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Escritor uruguayo llega a Chile con libro sobre tres jóvenes charrúas desaparecidos en 1973

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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“Nosotros los vencidos”, de Fernando Butazzoni, será presentado este jueves por los periodistas Juan Pablo Meneses y Roberto Herrscher en la Plaza Ñuñoa a las 19:00 horas, en el marco del Festival Internacional del Libro y la Lectura de Ñuñoa, que se desarrollará del 29 de febrero al 3 de marzo.


Entre los 3.065 muertos y desaparecidos que dejó la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) también figuran numerosos extranjeros. Según información oficial, el terrorismo de Estado le costó la vida al menos a 29 personas extranjeras provenientes de Argentina, Bolivia, Ecuador, España, Uruguay, y otros países, que fueron asesinadas y 13 de ellos continúan como detenidos desaparecidos.

De los nueve uruguayos que desaparecieron en Chile durante la dictadura militar, siete eran militantes tupamaros, según un trabajo de Jimena Alonso, “Uruguayos en Chile: de la solidaridad al exilio (1970-1973)”.

Y tres de ellos son parte del libro “Nosotros los vencidos” (Penguin Random House), del escritor uruguayo Fernando Butazzoni (1953), que será presentado este jueves en la Plaza Ñuñoa por los periodistas Juan Pablo Meneses y Roberto Herrscher, a las 19:00 horas, en el marco del Festival Internacional del Libro y la Lectura de Ñuñoa, que se desarrollará del 29 de febrero al 3 de marzo, y cuyo país invitado es justamente Uruguay.

Reseña oficial

“Acorralados en Chile por las tropas de Pinochet, seis jóvenes uruguayos se lanzan a una expedición desesperada para escapar de sus perseguidores. Detrás vienen los comandos enemigos con helicópteros de combate y pelotones de fusilamiento. No hay lugar para el miedo ni tiempo para la espera. El palacio de La Moneda fue bombardeado. Salvador Allende está muerto. Ya comenzó la cacería”, señala la reseña oficial del texto.

El libro, continúa, “narra hechos reales que aún hoy resultan espeluznantes. Es la crónica de una persecución que provoca el colapso de una familia, pero es también la búsqueda de tres jóvenes desaparecidos hace medio siglo, el testimonio bajo juramento de un asesino, la prueba en un juicio manchado por las mentiras y el escándalo”.

Para este libro, Butazzoni regresa al Chile de su primera juventud y recorre otra vez los senderos de 1973. Y “dialoga con víctimas y verdugos, encuentra documentos que se creían perdidos y destapa secretos militares. Vuelve así a respirar aquel aire envenenado para contar la historia de una derrota que se convierte, gracias a la escritura, en el sueño de una victoria”.

Un libro chileno

“En realidad es un libro chileno, porque es un libro que se desarrolla íntegramente en Chile, cuenta una historia protagonizada por uruguayos, pero también por chilenos, así que me voy a sentir muy a gusto con las presentaciones”, anticipa el autor, que ya había escrito sobre Chile en un libro sobre la Operación Cóndor llamada “Las cenizas del cóndor”.

“En realidad yo tenía como una espina clavada porque cuando yo vivía en Chile, a principios del año 73, durante el gobierno de Allende, yo era un chiquilín, un muchachito, hace 50 años de eso, la situación era muy difícil y el golpe de Estado estaba en el horizonte, era algo que todos podíamos olfatear en el aire, así que a mí me pidieron, otros uruguayos, que yo si podía ir a un lugar que se llamaba El Cajón del Maipo, a ver si por ahí se podía cruzar hacia Argentina en caso extremo, a través de la cordillera, porque tenía la información de que había unos pasos. Así que fuimos, fuimos cuatro muchachitos, dos parejas, dos varones y dos mujeres, a San José de Maipo e intentamos hacer un recorrido por los caminos rumbo al este, es decir a Argentina, y estuvimos un fin de semana. Habremos caminado un par de kilómetros, se deben haber enterado hasta, no sé, en todos lados de que estábamos ahí y volvimos destrozados, y era en verano, así que yo informé, les avisé que por ahí era imposible cruzar”.

Sin embargo, tiempo después Butazzoni supo que hubo un grupo de uruguayos que cuando fue el golpe de Estado intentaron cruzar por ahí, “y me quedó el remordimiento de no haber sido tal vez lo suficientemente enfático o claro en mi advertencia de que por ahí no se podía cruzar”.

“Esos uruguayos que intentaron cruzar eran seis, de los cuales tres fueron desaparecidos en un cuartel que había en ese momento en Puente Alto, que era un regimiento de ferrocarrileros, al mando de un coronel llamado Mateo Durruti, Mateo Durruti fue el principal responsable de la desaparición, aunque también intervinieron otros militares, y cuando se produce la sentencia en el juicio a este señor, a Durruti, y a los otros altos mandos que estaban ahí, se me ocurrió que yo tenía que investigar eso y tenía que contar cómo había sido la historia”.

Según su investigación, en cuanto a los uruguayos sobrevivientes, fueron llevados al Estadio Nacional, donde fueron liberados como parte de un nutrido grupo de uruguayos por el mayor de Ejército Mario Lavanderos y entregados a la embajada sueca, liderada por Harald Edelstam. El propio Lavanderos fue asesinado tiempo después por otro militar en un recinto institucional.

“Esos tres que sobrevivieron se fueron para Suecia, los tres, y con ellos pude conversar después. (…) Por otra parte (en el grupo de liberados)  había de todo ahí, había unas monjitas que las habían hecho prisioneras en una población, había obreros que estaban trabajando en Chile, había bailarines de ballet, es decir, no era un grupo de revolucionarios que habían ido a Chile a hacer la revolución, sino que eran uruguayos que estaban en Chile por distintas razones. Bueno, todos esos se salvaron por un pelo de ser fusilados como fueron fusilados otros”.

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