
Directora de fundación alemana DEFA y el cine chileno en la RDA: “Fue expresión de la solidaridad”
Este año, la Fundación DEFA restauró estas películas especialmente para ser exhibidas en nuestro país, y el Goethe-Institut Chile ha sido el puente para dar a conocer este material. El ciclo de cine de la DEFA se realizará desde el 19 de octubre hasta el 12 de noviembre en la Cineteca Nacional. Un ejemplo es “Blonder tango” (1985), de Lothar Warneke, basada en la novela “Qué hago yo en este país donde todos los gatos son rubios”, del escritor Omar Saavedra Santis. “Las películas de exiliados como ‘Tango rubio’ son atemporales. Aunque se refieran claramente a una época específica y a un acontecimiento histórico concreto, se centran en el hecho de ser extranjero en una nueva sociedad, y a menudo también en el contraste entre las expectativas de esta sociedad y la soledad y el anhelo de algo familiar. Independientemente del motivo de la huida, se vive un momento emocional similar. Esto es lo que experimentan los refugiados hoy en día y en todas partes”, explica Stefanie Eckert.
Un ciclo especial del cine “chileno” hecho en la extinta República Democrática Alemana (RDA) es parte de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado que prepara el Goethe Institut en Santiago.
En la Cineteca Nacional, la investigadora Claudia Sandberg analizará el cine de la Deutsche Film AG (DEFA) sobre el exilio chileno.
Un ejemplo es “Blonder tango” (1985), de Lothar Warneke, basada en la novela “Qué hago yo en este país donde todos los gatos son rubios”, del escritor Omar Saavedra Santis.
La cinta cuenta la historia de Rogelio, que manda cartas a su madre que está en Chile, inventando una falsa realidad. Un día recibe una carta de su tío donde confiesa que ella ha fallecido hace un año y medio, y que le han escrito cartas falsas para ahorrarle el dolor.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA
Teatro Lautaro
Sandberg además traerá material nunca antes visto en Chile, también sobre el Teatro Lautaro, fundado en 1974 en la ciudad de Rostock.
El Teatro Lautaro, que en los 70 y 80 tuvo su sede en el Teatro Popular de Rostock (Volkstheater Rostock), fue el proyecto más exitoso de un grupo teatral chileno en el exilio.
En este grupo confluyeron artistas de vanguardia, como Carlos Medina, Alejandro Quintana, Teresa Polle, Valeria Rojas, Patricio Bunster, el propio Omar Saavedra Santis y Victor Carvajal. La mayor parte de sus miembros participaron también en las películas de la DEFA y en producciones para la televisión de la RDA.
Estas películas han sido parte, entre otros, de una “labor de rescate” del Goethe-Institut acerca del exilio chileno en la RDA. Este año, la Fundación DEFA restauró estas películas especialmente para ser exhibidas en nuestro país, y el Goethe-Institut Chile ha sido el puente para dar a conocer este material. El ciclo de cine de la DEFA se realizará desde el 19 de octubre hasta el 12 de noviembre en la Cineteca Nacional.
Existen documentos fílmicos y de archivo inéditos que muestran la vida y las obras de este grupo. Serán presentados por la historiadora del cine y realizadora Claudia Sandberg. Ella dará una masterclass en noviembre en la Cineteca Nacional, donde se referirá tanto este tema como a las películas que hizo la DEFA acerca del exilio chileno. También dará un curso en la UAI sobre el cine del exilio, en una fecha por definir.
Actualmente la Fundación DEFA es presidida por Stefanie Eckert, que la labor histórica que tuvo DEFA y su relación con los chilenos.
La DEFA
– Señora Eckert, usted dirige la Fundación DEFA. ¿Qué era DEFA y cuál es el objetivo de su fundación?
– La DEFA era la única productora cinematográfica de la RDA y produjo más de 6.000 cortometrajes y largometrajes. Estaba organizada y dirigida por el Estado. Los estudios cinematográficos de la DEFA se dividían según el tipo de película: Estudio DEFA de Largometrajes, Estudio DEFA de Documentales, Estudio DEFA de Animación y Estudio DEFA de Sincronización. Nunca hubo una DEFA – bajo la cual se pudiera resumir el arte cinematográfico de la RDA, los protagonistas, las épocas, los estados de ánimo político-culturales eran demasiado diferentes. Los estándares de lo que es arte y lo que el arte debe decir variaban no sólo entre los distintos estudios DEFA, sino también dentro de cada uno de ellos. Nuestra fundación se esfuerza por preservar el patrimonio cinematográfico de la DEFA, garantizar su accesibilidad, revalorizarlo y contextualizarlo.
– DEFA tenía diferentes puntos focales. Entre 1973 y 1986, uno de ellos fue Chile, ¿por qué?
– Tras el golpe militar de 1973 del general Augusto Pinochet, miles de chilenos tuvieron que abandonar sus hogares y huir a otros países. Siguiendo instrucciones del político Erich Honecker del partido SED, la RDA acogió a muchos solicitantes de asilo bajo el lema “Solidaridad con Chile”, pero al mismo tiempo estipuló que sólo se concediera refugio a los partidarios de la Unidad Popular, una alianza de partidos socialistas, comunistas y liberales de izquierda. Desde mediados de los años 70, hasta 2.000 chilenos vivían y trabajaban en la RDA. Para tratar las causas, consecuencias y efectos del golpe militar en Chile, los estudios de la DEFA produjeron numerosas películas durante este periodo. Algunas de estas producciones cinematográficas fueron expresiones serias de solidaridad con el pueblo chileno, otras se realizaron con la participación activa de cineastas chilenos emigrados a la RDA.
– ¿En qué forma se realizaron estos proyectos?
– Se realizaron largometrajes, varios documentales y, sobre todo, películas de animación políticamente comprometidas.
– Largometrajes como “Tango rubio” (1982) e “Isabel en la escalera” (1984) están basados en obras de teatro de chilenos y/o cuentan con chilenos en el reparto. ¿Qué nos dicen estas películas sobre la vida en el exilio?
– Estas películas describen el hecho de ser y seguir siendo un extraño en la emigración y, al mismo tiempo, intentan ofrecer una visión desde fuera de la vida cotidiana en Alemania del Este. Trazan con sensibilidad los conflictos de la integración derivados de los malentendidos y la ignorancia, y cuestionan la naturaleza de una postulada “solidaridad con Chile” que puede convertirse abruptamente en rechazo del “extranjero” o incluso en abierta xenofobia.
– ¿Sabe si hubo ataques documentados contra exiliados chilenos en la RDA?
– Testigos contemporáneos relatan pocos casos de abusos y ataques racistas. Ciertamente existía envidia por ciertos privilegios entre determinados grupos de la población, ya que los exiliados chilenos recibían pisos con relativa rapidez, por los que los ciudadanos de la RDA tenían que esperar mucho tiempo. Además, como extranjeros gozaban de relativa libertad para viajar. Sin embargo, no tengo constancia de ataques concretos.
– Hoy en día se exige rodar en los lugares donde se desarrolla la acción. En tiempos de la RDA, eso debía de ser bastante difícil. ¿Se rodaron también allí las escenas de las películas de la DEFA ambientadas en Chile?
– No fue posible debido a diversos factores. Por lo tanto, Bulgaria actuó a menudo como un Chile imaginario. El reparto estaba formado por actores búlgaros, alemanes orientales y latinoamericanos.
– En el minidocumental “Copihuito”, unos niños chilenos que viven en la RDA hablan de su patria diseñando y publicando un periódico pionero. El punto de vista antieurocéntrico, que no idealiza la brutalidad de los colonos, es hermoso. ¿No era un punto de vista inusual en 1977, cuando se estrenó la película?
– A partir de mediados de la década de 1970 se desarrolló en la RDA un estilo documental que se ocupaba de retratos individuales y de grupo de trabajadores, artistas y también personalidades históricas. La atención se centraba en las personas y su entorno social bajo el amplio término de “imagen socialista del ser humano”. Un principio esencial era el retrato simpático de la gente filmada, la muestra de lo ordinario. Como solución pictórica, se mostraba a las personas en su entorno concreto y en su gesto social. Se intentaba que el espectador pudiera mirar de cerca. Las tomas se hicieron a la altura de los ojos. Los cineastas trataban a los retratados con gran respeto y establecían una familiaridad entre la persona y la cámara. Este estilo documental se encuentra en “Copihuito”, pero también en “Una boda chilena”: Un encuentro respetuoso, un mirar, un tomarse en serio. Los cineastas se solidarizaron con los chilenos en el exilio y a menudo conocían a chilenos en su propio círculo de conocidos. Esto permitió un acercamiento empático y al mismo tiempo debería llamar a la solidaridad con los refugiados.
– El documental “El golpe blanco” trata del intento de destitución de Salvador Allende. Esta intenatona fue apoyada financieramente por el servicio secreto estadounidense CIA. ¿Hasta qué punto los retratos de la DEFA tienen carga ideológica?
– “El golpe blanco” es una película del taller de Walter Heynowski y Gerhard Scheumann (Studio H&S). H&S realizó más de 70 documentales y recibió innumerables premios en Oriente y Occidente. El hecho de que H&S poseyeran su propio estudio cinematográfico y gozaran de privilegios facilitó que los críticos occidentales los tacharan de meros “propagandistas”. El principio rector de casi todas las películas de H&S era enfrentarse al imperialismo en todo el mundo. Para ellos, filmar material documental era siempre una lucha; las condiciones debían forzar la autoexpresión a través de la cámara. Los comentarios creaban líneas claras, imágenes de indignación y pasión.
Intentaron hacer visible lo invisible utilizando el documental como un panfleto que retrata algo más que simple propaganda. Se descubre una ira sarcástica sobre el estado del mundo. El crítico de cine Georg Seeßlen escribió sobre H&S: “Si Heynowski y Scheumann hubieran sido cineastas occidentales, los críticos probablemente no habrían podido evitar alabarlos, aunque de mala gana aquí y allá, como luchadores cinéfilos por la verdad que los medios de comunicación dominantes se negaban a desvelar, por diversas razones, que al final, hay que reconocerlo, siempre podían expresarse en marcos y peniques”. Para responder a tu pregunta, las películas de H&S tienen más que una carga ideológica, son una declaración de guerra. El ciclo Chile de H&S comprende varios cortometrajes y siete largos documentales.
– Mientras que Chile suele transfigurarse en las películas mediante estereotipos como las empanadas y la gente con ponchos, la RDA se escenifica principalmente como contraste con la RFA. Esto queda claro en “Tango rubio” cuando los neonazis no son amenazados con sanciones por la policía occidental por llevar recuerdos nazis, mientras que su punibilidad en el Este se señala explícitamente. Esta representación implica que Occidente sigue siendo fascista, mientras que la RDA ha dejado atrás el fascismo. Que esta imagen no es realista puede observarse tanto en la Alemania del Este de los años 90 como en la actual. ¿Cuánta propaganda hay en las películas de la DEFA?
– Es una pregunta compleja. En última instancia, se trata del mito fundacional de la RDA. Se basa en el antifascismo como modelo conceptual que debía aplicarse radicalmente en la RDA. El antifascismo fue la experiencia vital de muchos comunistas, pero al mismo tiempo fue también una instrucción moral para la acción y un cálculo de poder. El antifascismo fue proclamado por el Estado. En consecuencia, muchas películas de la DEFA presentaban a la RDA como un Estado antifascista en contraste con la RFA (las excepciones son escasas y sólo aparecen a finales de los años ochenta). El antifascismo se entendía como una delimitación del “campo imperialista”, es decir, también de la RFA.
– “Tango rubio” retrata de forma conmovedora la soledad de un chileno que vive en el exilio. No pocas veces, esta soledad va acompañada de dificultades de adaptación y de la romantización de la patria abandonada. Pero la trama, basada en una novela del chileno Omar Saavedra Santis, revela también la incapacidad de hablar de todo esto. ¿Qué cree que se puede aprender de las películas de hoy?
– Las películas de exiliados como “Tango rubio” son intemporales. Aunque se refieran claramente a una época específica y a un acontecimiento histórico concreto, se centran en el hecho de ser extranjero en una nueva sociedad, y a menudo también en el contraste entre las expectativas de esta sociedad y la soledad y el anhelo de algo familiar. Independientemente del motivo de la huida, se vive un momento emocional similar. Esto es lo que experimentan los refugiados hoy en día y en todas partes.
Inscríbete en el Newsletter Cultívate de El Mostrador, súmate a nuestra comunidad para contarte lo más interesante del mundo de la cultura, ciencia y tecnología.