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Diamela Eltit: “Vivimos una especie de barroco político de ultraderecha que defiende lo imposible” CULTURA

Diamela Eltit: “Vivimos una especie de barroco político de ultraderecha que defiende lo imposible”

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Emilia Aparicio
Por : Emilia Aparicio Periodista El Mostrador
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La destacada artista y Premio Nacional de Literatura conversó con El Mostrador acerca del proceso constitucional actual. Eltit es crítica del avance en los últimos años de la ultraderecha en Chile y el mundo. Además, plantea que en una Constitución es fundamental que estén incluidos “los pueblos originarios, sus derechos y su inclusión política en las decisiones territoriales. Terminar con el Estado subsidiario. Un texto que cautele todo tipo de discriminación. Ecología”. Asimismo, subraya que los movimientos sociales “deben escuchar más, mucho más”.


Este domingo la ciudadanía volvió a las urnas para votar a quienes escribirán –junto a la Comisión Experta y el Comité Técnico de Admisibilidad– la nueva propuesta de Constitución. El Partido Republicano obtuvo la primera mayoría con 23 escaños en el Consejo Constitucional, seguido de la lista oficialista Unidad para Chile con 16, luego Chile Seguro con 11 asientos y, por último, un representante de pueblos originarios. El proceso se realiza en un año particular, el de la conmemoración de los 50 años del inicio de la dictadura, mismo periodo que dio origen a la Carta Magna que sigue vigente.

La destacada escritora Diamela Eltit participó desde su juventud en acciones artísticas que criticaban el poder y las injusticias sociales. A partir de 1979 fue parte del Colectivo Acciones de Arte (CADA), uno de los grupos de artistas más importantes de la época, gracias a las performances que realizaban contra el régimen de Augusto Pinochet. En tal sentido, Eltit es una autora con una sensibilidad particular a los cambios sociales, lo que se ve reflejado en su obra, y ha sido testigo de los cambios profundos que ha habido en los últimos 50 años en Chile.

La artista, Premio Nacional de Literatura 2018, es una de las autoras presentes en el libro De triunfos y derrotas: narrativas críticas para el Chile actual (2023, LOM), publicación editada por la periodista Faride Zerán (Premio Nacional de Periodismo 2007) y que reúne distintas voces críticas de las artes y ciencias sociales para dar una lectura de los acontecimientos políticos y sociales que han ocurrido en nuestro país en los últimos años.

“Ha sido un tiempo vertiginoso. Primero el estallido social de una intensidad inédita, motivado por la desigualdad social y los abusos financieros. Para detenerlo, se levantó como horizonte una nueva Constitución. Pero ese tiempo político, proclive a la izquierda, transcurrió en medio de una enfermedad realmente dañina que dejó miles de muertos, fundamentalmente en sectores populares. Los constituyentes elegidos fueron paulatinamente asediados y menoscabados en medio de una superficie social confinada, carente, lesionada por la falta de trabajo. Las elecciones presidenciales marcaron un tiempo también inédito con la elección del ultraderechista José Antonio Kast, adverso ante los cambios culturales, hiperconservador, contrario a la emancipación de las mujeres. En ese contexto, el Gobierno encabezado por Gabriel Boric, elegido en segunda vuelta, se erigía asediado por los cuatro costados. Pero, más allá de todo, el neoliberalismo está en decadencia y es esa decadencia la que provoca este fervor capitalista. Vivimos una especie de barroco político de ultraderecha que defiende lo imposible, la sujeción de la mujer al marido y a los hijos, la familia más tradicional (como los cantos de la familia por cierto numerosa de Kast), la heterosexualidad, el paternalismo de la hacienda, la riqueza como un don, la religión de misa dominical y de rodillas ante la hostia”, comenta a El Mostrador.

Al respecto, la escritora menciona que el avance de la ultraderecha es un fenómeno que se observa a nivel mundial y que está relacionado con el capitalismo.

“Este avance de la derecha y su socia, la ultraderecha (que en parte es un fenómeno internacional), solo beneficia al capital y desprotege todavía más a la población que vive atada a la deuda y sus intereses, y genera más delincuencia joven y adolescente ante el incesante agobio de un mercado que se oferta de manera constante y aparece, para parte importante de la población, como inalcanzable”, sostiene.

Seguridad pública

En relación con la preocupación por la seguridad pública, Eltit opina que la “derecha se ha construido como la única fuerza capaz de detener el delito y garantizar seguridad para la ciudadanía. Eso es absurdo”, afirma.

“Hoy son los migrantes los que están en la mira y ya se ha producido la santificación de Carabineros después de los daños que causaron durante el estallido. Y los desfalcos. Pienso que el estallido está en pausa. Habrá que ver qué hace esta derecha tan ganancial e inconsistente”, señala.

En ese sentido, agrega que “el delito común en Chile ha disminuido. Desde luego nunca Chile ha estado exento, pero hoy tenemos que pensar en el neoliberalismo y su inoculación incesante de deseo de consumo de alto nivel en medio de una realidad desigual. Hay que pensar en el desprecio, en las extensas crisis de las familias pobres, en el Sename y su destino, en la producción política de una sociedad anticomunitaria, el espanto de las pensiones, la salud pública, en la estigmatización de las poblaciones, en los niños y jóvenes sumidos y consumidos por la pasta base y su adicción. En fin, este es un panorama social que nos incumbe a todos para detenerlo, no con miles de cárceles, más bien con una sociedad respetuosa, social y equilibrada”, subraya.

Si bien es crítica de la derecha y la ultraderecha, menciona que los movimientos sociales deben escuchar y establecer un diálogo con la ciudadanía.

Los movimientos sociales “tienen una gran tarea por delante, que es establecer un diálogo con la ciudadanía, escuchar a las otras y a los otros para integrar los saberes de las diversas subjetividades a sus principios, para establecer así fuertes lazos con las realidades locales y sus particularidades. En suma, los movimientos deben escuchar más, mucho más”, expresa.

Respecto al proceso constituyente actual, sostiene que es uno “injusto por la cantidad de normas y exigencias preexistentes. Se trata de una forma de vigilancia para perpetuar la dominación social. Se trata de un pacto parlamentario que generó su propio dispositivo para mantener el modelo. Pero, claro, se trata de un marco, habrá que ver”, precisa.

No obstante, enfatiza que en una Constitución es fundamental que estén incluidos “los pueblos originarios, sus derechos y su inclusión política en las decisiones territoriales. Terminar con el Estado subsidiario. Un texto que cautele todo tipo de discriminación. Ecología”, añade.

Finalmente, al preguntarle por el espacio que deberían tener las artes en una Carta Fundamental, Diamela Eltit dice que “una de las características de la producción artística es interrogar los sistemas, interrogar incluso a la propia Constitución, la producción estética es inconstitucionalizable”.


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