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Escritor Guilherme Semionato: “No voy a luchar contra la tecnología, voy a luchar por mi literatura” CULTURA

Escritor Guilherme Semionato: “No voy a luchar contra la tecnología, voy a luchar por mi literatura”

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Mariana Hales Beseler
Por : Mariana Hales Beseler Periodista y Licenciada en Comunicación Social. Desde 2003 ha trabajado en distintas editoriales chilenas y extranjeras como encargada de comunicaciones.
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En el libro “Un buen día”, el autor narra una historia de amistad narrada por el Sol. “La presencia de lo digital y de la tecnología en la vida de los niños es una realidad irreversible que no se puede ignorar. La pregunta es cómo nos relacionamos con eso”, afirma.


El Sol, quien observa todo desde arriba nos cuenta sobre la amistad entre dos adolescentes. João y Pedro se conocen en Rio de Janeiro, Brasil, y la complicidad surge inmediatamente entre ellos; sin embargo, al poco tiempo Pedro debe irse a vivir a Moscú, Rusia, al otro lado del planeta.

A partir de ello comenzará el arduo trabajo de los muchachos por mantenerse conectados y no dejar que la distancia física les quite la valiosa relación que han construido. La original perspectiva de este joven escritor brasilero, irá articulando el relato con los ambientes en que se desarrolla, invitando al lector a un viaje que atraviesa tres continentes y dos océanos.

Publicado por la editorial chilena Escrito con Tiza, Un buen día es un libro pensado para niños y niñas desde los 8 años, pero cuyo contenido es una invitación a todos los lectores que buscan profundidad y belleza.

– ¿Cómo nace tu relación con la literatura y que te ha llevado a escribir libros para niños y niñas?

– Esa es mi pregunta favorita porque es mi historia favorita para contar. En 2012 yo era poeta, sólo escribía poesía, lo disfrutaba, no quería publicar nada. Por esa época, mi amigo Pedro (a quien está dedicado Un buen día, Manoel era su gato y por eso está en la dedicatoria también) me dijo que mis mejores poemas, o los que más le gustaban, eran los más simples, los poemas que un niño podría leer y disfrutar. Pedro me dijo sobre un premio en Brasil, el más grande que tenemos para obras infantiles inéditas, llamado “Barco de Vapor”, que también existe en Chile, y me dijo que debería escribir una historia y enviarla al premio. No hice eso para las ediciones de 2013 y 2014.

En esa época estaba estudiando y trabajando para ser guionista, y escribía guiones para televisión y cine. Las cosas no salieron tan bien como deseaba y en 2014 estaba desesperadamente buscando una nueva forma de vivir y trabajar. Siempre pensé que sería artista, pero a los 28 años se estaba acabando mi tiempo. El 16 de enero de 2015 comencé a escribir Un buen día, que siempre será el libro más importante de mi carrera. Cuando empecé a escribir un cuento con la voz mítica del Sol difícilmente adivinaría (y al mismo tiempo estaba absolutamente seguro) que estaría iluminando el resto de mis días, la segunda parte de mi vida. Es la más pura verdad cuando digo que nací de nuevo en 2015, aunque eso suene tonto o ridículo. De hecho, nací de nuevo en 2015. Y lo diré nuevamente para cualquiera que quiera escucharlo, alto y claro, para siempre.

– En Un buen día conocemos la historia de dos niños que son muy amigos y que viven en Río de Janeiro, pero uno de ellos se va a vivir muy lejos a Rusia. ¿Qué te inspiró a escribir esta historia?

– Mi padre es parte de la Marina de Brasil, por eso pasé mi infancia y adolescencia viviendo en una ciudad diferente cada dos años, y por tanto despidiéndome de los amigos que hice. Los amigos que necesitan separarse son un tema central en varios de mis libros. En el momento en que lo escribí también extrañaba a Pedro y a Manoel y por eso ellos están en Un buen día (Manoel es parte de otros tres textos que escribí). No recuerdo por qué ni cómo decidí que el Sol contaría esta historia, pero gran parte del encanto del libro reside en su narración afectuosa y cálida. Mi ciudad natal está en el libro (Río) y mi ciudad favorita (Ciudad del Cabo) también. Así que lo junté todo.

– Un buen día nos invita además a conocer un poco de astronomía, ¿con qué otros temas se encontrará el lector en este libro?

– Además de la astronomía, la geografía también está muy presente en el libro: los lectores pueden seguir la historia en un mapamundi. Además de los continentes y océanos, del Sol, de la Luna y de las estrellas fugaces, el libro habla de zonas horarias, de idiomas y alfabetos. Creo que es un libro que refuerza lo grande que es este nuestro mundo y cómo la vida nos puede sorprender. Los lectores también verán cartas y mensajes por todo el libro y podrán escribirle algo a un amigo que ya no esté presente. Es posible hasta construir un reloj de sol.

– ¿Cómo observas a las infancias de hoy que están conectadas tecnológicamente, cómo ves su relación con la tecnología? ¿Crees que los desconecta de su entorno, de la vida social?

– La presencia de lo digital y de la tecnología en la vida de los niños es una realidad irreversible que no se puede ignorar. La pregunta es cómo nos relacionamos con eso. No creo que la tecnología sea un villano, especialmente cuando se utiliza para apoyar diferentes lecturas y aprendizajes. Hay un tiempo para las pantallas y hay un tiempo para los libros. La tecnología, especialmente los móviles y los videojuegos, no son mis rivales, como tampoco lo son otros compañeros que escriben libros para niños. Solo llevo tres años como autor publicado y voy a construir un espacio para mis historias en un futuro cada vez más dictado por la tecnología. Así son las cosas.

No voy a luchar contra la tecnología, voy a luchar por mi literatura. Me gusta mucho que en Brasil la presencia de los libros sea muy fuerte en las escuelas. Contamos con programas gubernamentales de compra de libros de literatura para escuelas y bibliotecas públicas que no tienen paralelo en el mundo. Tengo grandes esperanzas en las escuelas, que generalmente es el lugar donde los niños brasileños entran en contacto con los libros. Desafortunadamente, las cosas son muy diferentes fuera de las escuelas, porque los índices de lectura entre los adultos brasileños son uno de los peores del mundo. Pero los niños leen, y aquí tenemos decenas de millones de ellos.

– ¿Cuáles son los temas que más te inspiran para escribir, de dónde nace la inspiración?

– Mis temas favoritos para escribir son la amistad, el amor, las cuestiones familiares y la libertad (creo que los niños necesitan saber que no existe una sola manera de ser y de hacer las cosas en este mundo). Casi siempre hay algo de realismo mágico en mis libros, son historias simples en la superficie y sólo en la superficie. Y están llenos de paisajes, son libros cinematográficos. Y me encanta hablar sobre el paso entre la infancia y la juventud.

Uno de mis temas narrativos favoritos es escribir sobre viajes de superación personal realizados por niños mayores (9-11 años) en un período de transición que puede ofrecer desafíos a medida que ellos comienzan a acercarse a la adolescencia. En mis libros, los niños pueden dar el paso siguiente en sus vidas.

Pero mi interés no está en las grandes transformaciones y en eventos que alteran una vida, sino en esos pequeños pasos que los niños de esa edad tienen que dar para crecer un poco más, para volverse un poco más seguros de sí mismos, para encontrar su propia voz e historia. Para las otras personas, desde el punto de vista de los demás, especialmente de los adultos, tal vez eso no parezca un gran paso, pero para ellos es muy importante poder hacerlo. Me gusta ver a mis personajes haciendo ese cambio. Y creo que cuando los lectores que luchan con sus propias vidas leen este tipo de historia, eso les ayuda a tener coraje, y tiene significado para ellos.

En cuanto a la inspiración, creo que ésta es la pregunta que la mayoría de la gente hace a los escritores: ¿de dónde vienen sus ideas? La inspiración es importante; las ideas también. Pero cuando leo un libro lo que más me llama la atención es el estilo del escritor, es cómo él trabajó no sólo la idea, sino la trama, sus personajes y sobre todo el lenguaje.

Hay libros míos que nacieron de una idea, de una imagen: uno de ellos, Dos islas, habla de la amistad entre un niño y un volcán, porque cuando comencé a escribir para niños miré hacia atrás en mi infancia y recordé haber hecho un volcán de arcilla en la feria de ciencias de mi escuela. Pero muchas ideas no se convierten en libros y hay libros llenos de ellas que simplemente no funcionan. Tener ideas puede parecer fundamental para un escritor, pero no sé si realmente es lo principal. De todas las maneras, la inspiración puede surgir de los recuerdos del pasado, de la observación del presente y también de las esperanzas y sueños para el futuro.

– ¿Cómo es el proceso de trabajo de creación de tus libros? Respecto a Un buen día, ¿cómo fue el proceso de trabajo con la ilustradora? ¿Te involucraste?

– Cada editorial tiene un proceso diferente, y por lo mismo cada libro lleva una historia diferente en cuanto a su creación. A veces los autores hablamos con los ilustradores, en otras ocasiones no; todo depende de la editorial. En el caso de Un buen día, las ilustraciones fueron una sorpresa para mí: un día recibí el archivo donde estaba el libro armado y me llevé una maravillosa sorpresa, pues el trabajo de la ilustradora es increíble: los personajes, el manejo de los colores, los escenarios. Me gustó tanto su trabajo que hicimos otro libro juntos.

Me involucro en cuerpo y alma en mis libros; incluso me involucré en las ediciones extranjeras de Un buen día: el libro fue traducido al turco a partir de mi versión en inglés, e intercambié muchos correos electrónicos con la editorial alemana y la editorial chilena para que tuviéramos el texto más cercano al libro brasileño y por lo tanto a mí visión. No pueden ser muchos los autores que dediquen ese tiempo a las ediciones extranjeras de sus libros (y fui yo quien las consiguió todas), pero creo que no hay nada que no haría por mis libros.

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