Valeria Montti, nacida en 1978 en Estocolmo, presentará su obra “Cosmonación” en el evento cuyo lema es “Extraños en todas partes”. Se trata de una gran instalación cuya pieza central es una montaña “porque yo he tenido que crear mi propia montaña, mi propia cordillera”.
La artista Valeria Montti Colque (Estocolmo, 1978) será la representante de Chile en la 60. Bienal de Venecia a realizarse el próximo año 2024, tras una elección a manos del Ministerio de las Culturas entre varias propuestas.
Transportar el principio de nación a la segregación de un pueblo, el exilio como resistencia y recreación, proponiendo un imaginario en el cual es posible habitar un Estado desde la diáspora, fueron los conceptos que inspiraron Montti para crear el proyecto “Cosmonación”, propuesta que será presentada en abril de 2024, en la ciudad italiana.
Este incluye un grupo de obras suyas que son el resultado del trabajo de un equipo de tres mujeres: la curadora Andrea Pacheco González, la productora Carola Chacón y ella misma.
Montti es la primera artista mujer chilena no nacida en Chile que representará al país en este reconocido evento, haciendo notoria la temática de la Bienal, “Stranieri ovunque” (“Extraños en todas partes”).
La elección se dio en medio de una polémica por la ubicación del pabellón chileno, que incluso causó la renuncia de la secretaria ejecutiva de Artes de la Visualidad, Alessandra Burotto. ¿Que piensa Montti al respecto?
“Para mí desarrollar un proyecto artístico que pudiera conectar con el tema del Bienal, ‘Extranjeros en todas partes’, ha sido lo central e importante. Por el corto tiempo fue un desafío hacer los bocetos y dar forma al proyecto porque ahora estoy con otros proyectos importantes aquí. Pero logramos hacer un trabajo que ha sido destacado y yo me siento comprometida para hacer el esfuerzo máximo para poder representar a Chile como se debe. La polémica solo me quita tiempo y energía para trabajar”, responde.
“Cosmonación” propone ingresar a un espacio donde el visitante encontrará un conjunto de sitios interrelacionados. Estos lugares, territorios, identidades y subjetividades mestizas se conectan a través de una montaña, pieza central del pabellón que, cobija y ampara la experiencia compartida de un daño que une a las comunidades exiliadas y desplazadas en diferentes lugares del mundo.
La obra “presenta un grupo de obras que dialogan y se comunican entre sí. La pieza central es una gran instalación, de unos cuatro metros de altura, es una montaña, una mujer montaña. Junto a ella hay proyecciones de video, varias esculturas de cerámica y piezas textiles. Todas conectadas entre sí”, cuenta la artista a El Mostrador.
“Realmente se trata de una gran instalación que se compone de varios elementos. La pieza central es una montaña porque yo he tenido que crear mi propia montaña, mi propia cordillera”, agrega.
“Siempre he pensado que en Chile la gente se levanta todos los días con el poder de la montaña a su alrededor. Como nosotros aquí estamos tan lejos de nuestra tierra, tenemos que imaginar eso, hacer una recreación de de esa montaña para levantarnos con esa fuerza, el espíritu de la montaña y sentir que nos acompaña estemos donde estemos. Es mi manera de sentirme cerca de Chile, Chile es para mi la montaña, es mi forma de estar cerca de mis ancestros y de mi familia allá”.
Frente a la pregunta de por qué quiso participar en la Bienal, la artista explica que decidió hacerlo porque el título que dió el curador Adriano Pedrosa a la muestra “está totalmente relacionado con mi trabajo y con mi vida: ‘extranjeros en todas partes'”.
“Pedrosa dice que la Bienal 2024 se centrará en ‘artistas extranjeros, inmigrantes, expatriados, diaspóricos, emigrados, exiliados y refugiados, especialmente aquellos que se han movido entre el Sur Global y el Norte Global’. Y yo soy todo eso y mi trabajo habla de todo eso”, explica.
“Siempre me preguntaban de donde yo era. Y tenía que explicar. A veces la gente estaba satisfecha si decía que era chilena y otros no, decían que yo era sueca o me decian que no era chilena. No era de aquí ni de allá. Era una pregunta que me hacia sentir insegura. Yo sentía que yo era mucho más que un país o una nación”.
En una de sus obras, uno de los personajes que aparece en su trabajo es la “Jokerita”.
“Ella arrastra su cama por distintos lugares, a veces va con maletas, buscando un hogar, un lugar donde sentirse en casa. Mi trabajo habla sobre todo esto que propone la Bienal, sobre el desplazamiento, cómo se siente los grupos migratorios en Suecia y en muchos otros paises cuando uno esta afuera de su lugar, fuera de su tierra”.
Algo de su arte se pudo ver anteriormente en el Museo de la Solidaridad (MSSA), donde expuso en 2021 la muestra “El bosque de nubes / Los pájaros del horizonte”. Fue su primera exposición individual en Chile.
“Mi experiencia de exponer en MSSA fue muy buena. Significó mucho poder mostrar mi trabajo en Chile y sobre todo tener contacto con los fantásticos trabajadores del museo no solamente en el sentido profesional, fue una linda experiencia que me hizo sentir muy acogida”.
La participación de Montti además representa un hito: es la primera chilena no nacida en Chile que representa al país en Venecia. ¿Qué significa eso para ella?
“Ser chilena que no vive en Chile es un sentimiento de mucha nostalgia y soledad. Estoy emocionada y feliz por representar Chile con mi trabajo en la Bienal de Venecia”, responde.
“Mi trabajo artístico representa mi vida y mi sentir, pero también el de muchos como yo, chilenos nacidos en el extranjero. Que Chile nos reconozca significa mucho. Es un orgullo representar a todos nosotros los que estamos fuera de Chile, los hijos de los exiliados, los hijos de los inmigrantes y todas sus descendencias. Somos muchas, varias generaciones las que hemos nacido y crecido lejos de nuestra tierra o de nuestros ancestros”.
Montti cree que es muy importante expandir el concepto de nación, “no solo por los que estamos aquí ahora si no por las generaciones futuras, por nuestros hijos y nietos, que no sabemos donde crecerán”.
Montti relata que su familia tuvo que dejar Chile por causa del golpe militar, por lo cual se considera hija del exilio y hija de la diáspora chilena.
“Heredé de mis padres el amor por Chile, la música, la comida, toda mi infancia Chile estuvo muy presente. Aunque nací y crecí en Suecia, yo soy también de allá, también es mi lugar y el de mis hijos”, asegura.
Montti dice que su relación con Chile es su cultura, su familia, es su tierra, la tierra de su padre y madre, de sus abuelos, de sus ancestros, pero también el país del cual sus padres y su hermana tuvieron que huir y que les obligó dejar todo de un día para otro.
Esta condición de exiliada, asegura, además ha impregnado su arte.
“El exilio te afecta de diferentes maneras y durante toda tu vida, es lo que condiciona tu vida y por supuesto está presente en mi trabajo. El arte es un canal a través del cual yo he podido procesar la migración, el exilio, la tristeza, la nostalgia. Pero en mi trabajo yo no hablo solo de mi, hablo de muchos, muchas personas se van a sentir identificadas con lo que hago”, concluye.
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