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Max Bello y conservación de bosques de algas: “Tenemos una solución para la crisis de la humanidad” Medioambiente

Max Bello y conservación de bosques de algas: “Tenemos una solución para la crisis de la humanidad”

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Emilia Aparicio
Por : Emilia Aparicio Periodista El Mostrador
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El experto en políticas oceánicas Maximiliano Bello, a lo largo de su carrera, se ha dedicado a proteger distintas especies que viven en los océanos. Sin embargo, debido a la crisis de pérdida de biodiversidad, climática y de contaminación, ahora está enfocado en preservar los bosques de algas.


Al igual que los bosques en superficie, los bosques marinos son esenciales para la vida en la Tierra. Estas áreas subacuáticas son el refugio y alimento de cientos de especies, ayudan a capturar millones de toneladas de CO2, producen oxígeno y protegen las costas de las constantes tormentas que produce la crisis climática. Los bosques de algas son reconocidos entre los ecosistemas más productivos y dinámicos en el planeta y están presentes en todas las costas de regiones templadas y polares.

Sin embargo, también son ricos en alginato y eso los hace un producto muy atractivo para las industrias de alimentos y textil, entre otras, pero por culpa de la acción humana estos espacios salvajes están desapareciendo muy rápidamente.

El experto en políticas oceánicas y asesor ejecutivo de la organización Mission Blue, Maximiliano Bello, a lo largo de su carrera, se ha dedicado a proteger distintas especies que viven en los océanos, sin embargo, debido a la crisis de pérdida de biodiversidad, climática y de contaminación, ahora está enfocado en preservar ecosistemas y, más específicamente, los bosques de algas.

“Creo que hemos avanzado suficiente como para pensar mucho más en ecosistemas. Si tú miras la historia de la protección marina de las Áreas Marinas Protegidas, parten de áreas chiquititas, como unos metros cuadrados y de una cosa muy específica, pero esa especificidad vive de todo esto otro que le rodea y no va a sobrevivir sin todo esto que le rodea. Los bosques de algas son unos de los mayores protectores, por ejemplo, de la estructura de las costas, porque detienen parte de la energía de las olas y eso hace, entonces, que las costas se mantengan en una estructura diferente, que además tienen la afectación a un montón de otras especies e, incluso, procesos humanos”, indica el experto desde un café en Santiago Centro.

En ese sentido, recalca que “si tú cuidas los bosques de algas, no solamente vas a capturar carbono, no solamente vas a mantener esas comunidades, no solamente vas a cuidar la biodiversidad, probablemente tenemos una solución de largo plazo para la crisis de la humanidad”.

Entre el 05 y el 14 de abril de este año, realizó una expedición con prestigiosos fotógrafos submarinos y cineastas para mostrar la riqueza del mundo bajo el agua de la Patagonia, reconocida como uno de los últimos refugios ante el cambio climático, pero que, lamentablemente, se encuentra en constante amenaza por la industria de la salmonicultura.

Parte del trabajo de la excursión Descubriendo la Patagonia Azul podrá verse en un documental que adelantaron a través de un teaser. 

En pocos minutos es posible observar la diversidad de formas y colores que están en las profundidades del mar en la Patagonia y, tal como lo describe Maximiliano Bello, es un “refugio climático”.

“Si tú miras la nueva Ley de Cambio Climático, hay una definición para refugio climático y la Patagonia calza perfectamente con esa definición, porque efectivamente todos esos ecosistemas, que están muy dominados por los bosques de algas, son capaces de refugiar muchas especies. De otra manera la vamos a ir perdiendo; entonces, imagínate que en unos años más logremos, a lo mejor, superar estas crisis y estos lugares podrían ser refundacionales y podrían ser como el lugar de donde, de nuevo, puede volver la biodiversidad”, sostiene.

“Chile tiene montones de posibilidades, oportunidades les llamamos, de negocio, pero seguimos invisibilizando la gran oportunidad que tiene el país y que es rico en montones de otras cuestiones que no requieren necesariamente extraerlas. Lo mismo con los bosques de algas, porque Chile no está invirtiendo, por ejemplo, en entender más cuánto es exactamente lo que pueden capturar las algas y, a lo mejor, podríamos incluso, ¿cierto?, vender bonos, que tienen su otro lado negativo. Pero siempre es sacar, es destruir para poder generar otra cosa, y creo que tenemos que empezar a ver el valor en cómo mantener esos ecosistemas que son los que nos dejan vivir hoy”, subraya.

Salmonicultura

Parte importante del trabajo de Maximiliano Bello es la protección dentro de las Áreas Marinas Protegidas y, en ese sentido, estima que el desarrollo de la industria salmonera dentro de estos espacios es una amenaza. Según datos de Fundación Terram, actualmente existe un total de 1.400 concesiones salmoneras otorgadas, distribuidas en las regiones de Los Lagos, de Aysén y Magallanes. De este total, 411 se ubican al interior de áreas que forman parte del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), lo que equivale al 29% del total de centros vigentes.

“En la conservación hay reglas súper claras, hay incluso una organización que se llama UICN, que define incluso estas reglas, entre ONGs, entre países y con un montón de generación de información que nos dice que las actividades industriales dentro de las Áreas Protegidas son incompatibles. Es súper simple: esas actividades generan impacto y ese impacto va a destruir los objetivos de conservación, o sea, no tiene mucha más ciencia. El corto plazo de la industria, de tratar de seguir utilizando ese territorio, que ellos lo han afectado y lo han visto cómo ha sido afectado, también es insustentable para su negocio”, explica.

En ese sentido, recalca que “si hay un éxito aplaudible, entre comillas, en el sentido de que efectivamente lo hicieron increíblemente bien, es la salmonicultura. Ha cambiado tendencias, ha cambiado culturas y ha introducido el salmón como un ente global, cuando era súper específico de comunidades, de sectores, de lugares donde existían, y lo ha vendido al planeta haciéndonos creer que es sano, que está bien producido porque se produce en jaula y no en el mar y, por ende, no está destruyendo el mar, y que además es bueno porque es proteína, todas esas cuestiones que son inventos de marketing. Entonces, lo que yo siempre digo: ojalá fuéramos tan buenos en marquetear el océano”.

Por último, el experto en protección de los océanos señala que, a corto plazo, los objetivos de Mission Blue en Chile son “proteger los bosques de algas de la Patagonia, generar Áreas Marinas Protegidas en zonas más costeras y de baja representatividad, pero también otras oportunidades de protección, que ojalá en la Patagonia nos regale llegar a más de 50% de protección de las aguas en Chile y lograr que la salmonicultura salga de las Áreas Protegidas”.

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