Enrique Avogadro, ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación El Libro, y la escritora y editora Paula Brecciaroli quedaron con una positiva impresión de la participación local. “Para la ciudad de Buenos Aires fue una alegría que Santiago fuera la ciudad invitada en esta Feria del Libro ya que tenemos un vínculo entrañable con Chile particularmente en el campo literario. Las dos ciudades, Buenos Aires y Santiago, comparten justamente el hecho de ser ciudades de la literatura con grandes escritores que han escrito desde allí y sobre nuestras ciudades”, destacó el primero.
A diferencia de las críticas locales, en Argentina dejó una buena impresión la participación de Chile en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (FILBA), en mayo pasado.
El país -que participó con Santiago como ciudad invitada- concurrió con una nutrida delegación, que incluyó a autores tan disímiles como Pía Barros, Alberto Fuguet, la ilustradora Marcela Trujillo, además de Elicura Chihuailaf y Raúl Zurita, ambos Premio Nacional de Literatura.
El propio ministro de las Culturas, Jaime de Aguirre, viajó para estar presente el jueves en la inauguración como máxima autoridad chilena del ámbito, acompañado por la subsecretaria de las Culturas y las Artes, Andrea Gutiérrez, y el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego.
“Para la ciudad de Buenos Aires fue una alegría que Santiago fuera la ciudad invitada en esta Feria del Libro ya que tenemos un vínculo entrañable con Chile particularmente en el campo literario. Las dos ciudades, Buenos Aires y Santiago, comparten justamente el hecho de ser ciudades de la literatura con grandes escritores que han escrito desde allí y sobre nuestras ciudades”, destacó Enrique Avogadro, ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires.
Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación El Libro, explica que todos los años la FILBA invita a una ciudad que es llamada Ciudad Invitada de Honor, donde se le da un stand de 200 metros para que realicen sus actividades.
“Y bueno, la ciudad invitada trae una importante delegación de escritores y personas vinculadas al mundo de la literatura y de la cultura. Ya hace unos años surgió la idea de que Chile podía ocupar un lugar importante por muchas razones, nuestra misma lengua y la vecindad que facilita el traslado de escritores, editores, libreros, etcétera”, cuenta a El Mostrador.
“Y entonces, bueno, se decidió, se hicieron los contactos con las autoridades de la región metropolitana de Santiago de Chile y, bueno, finalmente se decidió, creo que con buen criterio, que Santiago sea la ciudad invitada de honor”.
Lo cierto es que fueron numerosas las actividades por parte de Chile, como lanzamiento de libros, conversatorios y exposiciones.
“Durante la Feria del Libro desarrollamos en forma conjunta concurso de cuentos, murales, suelta de libros, conciertos como el del Teatro Colón. ciclos de cine, y conversatorio entre otras cosas. La presencia que tuvo la ciudad de Santiago fue relevante”, destaca Avogadro.
El evento convoca a más de un millón de personas cada año, un gran impacto en las ventas y nuevas oportunidades para las editoriales.
“Además, tiene una proyección simbólica identitaria muy importante. Y en ese sentido la presencia de Santiago fue una presencia destacada con un stand innovador que invitaba a la gente a permanecer, aprovechar para distenderse. Tuve la oportunidad de visitarlo en la inauguración. Por supuesto, siempre hay polémicas al respecto de la presencia de las ciudades invitadas y es saludable que sea parte de la discusión pública”, sostiene el ministro de cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
También para Vaccaro las actividades de Chile resultaron “altamente satisfactorias”.
“La verdad es que todas se llevaron a cabo estuvieron a la altura de las circunstancias, así que quedamos muy conformes. Hubo mucha, mucha actividad, mucha dinámica, mucha energía”.
Vaccaro destacó especialmente la labor de la embajadora, Bárbara Figueroa, “que realmente se ocupó personalmente de casi todos los temas”, y del agregado cultural, Alejandro Goic.
“Realmente cumplieron una labor fundamental, le pusieron el cuerpo, como se dice habitualmente, para que todas esas actividades se desarrollaran y estuvieron presentes en todas las actividades”, expresó.
Una de las participantes que destacó la actividad de Chile fue la argentina Paula Brecciaroli, psicóloga, escritora y editora, fundadora de la editorial Conejos y miembro de La Coop., una cooperativa de editoriales.
Este año en la FILBA tuvo la oportunidad de participar como escritora en varios conversatorios con escritoras y escritores argentinos y latinoamericanos y, como editora, en el stand de La Coop., que participa con uno propio en la FILBA desde 2016.
“La presencia de la literatura chilena en la Feria del Libro de Buenos Aires está vigente todos los años con el stand propio del país, que cuenta siempre con actividades y garantiza la visibilidad de autoras y autores chilenos. En Argentina, hoy hay muchas editoriales chilenas, incluso editoriales independientes, que cuentan con distribución local y pueden ofrecer sus libros en los stands de las distribuidoras y librerías locales”, comenta.
En ese sentido, la presencia en el marco de Ciudad Invitada Santiago “está en sintonía con el interés de los lectores locales por lo que se está escribiendo y editando en Chile, uno de los países más fuertes en literatura de la región”.
Para Brecciaroli, las actividades del stand de Santiago Ciudad Invitada tuvieron una gran diversidad de propuestas literarias que acercaban a la gente a conocer distintas voces contemporáneas de la narrativa y la poesía chilenas.
“Tuve la oportunidad de conocer escritoras y escritores reconocidos tanto como nuevas voces. En un año donde las ventas resultaban bastante difíciles, la competencia de actividades entre los stands fue reñida. Y siendo que el stand de la ciudad invitada tenía dos grandes competidores como la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en sus cercanías, considero que la cantidad de público que circulaba por el stand, que resultaba amplio y cómodo para las actividades, fue muy significativa”, dice.
“Incluso creo que cercanía con el stand tradicional de Chile potenciaba el interés del público que circulaba por ese pabellón de la feria”.
En cuanto a las principales actividades, para Brecciaroli las actividades de Nona Fernández, Raúl Zurita y Alejandra Costamagna fueron “magistrales”.
También resalta las mesas de lecturas que se dieron en el stand, tanto de poesía como de narrativa, donde pasaron poetas y escritoras y escritores como Verónica Zondek, Carlos Cociña, Ivonne Coñuecar, Nina Avellaneda, Mario Verdugo, David Aniñir, Leonardo Sanhueza, Daniela Catrileo, Paula Ilabaca y Ricardo Elías.
“Yo creo que es difícil destacar una actividad, es difícil porque creo que el valor acá es el todo, haber podido disfrutar de una gran cantidad de actividades que hace a cómo está la literatura chilena hoy”, comenta Vaccaro .
“Dentro de la delegación vinieron narradores, vinieron poetas, en fin, una variada cantidad de géneros que nos permitió acercarnos y conocer, que es un poco el sentido que tiene esto, conocer la literatura (…) En la Argentina sentimos un profundo respeto por la literatura chilena, admiramos a muchísimos escritores, no sólo aquellos que han tenido notoriedad, bueno los dos premios Nobel, sino muchísimos otros escritores que nosotros admiramos y nos parecen realmente excelentes exponentes de la literatura chilena”, dice el presidente de la Fundación El Libro.
En cuanto a sus expectativas, para Brecciaroli, “siempre quedan ganas de conocer un poco más”.
“El stand de Santiago, como ciudad invitada, ofreció a los visitantes de la feria una cantidad de actividades variadas que atraían al público que pasaba. Cada año, los stands de ciudades invitadas nos tientan con un poco de su producción literaria y editorial. Y seguramente muchos lectores y lectoras argentinos se hayan podido acercar a nuevas voces chilenas para establecer este puente de lecturas que siempre nos conecta”, analiza.
“Creemos, en síntesis, que se cumplieron con las expectativas, no solo en el sentido de todo lo que se hizo, sino hacia el futuro también”, coincide Vaccaro.
“He estado charlando con la embajadora en los últimos días de la feria y ellos van a seguir comprometiendo su presencia en la feria, van a seguir estando presentes. Es importante que después de este pequeño salto se le dé continuidad también a la presencia de la literatura chilena en la Feria del Libro”, subraya.
“El saldo es sumamente favorable, sumamente favorable, tanto en la parte literaria como en la parte humana. También los escritores que vinieron realmente creo que engalanaron la delegación chilena y bueno y las autoridades que están acá, la embajadora y el agregado cultural también sin duda”.
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