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Reeditan cuentos infantiles e ilustrados de Quimantú, la mítica editorial de la Unidad Popular CULTURA

Reeditan cuentos infantiles e ilustrados de Quimantú, la mítica editorial de la Unidad Popular

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Cinco cuentos vuelven a poner en circulación el trabajo de importantes ilustradores chilenos: Guidú, Nato, Guillermo Tejeda y Jalid Dacarett.


Distribuir libros de calidad a bajo costo era la base de Quimantú, proyecto editorial del gobierno de la Unidad Popular que, en sus dos años de existencia, publicó más de 10 millones de libros y revistas.

Dicha editorial creó la colección Cuncuna, libros infantiles e ilustrados que eran distribuidos en jardines infantiles, juntas de vecinos y sindicatos.

«La flor del cobre», «El gigante egoísta», «La guerra de los yacarés», «El tigre, el brahmán y el chacal» y «Los geniecillos laboriosos» son cinco cuentos que se publicaron por primera y única vez hace 50 años y que ahora son reeditados por Editorial USACH, con el fin de poner nuevamente en circulación el trabajo de quienes ilustraron esos libros: Guillermo Durán (Guidú), Renato Andrade (Nato), Guillermo Tejeda y Jalid Dacarett.

Jóvenes en la Unidad Popular.

Arturo Navarro, sociólogo y exdirector del Centro Cultural Mapocho, fue quien estuvo a cargo de los libros infantiles de Quimantú, dirigidos para niñas y niños de entre 4 y 10 años.

De esa época, Navarro recuerda que fue Tomás Moulian quien le propuso dirigir esa área. Levantada a pulso, contó con la asesoría literaria de especialistas y la participación de profesionales de la Escuela de Párvulos de la Universidad de Chile y la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI).

Con el fin de ofrecer un amplio abanico de historias, entre los escritores se encontraban autores consagrados como los hermanos Grimm, Oscar Wilde y Horacio Quiroga, pero también se publicaron cuentos de autores nacionales como Marta Brunet, Floridor Pérez, Ernesto Montenegro, Carlos Alberto Cornejo, Juan Tejeda y María de la Luz Uribe, además de versiones del repertorio popular latinoamericano, chino, árabe, ruso e hindú. A cargo de estas adaptaciones estuvo Linda Volosky, pionera en el desarrollo de la educación preescolar en Chile y especialista en literatura infantil.

La revolución del libro infantil chileno

La reedición de los cinco cuentos forma parte del proyecto de investigación de Claudio Aguilera y María Isabel Molina, editores de literatura infantil. Ambos autores escribieron un estudio titulado “Colección Cuncuna: la revolución del libro infantil chileno” y que cuenta con imágenes de las portadas e ilustraciones de aquellos años.

María Isabel Molina explica que muchos testimonios de la época señalan que el periodo de la Unidad Popular existía una sensación de gran compromiso, alegría compartida y que cada uno debía aportar con sus capacidades y conocimientos para construir un Chile mejor.

“Eso se sentía muy fuerte en Quimantú y también entre quienes trabajaban en el área de publicaciones infantiles, porque para el gobierno de Allende los niños y niñas eran una de las máximas prioridades. Cuncuna es un reflejo de eso. Escritores, editores, ilustradores y trabajadores estaban comprometidos para realizar los mejores libros posibles y que llegaran a aquellos que históricamente habían quedado excluidos”, dice la editora.

Sobre la importancia de estos cuentos, Claudio Aguilera señala que “Cuncuna es una colección pionera de lo que sucede a nivel editorial en la literatura infantil chilena. Fueron precursores de lo que hoy llamamos libro-álbum, en el cual interactúan texto e ilustración con la misma importancia en el rol de las ilustradoras, hasta entonces muy minoritarias en la industria del libro chileno, y que en esta colección se aprecia que están en un número casi a la par con los ilustradores, y en la amplitud de estilos gráficos y espacios geográficos literarios que promovieron”.

Si bien el mundo del libro infantil está en constante expansión, ambos investigadores concuerdan en que aún falta reconocer que todos lo logrado tiene un origen y que hay ilustradores, que participaron en Cuncuna, como Marta Carrasco, Nato, Jalid Dacarett, Guillermo Tejeda y Guidú, que merecen un sitio destacado en la historia de la ilustración chilena.

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