Nos complace presentar a este gran maestro, cuyos asombrosos cuencos escultóricos están conquistando mercados exclusivos del gran arte. Esta es una colaboración entre El Mostrador y Chile Crafts, para informar sobre la vida, obra, vivencias y el alma de los artesanos y artesanas más importantes de nuestro país.
Adrien Canitrot, reconocido tallador francés radicado en Chile, nos narra su experiencia de vida. Creció en un pequeño pueblo del sur de Francia llamado Blauzac, donde su padre, tallador de piedra, lo inició en el oficio de trabajar este material. A los 16 años ingresa a “Les Compagnons du Devoir”, una escuela de artesanos reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, donde a través del viaje y el trabajo se perfecciona tanto como profesional y como persona, al igual que lo hacían los constructores de catedrales de la Edad Media.
Los aprendices de Les Compagnons son una hermandad de trabajadores que viajan de ciudad en ciudad, adquiriendo destrezas y grandes experiencias; tienen valores fuertes, como la fraternidad, la transmisión del “savoir-faire”, privilegian la vida en comunidad, el viaje y una apertura cultural y espiritual. Adrien comenzó su aprendizaje de dos años en Nimes, trabajando en una cantera cercana al Pont du Gard, un acueducto romano. Luego, hizo su “Tour de France”, para trabajar en la restauración de fachadas en Burdeos, y en Orléans trabajó por primera vez en monumentos históricos.
Después trabajó con el escultor Christian Fuchs, con quien aprendió sobre el lado artístico de la piedra y trabajaron en la Catedral de Strasbourg y “La Maison du Marchand” de Luneville. Posteriormente, se trasladó a Barcelona para trabajar en la construcción de “la Sagrada Familia” de Gaudí, que ya lleva un siglo en proceso de construcción, donde aprendió muchísimo y se quedó un segundo año para realizar un dossier sobre las columnas de “doble giro” diseñadas por este genio español. Canitrot también trabajó y estudió en la Fondation de Coubertin, donde recibió cursos que iban desde modelaje, caligrafía, historia del arte, dibujo e Inglés. La otra mitad del año trabajaba en los Ateliers Saint Jacques, donde obtuvo su título de maestro artesano a los 24 años.
Casado con la chilena Lorena Troncoso, y ya con sus dos primeras hijas, se vino a vivir a Chile hace diez años, donde construyó su casa taller: “Espacio Rukalaf”, para trabajar la piedra. Desde hace seis años, extrae piedras de la Cordillera de los Andes en los ríos Ñuble y Perquilauquén, y realiza interesantes creaciones a través de un proceso de talla directa. Por un extraordinario cuenco llamado “Wixur” ganó el prestigioso “Sello de Excelencia a la Artesanía de Chile” el 2018, y con esta misma obra el 2019 recibió el “IV Reconocimiento a la Excelencia del World Crafts Council, para productos artesanales del cono sur”. Sus piezas se exhiben en los principales museos de Chile como el MAPA y el Museo de Arte y Artesanía de Linares.
En junio del 2019, participó en la Bienal Internacional de artesanía y creación: el “Salon Révélations” en París, en un stand curado por Mauricio Clavero, destacado diseñador chileno. En Octubre de 2020 participó en la London Craft Week, y en Junio de 2022 volvió a ser parte de la delegación chilena en el salón Révélations. En la actualidad, Adrien trabaja en proyectos arquitectónicos y en muebles de diseño propio, fusionando piedra y madera. Cuenta que su placer es buscar las piedras en los ríos y elegirlas para sacar de ellas una obra de arte que “brillará como espejo” gracias a la magia de su arte único. Respecto a su proceso de trabajo nos refiere que empieza con trazos en dibujo a los que adecúa las piedras halladas, usando luego herramientas como cinceles, esmeriles eléctricos y neumáticos que utilizan agua, agua que es recuperada para regar sus cultivos y fertilizarlos con los polvos minerales. Su arte lo lleva a indagar hasta los límites del material, cuando realiza pulidos de hasta un milímetro y conquista el espacio vacío logrando filigranas de piedra de increíble realización por su delicadeza.
Luego de 3 o 4 semanas de intenso trabajo creativo, logra finalizar sus famosos cuencos escultóricos que están conquistando mercados exclusivos del gran arte. Adrien, nos cuenta sin ocultar el secreto, que encuentra inspiración en la misma naturaleza que le rodea pródiga en belleza y materiales, la majestuosa cordillera andina, sus valles y quebradas. El resto es su intuición, como el gran Miguel Ángel, Adrien alucina las formas curvadas de sus proyectos, las ve dentro de alguna piedra ya arrancada del río y luego sólo queda arrancar el material restante. Procede, pues, como los diseñadores franceses Ora-ito y Noe Duchaufour Lawrence que admira. También, aprecia y se inspira en la arquitectura de Zaha Hadid y Santiago Galatrava, así como de Héctor Guimard, y cómo no, en la obra genial del célebre Antonio Gaudí.
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