El distinguido científico y experto en suelos recibió en 2020 el Premio Mundial de la Alimentación –uno de los galardones más importantes en esta área– y en el 2007 estuvo entre los reconocidos con el Certificado Premio Nobel de la Paz por sus contribuciones al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Rattan Lal, es uno de los exponentes de Congreso Futuro que se realizará entre el 16 y el 20 de enero. En la actualidad la agricultura es responsable de una parte importante de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y también aporta a la degradación de las tierras, al exceso de extracción de agua y la reducción de la diversidad genética agropecuaria, entre otras consecuencias en el medio ambiente, sin embargo, el experto defiende que la agricultura no tiene que ser vista como un problema ante la crisis climática sino como una solución. «Existe el conocimiento científico para hacer una mejor agricultura. Si podemos aprender cómo producir más con menos y proteger el suelo y restaurarlo, eso conducirá a la agricultura como una solución», explica a El Mostrador.
Según datos del Programa de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)- previo a la pandemia-, en 2020 había 2,9 millones de personas en Chile que tenían algún tipo de inseguridad alimentaria, es decir, dificultades en el acceso físico, social y económico a suficientes alimentos nutritivos para llevar una vida saludable. En 2022, el oficial en Políticas y Sistemas Alimentarios de la FAO, Joao Intini, expresó a El Mostrador que «cerca de 600 mil personas padecen de hambre en Chile, y 3,4 millones enfrentaron una incertidumbre respecto a su capacidad de alimentarse adecuadamente».
En esa misma entrevista, Intini indicó que el cambio climático es uno de los factores relevantes a la hora de pensar la agricultura en los países. En los últimos meses se han visto inundaciones, olas de calor, sequía y cambios de temperaturas en gran parte del planeta debido a la crisis climática y esto tiene un impacto en la capacidad de las personas de alimentarse.
Rattan Lal, experto en suelos y director del Centro CFAES para la gestión y captura de carbono en la Universidad Estatal de Ohio, así como profesor adjunto de la Universidad de Islandia y de la Investigación Agrícola de la India, y que recibió en 2020 el Premio Mundial de la Alimentación –uno de los galardones más importantes de esta área–, sostiene que la pandemia expuso la fragilidad de la globalización alimentaria.
«Cada ser humano necesita alimentos seguros, nutritivos y saludables tres veces al día y una actividad tan importante como la agricultura se está considerando como un problema. De hecho, tenemos la responsabilidad de convertirlo en una solución», expresa Lal en entrevista con El Mostrador.
El distinguido científico es uno de los invitados de Congreso Futuro, evento que se realizará entre el lunes 16 y viernes 20 de enero.
Rattan Lal nació en 1944 en lo que era en ese momento el Raj Británico, el régimen colonial de Reino Unido y que actualmente es Pakistán. Tras la independencia y la partición, tuvo que dejar su país natal e irse con su familia a India, donde se radicó como refugiado.
Es director del Centro de Manejo y Secuestro de Carbono (C-MASC) de la Universidad Estatal de Ohio y embajador de Buena Voluntad del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) para asuntos de desarrollo sostenible, además de miembro del Comité Científico y de las Líneas de Acción 1 y 3 de la Cumbre de Seguridad Alimentaria de las Naciones Unidas de 2021, y el 2007 estuvo entre los reconocidos con el Certificado Premio Nobel de la Paz por sus contribuciones al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), cuando el IPCC fue nombrado ganador del Premio Nobel.
Además, fue incluido en la lista de Thomson Reuters de las mentes científicas más influyentes del mundo (2014-2016), y se encuentra entre los investigadores altamente citados en agricultura de Clarivate (2014-2021), además de ocupar el puesto número 1 en agronomía y agricultura en general.
El científico defiende que la agricultura no tiene que ser vista como un problema ante la crisis climática sino como una solución. En la actualidad la agricultura es responsable de una parte importante de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y también aporta a la degradación de la tierra, la salinización, el exceso de extracción de agua y la reducción de la diversidad genética agropecuaria.
«Existe el conocimiento científico para hacer una mejor agricultura y producir más con menos, menos insumos de fertilizantes químicos, menos insumos de pesticidas, menos insumos de energía, menos insumos de esos químicos que se convierten en gases de efecto invernadero, menos cultivo de arroz en charcos, menos sobrepastoreo. Así que, si podemos aprender cómo producir más con menos y proteger el suelo y restaurarlo, eso conducirá a la agricultura como una solución», explica.
En ese sentido, agrega que los actores relevantes en la toma de decisiones tienen el deber de crear políticas que vayan en favor de la agricultura y de la naturaleza.
«Cada país debería desarrollar una política de suelo», sostiene.
«El suelo es una entidad viviente, el 25% de la biodiversidad vive en el suelo. Si es que cualquier ser, ya sea el ser humano, una mariposa, un águila o una laguna, el suelo también tiene derecho a ser protegido, restaurado, prosperar y producir alimentos saludables y nutritivos», agrega.
Lal menciona que las políticas públicas pueden incentivar a los agricultores pagándoles por los servicios ecosistémicos para la creación de un suelo saludable. Y, en consecuencia, estos se traducen en métodos de secuestro de carbono, mejor calidad del agua y aumento de la biodiversidad, que en estos momentos está en crisis.
«Los legisladores, en combinación con el sector privado, los agricultores y académicos, pueden realmente desempeñar un papel importante en la transformación», subraya el científico.
Rattan Lal menciona además que otro actor importante son los pueblos indígenas, quienes hace siglos defienden los territorios en todo el mundo.
«Creo que el objetivo aquí no es que se olvide el conocimiento indígena y que solo usemos la ciencia moderna. Creo que deberíamos desarrollar el conocimiento indígena e integrarlo con la ciencia moderna», explica.
«He trabajado en Asia, África y América del Sur y el Caribe, sé que el conocimiento indígena es muy útil, pero el conocimiento indígena no puede abordar muchos de los nuevos problemas emergentes. Entonces, integrar la ciencia moderna con el conocimiento indígena es la mejor solución. Espero que en la COP28 le prestemos atención al conocimiento indígena y al mismo tiempo a la justicia climática, porque las personas que son de países en desarrollo y países pobres van a sufrir más por el cambio climático», añade.
Rattan Lal fue parte del equipo del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) de la COP27 que se realizó en Egipto en noviembre de 2022. En el evento enfatizó la importancia que debe jugar la agricultura en la adaptación y mitigación del cambio climático.
A lo largo de su carrera ha sido testigo y actor de las iniciativas que se han firmado en todo el mundo acerca de las problemáticas climáticas, sin embargo, es enfático en que se debe pasar de la decisión a la acción.
«Tenemos muy buenas ideas pero de alguna manera esas ideas no se traducen en acción. Entonces, en la COP28, creo que debería haber una sesión especial en la que abordemos que, sea cual sea el compromiso que hagamos, debemos darle seguimiento e implementarlo. De lo contrario, el compromiso no tiene sentido», finaliza.