La académica resultó ganadora de la Convocatoria “Colección de Poesía Yosuke Kuramochi” con su poemario “Avistamiento de aves y otros vuelos”, junto a Felipe Caro, creador de “Nada o el vacío observable del espacio”.
En el Temuco de 1991 nació Carla Fernanda Llamunao Vega, académica, poetisa y una de las ganadoras de la Primera Convocatoria “Colección de Poesía Yosuke Kuramochi”, con su obra “Avistamiento de aves y otros vuelos”.
Llamunao, quien ha vivido casi toda su vida en Loncoche, junto a su madre Elizabeth y su hermana Catalina -hoy estudiante de Derecho en la UCT- reconoce que enterarse del reconocimiento es un hito en su breve vida literaria.
Estudió Pedagogía en Castellano y Comunicación en la Ufro, un magíster en Literatura Hispoanoamericana en la UACh y actualmente desarrolla su doctorado en Literatura Hispanoamericana, en la Universidad Complutense de Madrid, España. Además, se desempeña como directora de la misma carrera que cursó, en la Universidad de la Frontera.
La obra de Llamunao será editada -junto a la de Felipe Caro- por Ediciones UCT, como títulos 1 y 2 de la Colección de Poesía Yosuke Kuramochi.
“Cuando me enteré que era una de las ganadoras fue muy emocionante, y sin pretender ningunear ese ámbito, considero que este logro es aún más grande que los logros académicos, pues esto como que cruza lo personal para llevarlo al plano artístico, permitiéndome situarme desde otra perspectiva en el hacer creativo”, explicó.
– ¿Cómo nace este vínculo con la poesía?
– La poesía es uno de mis grandes amores: tengo una gran pasión por investigarla, enseñarla y leerla.
– ¿Desde cuándo?
– Desde la adolescencia. Luego ingresé a Pedagogía en Castellano sin tener tanta conciencia que su fuerte es la literatura, pero sí descubrí ese amor más grande. Eso derivó en que me decidiera a hacer un magíster y hoy un doctorado.
Antes leía más narrativa. A los 15 años leí “Cien años de soledad”, de Gabriel García Márquez que me fascinó, o “El vaso de leche”, de Manuel Rojas, aunque mi vínculo con la poesía siempre estuvo presente. En el colegio, por ejemplo, siempre me hacían leer, hacer declamaciones.
– ¿Cuándo comenzaste a escribir?
– En la universidad, a los 19 años. Con un taller realizado por el poerta Guido Eytel Lagos, que era paralelo a nuestras clases. Éramos un grupo muy pequeño y donde aprendí mucho.
– ¿Qué define tu creación, qué temáticas hay?
– He pensado en eso y creo que las temáticas son amplias, pero hoy estoy con las aves; me he obsesionado con los pájaros, al ser un elemento tan presente, pero muy obviado. No nos hemos dado cuenta, por ejemplo, cómo se han adecuado a lo urbano.
Y comencé a recordar momentos importantes con aves. Este poemario está vinculado a eso y a, por ejemplo, algunas visiones del amor y otros temas.
He podido metaforizar y expresar por medio de las aves.
Escribir más
Para Carla este será su primer libro publicado. Hasta ahora solo había reseñado tres de sus poemas en revistas.
“Me da miedo lo que continuará. Si sigo escribiendo, si continúo en la línea de los pájaros. Soy una persona que me gusta tener el control de las cosas, soy muy trabajólica. La poesía y los pájaros me obsesionan”.
– ¿Por qué crees que hay tantos poetas y poetisas en La Araucanía? ¿Cómo explicas eso?
– En Chile hay una tradición de escritura. Hay quienes explican considerando aspectos territoriales como el clima del sur, que, de por sí, nos obliga a estar más encerrados, a tener encuentros más íntimos. Somos como una sociedad más para adentro que para afuera. Y también hay unos cruces con la naturaleza, los vínculos con lo mapuche.
– ¿Qué significa este premio para ti?
– Es como situarme en la otra vereda, porque yo estudio literatura, entonces siempre estoy leyendo cosas que publicaron otras personas, haciendo crítica literaria, pero tener la posibilidad de crear y dejar que otros se hagan cargo de la lectura, es liberador para mí. Este libro ha sido liberador.
Los 47 poemarios del certamen fueron revisados por siete expertos – jurados presididos por Juan Mansilla. Los demás evaluadores fueron la poetisa y profesora Rosabetty Muñoz; el editor Gonzalo Muñoz; el académico y poeta Patricio Alvarado; la coordinadora de Ediciones UCT, Claudia Campos; la encargada de Librería Ediciones UCT, Kathia Torres y el director de Extensión Académica y Cultural, Carlos Lloró.
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