El taller fue liderado por las cultoras que conforman el colectivo “Arpilleristas de Lo Hermida”, que fue creado el año 1975 en la comuna de Peñalolén, Región Metropolitana. La técnica que emplean Patricia Hidalgo y María Teresa Madariaga es la aplicación de géneros y bordado de arpilleras, que consiste en tapices construidos con materiales recuperados o reciclados, como pedazos de tela, cobre, lanas, hilo, etc., que combinados llenan de colorido representaciones de escenas de la historia política nacional y vivencias cotidianas.
Tras un mes y medio de trabajo colaborativo, participantes y cultoras del taller “Arpillera de la Memoria” entregaron al Museo Histórico Nacional (MHN) la pieza mural que formará parte de la colección del museo.
En la ocasión, firmaron el acta de entrega de la arpillera las cultoras Tesoros Humanos Vivos (2012), Patricia Hidalgo y María Teresa Madariaga, la Vicerrectora de Innovación Tecnológica y Extensión de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), Claudia García y la directora del Museo Histórico Nacional, Macarena Ponce de León.
“Las arpilleras han sido muy importantes en la memoria de nuestro país. Ad portas de la conmemoración 49 del Golpe de Estado, nos enfrentamos a muchas preguntas como país también. El trabajo intergeneracional realizado interpela mucho lo que ha pasado en el país durante la última década, donde como sociedad nos hemos enfrentado a un desafío gigantesco y que nos hace preguntas sobre los cimientos mismos de nuestra convivencia democrática. En ese debate intergeneracional es donde está la riqueza de cómo entendemos la memoria y que es para el futuro”, señaló la subsecretaria del Patrimonio Cultural, Catalina Pérez Dattari.
La iniciativa se enmarca en la actividad” “Talleres Portadores de Tradición”, línea educativa que la Subdirección Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial, del Servicio Nacional del Patrimonio, trabaja, desde 2011.
El taller fue liderado por las cultoras que conforman el colectivo “Arpilleristas de Lo Hermida”, que fue creado el año 1975 en la comuna de Peñalolén, Región Metropolitana. La técnica que emplean Patricia Hidalgo y María Teresa Madariaga es la aplicación de géneros y bordado de arpilleras, que consiste en tapices construidos con materiales recuperados o reciclados, como pedazos de tela, cobre, lanas, hilo, etc., que combinados llenan de colorido representaciones de escenas de la historia política nacional y vivencias cotidianas.
La arpillera en Chile tiene una relación histórica directa con la dictadura militar, cuando la Iglesia Católica acoge a los familiares de detenidos desaparecidos y, al haber tantas mujeres con angustia, se empezó a realizar una terapia de tipo manual. En sus trabajos relataban y expresaban a través de imágenes su propio dolor, transformándose también en imágenes que iban contando lo que no se podía contar en esa época, como las situaciones de violaciones a los derechos humanos.
Posteriormente, estas mujeres y otras de diferentes organizaciones populares, se organizaron en talleres de arpilleras con un doble objetivo, además de expresarse y contar su realidad como lucha y esperanza del pueblo, estas mujeres buscan generar un pequeño ingreso –muchas veces el único– para la mantención del hogar.