cada plano hay un trabajo de desarrollo de los set, los ambientes y los personajes. Ese trabajo lo realizó silenciosamente Constanza Wette, diseñadora teatral y Directora de Arte de «Bestia». «Soy del ejército invisible de duendes zapateros»., bromea. La materialidad es parte fundamental del lenguaje visual que tiene la obra y exigió investigación, pruebas, observación y trabajo para llegar al celebrado resultado final. «La gente que entraba a la «Venda sexy» era devorada por lo que pasaba allí, era la corrupción del cuerpo absoluta, literal y simbólicamente se los comían», reflexiona Wette.
El destacado cortometraje Bestia, dirigido por Hugo Covarrubias, es una de las cinco piezas audiovisuales que compiten en la categoría de Mejor Cortometraje de Animación en los Premios Oscar 2022. El corto es un thriller psicológico que en 15 minutos y sin diálogos cuenta la historia de Ingrid Olderöck, una exoficial de Carabineros e integrante de la DINA, quien entre otras atrocidades fue la encargada de adiestrar perros para violar a prisioneras y prisioneros políticos durante la dictadura.
El cortometraje es distinguible por su estética y la utilización de la técnica de stop motion. El personaje de Ingrid Olderöck es representado por una muñeca de loza que hace referencia a sus raíces alemanas nazi y todas las escenas están recreadas en cartón y papel, elementos que estuvieron a cargo de Constanza Wette, la directora de arte de “Bestia”. Su rol fue ni más ni menos es decir que encargarse junto al director de la creación de los personajes y del mundo oscuro dónde acontece la historia.
Su trabajo se centra en la materialidad de los objetos que se ven en cada una de las escenas y los planos. «Soy del ejército invisible de duendes zapateros» bromea.
Wette estudió Diseño Teatral en la Universidad de Chile. Mientras realizaba el pregrado, la animación no estaba dentro de sus opciones laborales pero cuando, un poco después de haberse titulado, llegó a la animación por su gusto por el dibujo, un mundo entero se le abrió.
“Me desvinculé del teatro muy rápidamente y pasé a la animación casi al tiro, por mi relación con el dibujo, me gustaba mucho el dibujo entonces participé en producciones en 2D y después hice un par de cortometrajes”, comenta.
En 2009, escribió el guion de “Lalen, estar muriendo” junto con Mariana Contreras y la dirección de Felipe Montecinos. Luego en 2011, hizo la dirección de arte del cortometraje “Arte de papas”, dirigido por Daniel Martínez.
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Pese a que mientras estudiaba el stop motion no estaba necesariamente en sus planes a futuro, además de que los referentes que conocían eran todos extranjeros y por tanto “muy lejanos” para su realidad, Wette recuerda que hubo indicios dado su interés por las maquetas que debía presentar previo a los proyectos teatrales.
“Un primer acercamiento fue con las maquetas cuando estudiaba diseño teatral, porque había que proponer -al igual que con la dirección de arte- proyectos, lo que implicaba hacerlo en maquetas y con planos, bocetos, muestras, una carpeta de arte en el fondo y a mi me pasaba que me quedaba muy pegada con las maquetas y a veces no terminaba todo. Ahí fue un primer bichito, pero no tenía idea qué iba a terminar haciendo eso”, sostiene.
La directora de arte explica que cuando llegó al proyecto de Hugo Covarrubias la idea no era alcanzar el resultado del cortometraje actual, sino que planeaban hacer una serie de distintos capítulos con personajes de la historia de Chile. Fue así como llegaron al personaje de Ingrid Olderöck. Sin embargo, realizar diferentes relatos significaba tener que crear más de un mundo por cada historia. Finalmente, decidieron centrarse en un solo personaje y este fue el de la exoficial de Carabineros. La materialidad ya estaba presente en la primera idea de proyecto que estaban trabajando, más allá del contenido. En stop motion el lenguaje visual tiene una importancia sustancial.
«En un comienzo como iba a ser una serie de varios capítulos la idea era hacer un teaser que tuviera trozos de estas historias y la única forma que vimos en ese momento de diferenciar claramente estos mundos fue a través de la materialidad. Entonces la primera propuesta de todas antes de que Ingrid fuera Bestia propiamente tal, fue una propuesta de materialidades diferentes y una de ellas era el cartón», sostiene Wette.
Al momento en que se tomó la decisión de contar la historia de Ingrid Olderöck, Constanza Wette tuvo que reflexionar sobre el mundo en que este personaje se iba a desarrollar. Fue así que lo primero que se les ocurrió fue un mundo de juguetes, pero esa estética al cabo del tiempo fue mutando.
«Hubo primero que nada que encontrar un mundo, eso nos lo dio el pie forzado del mundo de juguetes y una vez que supimos que esa era la propuesta, la idea y la estética, el trabajo consistió en acotar este mundo, en irlo cerrando, encarnando y definiendo cada vez más acotadamente hasta llegar a este resultado más completo», agrega la directora de arte.
El desarrollo del arte en el corto se fue trabajando junto al desarrollo del guión de la historia y del personaje debido a que todo lo que se ve en stop motion tiene un significado, por lo que requiere una reflexión conceptual del lenguaje visual. Esto también estuvo acompañado de investigación, lecturas sobre el personaje, análisis de los objetos, la arquitectura y el diseño de la época en la que transcurría el relato.
«La idea de ocupar objetos que ya tuvieran historia y utilizar la carga emocional de esos objetos. Entonces la primera propuesta apuntaba a eso, pero a medida que se fue desarrollando el guión, como se convirtió en un corto también por la investigación que hicimos, fuimos leyendo de las distintas historias y este personaje era el que tenía más capas de complejidades por lo que generó en nosotros un desafío por tratar de entender», afirma.
Wette además explica que más allá de la funcionalidad de los objetos que se ven en el corto, hay otros aspectos artísticos que también son relevantes al momento de querer comunicar audiovisualmente, tal como las texturas y los colores.
Esos aspectos también requerían de decisiones y observaciones respecto a la información que tenían y lo que buscaban transmitir.
«Al investigar nos fuimos encontrando con una historia tan oscura que fue inevitable querer entender por qué esta maldad, entonces el personaje en si generó que nosotros teníamos que entrar y eso fue complejo porque al mismo tiempo de atraernos nos repelía muchísimo», expresa.
La diseñadora relata que durante ese periodo de investigación tuvieron que decidir parar, debido a que la historia de Ingrid Olderöck tenía un sinfín de capas, cada una «más terrible que la anterior», por lo que decidieron desarrollar la obra con la información que tenían.
«Fue una opción, decir no indagar más, porque era demasiada la oscuridad», afirma Wette.
Con esos antecedentes se tomó la decisión hacer una diferencia entre la materialidad de los personajes frente al ambiente donde estos se desarrollaban. En esa búsqueda, eligieron hacer un fondo que contrastara con el brillo de la muñeca y ese material fue el cartón.
«Cuando estuvo claro que el material de Ingrid era un muñeco de loza había un asunto de brillo y de recargado, entonces el mundo tenía que ser lo suficientemente neutral para no competir porque sino habría sido mucha información visual junta y buscamos un material lo suficientemente opaco que nos permitiera crear una textura distinta», cuenta.
La materialidad en «Bestia» se vincula por ejemplo también con la corporalidad. En el corto se habla de tortura en el centro de la Dina la «Venda sexy», es decir, violencia contra los cuerpos y también la relación de Ingrid con su propia corporalidad.
«Había que aludir a lo que pasaba allí. La gente que entraba a la «Venda sexy» era devorada por lo que pasaba allí, era la corrupción del cuerpo absoluta, literal y simbólicamente se los comían, entonces fue ahí que propuse agregar el elemento de la comida», afirma Wette.
La directora de arte comenta también que tenían la intención de hablar de la maldad de este personaje dentro de un contexto particular que era la dictadura.
“No llegamos a Ingrid porque queríamos hacer algo político, llegamos porque era un personaje dentro de nuestra historia y de alguna forma tenía estas capas que era necesario develar, pero en ese hacer, implicaba mirarnos y mirar la bestialidad y la cara que en el fondo todavía existe. Una de las cosas fuertes del concepto de bestia es que ella era una bestia, pero en momento, en un contexto que fue tolerado, promovido desde la institucionalidad. Ella era parte de esta maquinaria”, comenta.
Chile nos solamente es conocido como un país de poetas, sino que también de animadores. La nominación del corto a los Premios Oscar es un reflejo del nivel de producción que pueden llegar las obras de animación en Chile. Es necesario mencionar también el hito que marcó Historia de un oso en 2016, cuando logró el primer Premio de la Academia de Hollywood, hecho por los realizadores chilenos, Gabriel Osorio y Patricio Escala. Sin embargo, Wette menciona que la industria de la animación todavía no está establecida de manera robusta en el país.
“En Chile hay un buen nivel y hay harta animación. Nos gustaría que la animación fuera una industria más establecida de lo que es. Se ha avanzado pero ha partido un poco de cero. Historia de un oso marcó un hito y ojalá que eso desemboque en una mini industria pero cuesta, las industrias creativas cuestan el triple acá en Chile», admite.
En ese sentido, la directora sostiene que estos proyectos se sustentan principalmente de los fondos concursables.
«Todo tiene que ver con los fondos concursables, hasta donde yo se, no hay inversión privada en los cortometrajes, a nivel de series hay algunas co-producciones, acá siempre está hermanado con los fondos concursables, sino fuera por eso no se cómo hacer algo, no habría industria cinematográfica», afirma.
El cortometraje Bestia competirá en la categoría de Mejor Cortometraje de Animación en la 94a edición de los galardones de la Academia de Hollywood que se celebrarán el próximo 27 de marzo en el Teatro Dolby en Los Angeles.