“Todo lo que necesitamos para vivir una vida decente está vinculado al agua. Nuestra salud, alimentación, seguridad, hábitat, economía, infraestructura y clima”, señaló en el acto de inauguración el rey Guillermo Alejandro de los Países Bajos, que junto a Tayikistán preside la reunión.
La Conferencia del Agua de la ONU, la primera cumbre de este tipo en casi medio siglo, arrancó este miércoles en Nueva York con un llamamiento a actuar urgentemente para, al mismo tiempo, proteger los recursos hídricos y lograr que todo el mundo tenga acceso a agua y saneamiento adecuados.
“Todo lo que necesitamos para vivir una vida decente está vinculado al agua. Nuestra salud, alimentación, seguridad, hábitat, economía, infraestructura y clima”, señaló en el acto de inauguración el rey Guillermo Alejandro de los Países Bajos, que junto a Tayikistán preside la reunión.
La cita, que se prolongará hasta el viernes, reúne por primera vez desde 1977 a Gobiernos, empresas y organizaciones civiles para discutir la gestión mundial del agua y se da en un momento de grave crisis por este recurso vital.
Según Naciones Unidas, entre 2.000 y 3.000 millones de personas sufren escasez de agua en el mundo, un problema que se agravará en las próximas décadas. A la vez, crece la contaminación del agua y se multiplican los desastres meteorológicos extremos como consecuencia del cambio climático.
“Hoy tenemos una crisis global de agua. Tres formas de desastres del agua han creado un desastre humano: demasiada agua se cobra vidas, la escasez de agua frena un desarrollo humano digno, un agua demasiado sucia amenaza nuestra salud y la naturaleza de la que formamos parte”, resumió el presidente de la Asamblea General de la ONU, Csaba Körösi.
En la misma línea, el secretario general de la organización, António Guterres, insistió en los graves problemas a los que se enfrenta todo el mundo.
“Estamos drenando la sangre vital de la humanidad a través de un consumo excesivo y un uso insostenible y evaporándolo a través del calentamiento global. Hemos roto el ciclo del agua, destruido ecosistemas y contaminado las aguas subterráneas”, advirtió.
Al mismo tiempo, recordó Guterres, tres de cada cuatro desastres naturales están vinculados al agua y casi una de cada cuatro personas vive sin acceso a un suministro seguro o agua potable.
Por todo ello, el jefe de Naciones Unidas dijo que de esta Conferencia deben salir “compromisos revolucionarios” para una nueva Agenda de Acción por el Agua.
Ese documento, que será el principal resultado de esta cumbre, se conformará en base a cientos de compromisos por parte del sector público y del privado, algunos que ya se conocen y otros que se irán anunciando a lo largo de esta semana.
Estos incluyen promesas en todo tipo de ámbitos, planes de reforma o fondos que invertirán, entre muchas otras cosas, pero serán en todos los casos de carácter voluntario, en vez de un gran acuerdo negociado por todas las partes como es habitual en otras conferencias, por ejemplo las de lucha contra el cambio climático.
Hoy, la ONU señaló cuatro grandes áreas en las que considera esencial que haya grandes avances: la gestión de agua y el acceso equitativo a ella, la inversión en sistemas de agua y saneamiento, la mejora de la resiliencia a través de la conservación, reutilización y depuración y la lucha contra el cambio climático.
Para las organizaciones ecologistas, es fundamental que el mundo cambie la forma en la que mira al agua y dé prioridad a su protección mientras que sigue buscando garantizar un suministro adecuado para todos.
“Podemos responder al agravamiento de la crisis mundial del agua, pero sólo si recordamos uno de los hechos más a menudo olvidados: el agua no viene de un caño, sólo viene de la naturaleza. El sector del agua sólo logrará su objetivo de agua para todos si deja de ignorar la naturaleza y empieza urgentemente a restaurarla”, dijo en un comunicado Stuart Orr, de la ONG WWF.
Pese a que la ONU ha hablado insistentemente del carácter histórico de esta Conferencia, apenas un puñado de líderes internacionales ha viajado a Nueva York para participar en ella, dejando en general la representación a ministros u otros cargos de menor rango.
Bolivia, Irak, Botsuana, Bosnia y Eslovenia, además de los de los organizadores Países Bajos y Tayikistán, eran hoy los únicos países que tenían previsto intervenir al máximo nivel, mientras que un pequeño grupo de Estados lo harán representados por primeros ministros o viceprimeros ministros.
“Nuestros líderes no están situándose a la altura para responder a una de las mayores crisis existenciales de la humanidad”, apunta en una nota la española Patricia Martín Díaz, de la campaña Avaaz.
Aunque no hay muchos líderes, la sede central de Naciones Unidas se ha llenado para esta ocasión, con decenas de ministros, miles de diplomáticos y funcionarios y más de 6.500 representantes de la sociedad civil.