El texto es una contribución importante al diagnóstico y el diseño de reformas en las políticas públicas de un sector en el que ha costado revertir los malos indicadores, y que además fue duramente golpeado por la pandemia. A modo de ejemplo, una de las conclusiones del capítulo tres del libro, es que ha habido concentración. “En las compras públicas, el gasto se concentra con una atención desmedida en el ámbito educacional, que luego favorece a unas pocas editoriales del mercado”. Como dato adicional, y complementando la conclusión anterior de Andrés Fernández: de acuerdo al Informe estadístico 2019, de la Agencia chilena ISBN, solo 10 editoriales de las más de 1700 que publicaron en el año 2019, concentraban 25% de los títulos. Todo esto en desmedro de las editoriales pequeñas, que como se ha señalado en varios foros y encuentros sobre el tema, son prácticamente la única vía para el debut de nuevos autores y autoras.
En un año de elecciones que generaron esperanzas de cambio, a la vez que temores de retrocesos (que afortunadamente no se concretaron), LOM y J.C: Sáez editor publicó este libro de Andrés Fernández Vergara, investigador del Centro de Sistemas Públicos del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile.
Un libro necesario. Lo podemos calificar así sin dudas, ya que las cifras respecto al libro y la lectura en nuestro país son deplorables, por lo tanto el análisis del esfuerzo realizado desde las políticas públicas, amerita ser revisado y difundido.
A estas alturas es más o menos claro: en Chile se lee poco, eso ha sido demostrado en estudios previos, no es solo una opinión. Por ejemplo, ya en el año 2007, Matías Cociña, en su tesis “Determinantes de la lectura en Chile”, concluía que en una muestra de veintiún países, el nuestro era el penúltimo en términos de porcentaje de la población que declaraba haber leído al menos un libro en los últimos doce meses.
Considerando la importancia de la lectura para la formación de personas íntegras, con pensamiento crítico, educadas y con capacidades para soñar y diseñar un futuro deseado en función de esos sueños, la intervención del estado desde las políticas públicas, ha sido insuficiente. Si bien se constató en algún momento que las soluciones de mercado no estaban operando en la industria de libro, y en función de eso se promovió un ecosistema del libro, con apoyo de recursos públicos, para un sistema que incluía a autores, editores, impresores, libreros, y bibliotecarios, entre otros, el destino de esos recursos, dista de haber generado los impactos deseados.
A modo de ejemplo, una de las conclusiones del capítulo tres del libro, es que ha habido concentración. “En las compras públicas, el gasto se concentra con una atención desmedida en el ámbito educacional, que luego favorece a unas pocas editoriales del mercado”. Como dato adicional, y complementando la conclusión anterior de Andrés Fernández: de acuerdo al Informe estadístico 2019, de la Agencia chilena ISBN, solo 10 editoriales de las más de 1700 que publicaron en el año 2019, concentraban 25% de los títulos. Todo esto en desmedro de las editoriales pequeñas, que como se ha señalado en varios foros y encuentros sobre el tema, son prácticamente la única vía para el debut de nuevos autores y autoras.
También, complementando la conclusión de libro sobre la concentración en el ámbito educacional, podemos señalar que de acuerdo al Informe estadístico 2019, de la Agencia chilena ISBN, un 43% de los títulos publicados ese año corresponden a literatura, el resto corresponde mayoritariamente a educación (considerando básica, media y universitaria). En años anteriores el peso de la literatura es incluso menor que ese 43% del 2019. Como señala Andrés Fernández, “sin poner en duda la relevancia que tiene para una sociedad el ámbito educacional, es importante visualizar los subsistemas que se están favoreciendo, y otros que pueden estar siendo perjudicados”.
Posteriormente, el autor concluye que la concentración ha causado fallas en el ecosistema, que han implicado que el gasto público en el sector se haya desacoplado de los propósitos establecidos en la Política Nacional de la Lectura y el Libro 2015 – 2020. En particular, a diferencia de lo establecido en dicha política, el gasto público no favorece la democratización de la lectura y el libro. También se señala que “las implicancias que tiene el gasto público, derivan en fenómenos que atentan directamente contra estos propósitos: generan fallas sistémicas, debilitan la cadena del libro y concentran, de manera alarmante, territorial y económicamente la participación”.
No todo son malas noticias. El libro de Andrés Fernández comienza con un análisis del gasto público en fomento de la lectura y el libro, dividiendo nuestra historia en cuatro periodos: República Parlamentaria (1891 a 1925), República Presidencial (1927 a 1973), Dictadura militar (1973 a 1989), y Periodo actual (1990 a la fecha). A lo largo de esas cuatro etapas, los recursos públicos para el libro y la lectura (como porcentaje del PIB) aumentaron, de manera importante, después del retorno a la democracia.
Ahora bien, y apuntando a transformar los problemas en oportunidades, dentro de los ámbitos de acción que sugiere el libro, destacamos el siguiente: “reformular el gasto público para lograr más objetivos sistémicos, impulsando círculos virtuosos y menos concentración económica”. En otro apartado se señala que “en materia de democratización y producción de contenidos locales, lo que se necesita es dotarle de recursos que permitan una aplicación efectiva”.
Este último punto nos lleva a un tema clave, la necesidad de aumentar los recursos destinados a la cultura y las artes en general, y al libro y la lectura en particular. Nuestro hoy presidente Gabriel Boric, en su campaña planteó elevar el presupuesto público de la cultura y las artes a 1% del presupuesto de la nación. Cabe señalar que esa cifra (según datos de la Ley de presupuesto), hoy es de solamente 0,31%.
El incremento de presupuesto, junto con la necesidad de alineamiento del presupuesto con los objetivos que plantea Andrés Fernández en su libro, van en línea con las propuestas entregadas el 2021 por el Observatorio del Libro y la Lectura, que ha planteado que se requiere “articulación, incremento y redirección de los presupuestos existentes en el ámbito del libro y la lectura del Consejo del Libro y la Lectura, así como del Mineduc, con la Política Nacional de la Lectura y del Libro (PNLL), para recuperar la curva creciente que tenía hasta el año 2014 el presupuesto de fomento de la lectura y el libro”.
Recomendamos la lectura y análisis del libro de Andrés Fernández, en particular a las personas involucradas en el ecosistema del libro y la lectura. El texto es una contribución importante al diagnóstico y el diseño de reformas en las políticas públicas de un sector en el que ha costado revertir los malos indicadores, y que además fue duramente golpeado por la pandemia.
Ficha técnica
Brechas en el ecosistema del libro: gasto y política pública en Chile.
Andrés Fernández Vergara- LOM y J.C. Sáez editor.
207 páginas.