La Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca) determinó que, de las 28 especies sobre las cuales existe Punto Biológico de Referencia (PBR), 10 se hallan con estatus de sobreexplotación y 6 en agotamiento. Dentro de las primeras se encuentran la sardina común, el bacalao de profundidad, la merluza común y la merluza austral, mientras que la merluza de tres aletas y la merluza de cola de la zona sur austral están agotadas. Por otro lado, evidencia una situación preocupante, como es la deficiente información de 17 pesquerías sobre las cuales se desconoce su estado de conservación real, según denunció la organización Oceana. «Hay temas pendientes en pesca ilegal, investigación, recuperación de especies, trazabilidad, entre otros, y nos preocupa que pasen nuevamente cuatro años y las comunidades de pesca artesanal y la protección del océano sigan esperando”, puntualizó César Astete, director de las Campañas de Pesquerías de la señalada ONG.
Un informe publicado por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca), reveló que un 57% de los peces que actualmente se explotan en Chile se encuentra en estado de sobreexplotación o agotamiento.
Específicamente, el informe anual que analiza la situación de las pesquerías nacionales durante 2021 determinó que, de las 28 especies sobre las cuales existe Punto Biológico de Referencia (PBR), 10 se hallan con estatus de sobreexplotación y 6 en agotamiento.
Dentro de las primeras se encuentran la sardina común, el bacalao de profundidad, la merluza común y la merluza austral, mientras que la merluza de tres aletas y la merluza de cola de la zona sur austral están agotadas.
En este documento es posible observar el actual estado de conservación (estatus) de los recursos, según lo determinado por los correspondientes Comités Científicos Técnicos.
Según Subpesca, la pesquería agotada o colapsada es «aquella en que la biomasa del stock es inferior a la biomasa correspondiente al punto biológico límite que se haya definido para la pesquería, no tiene capacidad de ser sustentable y cuyas capturas están muy por debajo de su nivel histórico, independientemente del esfuerzo de pesca que se ejerza».
En tanto, la sobreexplotada es «aquella en que el punto biológico actual es menor en caso de considerar el criterio de la biomasa o mayor en el caso de considerar los criterios de la tasa de explotación o de la mortalidad por pesca, al valor esperado del rendimiento máximo sostenible, la que no es sustentable en el largo plazo, sin potencial para un mayor rendimiento y con riesgo de agotarse o colapsar».
El subsecretario de Pesca y Acuicultura, Julio Salas, destacó que «este informe es crucial y es una foto anual que nos permite conocer los avances o retrocesos sobre la condición de las pesquerías».
«Permanentemente, desde Subpesca, vamos a promover la salud de nuestro océano y sus recursos a través de sólidas y justificadas medidas de administración pesquera y una transparente y oportuna información. Nos preocuparemos especialmente de que los actores sigan cumpliendo con la regulación y pondremos los mayores énfasis en desarrollar, en conjunto con Sernapesca, políticas de control para la pesca ilegal», agregó.
«La conservación de los recursos y la sustentabilidad de las pesquerías depende de la gestión de una institucionalidad pesquera fuerte y del compromiso de los pescadores y pescadores, teniendo siempre en consideración la información científica. Nuestro norte será velar por disponer de la mejor información y la transparencia en el proceso de toma de decisiones», señaló.
Tras la publicación del informe, la organización de conservación marina Oceana hizo un llamado a las nuevas autoridades a tomar medidas y delinear un plan urgente para recuperar las pesquerías del país.
“Tenemos especies como la merluza común, que han estado en crisis al menos desde 2004 debido a la sobrepesca histórica”, señaló César Astete, director de las Campañas de Pesquerías de Oceana.
“De acuerdo con la ley, ya deberíamos tener programas de recuperación para las especies sobreexplotadas o colapsadas, pero lamentablemente ello no ha ocurrido y los principales afectados son los pescadores artesanales, quienes poseen el menor porcentaje de extracción en el caso de la merluza común”, añadió.
Por otro lado, el reporte de Subpesca evidencia una situación preocupante, que es la deficiente información de 17 pesquerías sobre las cuales no existen PBR, es decir, se desconoce su estado de conservación real.
Astete explica que “de las algas pardas como el huiro negro, huiro palo y huiro flotador, recursos que han tenido una enorme expansión de desembarques y precios, no tenemos suficiente información científica que permita tomar las mejores decisiones de manejo”.
“El mismo informe indica que las algas pardas son una pesquería de data pobre, sin embargo, se deben tomar medidas de manejo que eviten su sobreexplotación, dada la presión que están teniendo por su elevado precio de mercado”, alertó.
Otros recursos de los cuales se desconoce su estatus son principalmente bentónicos, como el loco y la macha.
Un dato relevante del informe es que actualmente se encuentran en operación 33 Comités de Manejo y 19 Planes de Manejo en ejecución. Así como también 19 Planes de Reducción del descarte y captura de la pesca incidental.
Desde Oceana señalaron que es sumamente importante que las nuevas autoridades pesqueras den a conocer cuál es el plan de acción para enfrentar la crisis en la que se encuentran algunas pesquerías y apuntaron a que “hay temas pendientes en pesca ilegal, investigación, recuperación de especies, trazabilidad, entre otros, y nos preocupa que pasen nuevamente cuatro años y las comunidades de pesca artesanal y la protección del océano sigan esperando”, puntualizó Astete.