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Escritora María Elena Santolaya: “Escribir me parece tan salvador como leer” CULTURA Crédito: Jaime Miranda

Escritora María Elena Santolaya: “Escribir me parece tan salvador como leer”

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Mariana Hales Beseler
Por : Mariana Hales Beseler Periodista y Licenciada en Comunicación Social. Desde 2003 ha trabajado en distintas editoriales chilenas y extranjeras como encargada de comunicaciones.
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La doctora y escritora María Elena Santolaya nos impresiona una vez más con su habilidad para tejer narrativas vívidas y conmovedoras en su nuevo libro de relatos titulado “El hombre flaco canoso y la mujer de las cejas pintadas”.

Este segundo libro de la autora, publicado por Editorial Forja, ofrece a los lectores un caleidoscopio de doce cuentos que exploran la profundidad de las relaciones humanas y las complejidades de la vida cotidiana.

– ¿Cómo nace tu relación con la literatura?

– Mi relación con la literatura nace desde que aprendí a leer. Tenía 5 años y perseguía a mis hermanos mayores para que me leyeran algún párrafo de un cuento. Aprender a leer fue de las cosas más importantes que me pasaron en la vida, porque desde ahí pude yo misma ponerle forma, color e imágenes a las historias que la magia de saber leer me daba la oportunidad de ir creando en mi cabeza. Desde entonces siempre hay un libro en mi velador y al terminar uno ya hay dos o tres pendientes.

– ¿Qué temas, qué pulsión es la que te motiva e inspira para escribir?

– Hay temas que me seducen más, tienen que ver con las relaciones humanas, con los personajes corrientes, con los conflictos internos. No me gusta leer sobre guerras ni tampoco los libros de terror, me pasa igual con el cine. Me interesan los personajes, sus vivencias, sus historias, nada me gusta más que un cuento bien contado en que el autor sea capaz de trasmitir no solo la historia sino la emoción en que esta historia transcurre, los sentimientos que amparan a los personajes.

– ¿Qué es para ti escribir?

– Escribir es algo que llevo haciendo desde niña, sin una decisión de convertirlo en algo habitual sino hasta el año 2019. Pasaron cosas en mi vida que me hicieron tomar conciencia de lo finito de nuestro tiempo. En esa lucidez supe que no podía postergar más este sueño. Comencé a escribir con esperanza, con pasión, con una cierta terquedad de sacar adelante las historias profundamente humanas que me motivan. Para mi escribir es una terapia, una salvación, una forma de ser mejor persona, un hilo conductor entre las ideas, el corazón, las manos y el papel. Escribir me parece tan salvador como leer, que es una pasión que mantiene la mente joven, que permite cuestionar, criticar, suspirar, soñar y emocionarse, además de entretenerse y ocupar el tiempo imaginando historias que salvan a veces a las personas de su realidad.

– ¿Crees que tu profesión de permanente contacto con las personas y su vulnerabilidad, te ha permitido percibir con más sensibilidad la naturaleza humana?

– Mi profesión en general, la medicina, y mi especialidad en particular, la pediatría, hacen que escuchar historias sea parte de mi oficio, sin duda la parte más interesante de la medicina, que me permite interesarme, escuchar, involucrarme y emocionarme con las vidas de los pacientes y sus familias.

La pediatra, como decía, nos muestra la vulnerabilidad del ser humano y eso hace que la vida se perciba con mayor sensibilidad, además de mostrarnos uno de los sentimientos más puros al que me ha tocado enfrentarme, que es el amor entre los padres y los hijos, y el abandono más brutal al que también trabajar con niños nos lleva, conociendo como a veces la infancia puede ser de desvalida.

Me gusta escribir ficción de gente normal y corriente, no me gustan los super héroes ni las historias de personas perfectas ni las ideologías que acortan los vuelos ni los sueños personales. Me gusta la ficción sobre las historias cotidianas porque a su vez la ficción es necesaria para soñar y salvar la cotidianidad.

– ¿Con qué se va a encontrar el lector en este libro?

– En “El hombre flaco canoso y la mujer de las cejas pintadas” el lector se va a encontrar con una docena de cuentos que transcurren en distintos lugares de Chile y del mundo, que más allá de donde los situemos, tratan de relaciones humanas, amores y desamores, transitan por historias de niñez y adolescencia, de relaciones de pareja, de ternura y compañerismo, de lealtades, de aventuras a bordo de barcos en ríos y mares, de mujeres presas, de abuelas y nietos, de padres e hijos, de tortura y de sueños cumplidos y por cumplir.

Como un buen libro de cuentos, cada historia es muy distinta de la otra, cada primer párrafo hará que el lector se sienta atrapado y con ganas de terminar el cuento de una sola vez. El libro hará que el lector se involucre en cada cuento, se emocione, sonría, suelte una lágrima, se incomode y no deje ningún cuento en la mitad.

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